Apple Watch Series 10: evolución sin revolución en el reloj inteligente más deseado

Como no puede ser de otra forma, porque así lo marca el ritmo de Cupertino, la compañía de la manzana presentó su nuevo Apple Watch en su keynote de septiembre, una cita ya fija en el calendario en la que conocemos el reloj de la firma junto a los próximos iPhone.

El Apple Watch Series 10 es un claro ejemplo de cómo Apple sigue una estrategia de evolución continua en lugar de revoluciones bruscas. Desde su lanzamiento original en 2015, el Apple Watch ha ido incorporando mejoras, pero la mayoría de estos cambios han sido graduales y el Series 10 no es una excepción.

Para muchos, este smartwatch sigue siendo la mejor opción del mercado por su profunda integración con el ecosistema de Apple, su pantallón, su rendimiento fluido y sus avanzadas funcionalidades de salud y fitness. Sin embargo, a primera vista, para quienes vienen de generaciones recientes, las diferencias pueden parecer mínimas. Entonces, ¿qué es lo que realmente ofrece esta nueva versión? Te lo cuento todo en este análisis.

Diseño y construcción

El Apple Watch es uno de los productos más continuistas de la marca —tanto en diseño como en la mayoría de los aspectos del dispositivo—. Apple ha ido introduciendo mejoras muy paulatinamente, pero de una generación a otra apenas podemos notar diferencias.

El Series 10 mantiene la estética que ha caracterizado a la línea desde sus primeras generaciones, lo que tiene varias implicaciones. Por un lado, aquellos usuarios que ya poseen correas de versiones anteriores pueden seguir utilizándolas, lo cual es un alivio en términos económicos y de comodidad. Sin embargo, esta continuidad también significa que, a nivel de diseño, no hay grandes sorpresas.

Evidentemente, desde el primer reloj inteligente de los de Cupertino hasta el que hoy tenemos entre las manos cambios ostensibles. Pero los usuarios familiarizados con el aspecto del Apple Watch no notarán cambios radicales, aunque sí se observan mejoras sutiles en los detalles.

Una de las cosas que notamos de primeras en esta generación es que la caja del smartwatch ha crecido: ahora se puede elegir entre 42 y 46 milímetros, uno más en cada tamaño con respecto al Series 9. Este incremento, aunque pequeño, es perceptible en la muñeca y permite una mejor visualización de la pantalla sin aumentar significativamente las dimensiones del dispositivo. Este rediseño ha sido posible gracias a los bordes curvados de la nueva pantalla, lo que maximiza el espacio de visualización sin hacer el reloj más voluminoso.

Te preguntarás si un milímetro realmente se puede notar. Yo personalmente sí lo noté al cambiar de uno a otro. Es un cambio mínimo, pero se aprecia.

Tenemos dos modelos: aluminio en tres colores —plata, negro y oro rosa— y titanio de calidad aeroespacial pulido, también en tres colores —natural, oro y pizarra—.

El modelo de aluminio adelgaza y en esta generación pesa solo 36 gramos. Y la construcción en titanio permite que el Series 10 sea casi un 20% más ligero que el Series 9 de acero inoxidable, sin renunciar a resistencia, según Apple. Eso sí, como ya sabes, si te gusta el de titanio tendrás que rascarte más el bolsillo.

Ya que menciono la resistencia, tiene resistencia al agua de 50 metros y podemos nadar o hacer esnórquel con el reloj —no bucear—. Además, mantiene la certificación IP6X de resistencia al polvo, lo que refuerza su durabilidad en entornos más exigentes. En mi tiempo de pruebas no se ha rayado, pero por experiencia sé que acaba pasando con el tiempo.

Otra de las grandes novedades es que el Apple Watch Series 10 es el smartwatch más delgado que ha hecho la compañía hasta la fecha, con sus 9,7 milímetros de grosor. Concretamente, es casi un 10% más fino que el Series 7, el Series 8 y el Series 9.

Pantalla

La pantalla es probablemente el componente que más destaca en este modelo. Apple ha incrementado significativamente el brillo máximo de la pantalla hasta 2.000 nits, una mejora sustancial que se nota especialmente en exteriores. En situaciones de mucha luz solar, como cuando sales a correr o simplemente caminas por la calle, la pantalla se mantiene perfectamente visible, incluso cuando se mira desde ángulos difíciles.

Esto es una de las cosas que más he notado en el día a día. Y también una de las que más me ha gustado. En la calle se ve de escándalo, incluso aunque la mires de refilón. De hecho, la firma asegura que es hasta un 40% más brillante desde cualquier ángulo.

Otra mejora importante en la pantalla es el brillo mínimo, que puede reducirse hasta 1 nit. Esto es especialmente útil en situaciones de baja luz, como por la noche o cuando te despiertas y no quieres que una pantalla brillante te deslumbre. Esta capacidad de ajustar el brillo hasta niveles tan bajos es una característica pequeña pero muy apreciada en el día a día.

La tecnología detrás de la pantalla es OLED Retina LTPO3 y, con un tamaño de 1,96 pulgadas, ofrece una experiencia visual impresionante. La pantalla siempre activa también se ha mejorado e incluye nuevas funciones.

Según los datos de la compañía, la pantalla del Series 10 es la más amplia en un Apple Watch: hasta un 75% mayor que la del Series 3 y hasta un 30% mayor que la del Series 4, 5, 6 y SE.

En el uso cotidiano, esto se traduce en la capacidad de ver más datos y notificaciones de un vistazo. Para que te hagas una idea del cambio con respecto a la generación anterior, entra una línea más de información en la pantalla.

Rendimiento

Como de costumbre, los de Cupertino han subido de nivel el procesador de su reloj: este año tenemos el S10, que viene con Neural Engine de cuatro núcleos integrado.

Ambos elementos combinados hacen posible que el Series 10 tenga prestaciones inteligentes como el gesto de doble toque, Siri en el dispositivo, el dictado y la detección automática de entrenamientos; prestaciones de seguridad como la detección de accidentes y caída o herramientas útiles como la app Traducir en el propio reloj.

El rendimiento en general es otro de los puntos fuertes del Apple Watch Series 10. El nuevo chip S10, combinado con el Neural Engine de cuatro núcleos, permite una ejecución fluida de todas las aplicaciones y funciones del reloj. Durante mi prueba de casi un mes, no he experimentado ningún tipo de lag o retraso, algo que se agradece enormemente en un dispositivo que depende de una experiencia de uso ágil.

Además, tenemos 64 GB de capacidad. Yo esto lo uso para llevar música en el reloj por si alguna vez quiero salir sin móvil y así poder escuchas algunas canciones con los auriculares conectados.

Me gusta también que ahora Siri se procesa en el propio dispositivo, en lugar de conectarse al móvil para después responder, lo que significa que el asistente hace su trabajo más rápido y más ágilmente.

Software y experiencia de usuario

Una de las principales novedades es la nueva app Constantes Vitales, que sirve para comprobar rápidamente las principales métricas y tener una visión más completa sobre tu estado de salud general.

Cuando dos o más métricas sobrepasan el rango de sus valores normales, los usuarios pueden recibir una notificación, así como un mensaje donde se detalla cómo esas alteraciones pueden estar relacionadas con factores como los cambios de altitud, el consumo de alcohol o alguna patología.

Otro cambio que me ha gustado es tener más opciones para personalizar los anillos de Actividad. Ahora se pueden ajustar según el día de la semana, de forma que se adaptan mejor a tus horarios. Y, si un día lo tienes planificado como descanso en el entrenamiento, ahora puedes poner en pausa los anillos —durante un día, una semana, un mes o incluso más tiempo si quieres— sin que afecte a tus premios y rachas.

Servicios como la detección de caídas o el aviso de llegadas, que ningún otro fabricante —o al menos ninguno que yo conozca— tiene, siguen estando en el Apple Watch y son muy agradecidos.

Por supuesto, la precisión en las mediciones de salud y en el ejercicio siguen siendo de las mejores que he probado también. En esta generación y como novedad se incluyen sensores de temperatura de la piel, un profundímetro y un sensor de temperatura del agua.

Más allá de los datos sobre el papel que proporciona Apple, la realidad es que la experiencia de uso es asombrosamente fluida y da gusto manejar el smartwatch, con el que en ningún momento durante mis pruebas he experimentado ningún tipo de lag ni esos molestos tirones que hacen que cuando estás manejando una pantalla te decepciones. Es una maravilla y va como la seda.

Esto mismo ocurre con la corona, el manejo y la sensibilidad son estupendos. Aunque aquí lo cierto es que no he notado cambios con respecto a la generación anterior. Tampoco hay novedades con respecto al botón, que sigue funcionando bien, pero que no tiene nuevas funciones asignadas.

Y, por supuesto, de nuevo encontramos el gesto de doble toque, que en mi experiencia diaria puede ser útil en determinados momentos —por ejemplo yo lo uso mucho para terminar entrenamientos o para coger llamadas—, aunque tampoco ha terminado siendo una revolución en mi vida.

Sonido

Uno de los elementos que se han introducido como novedad en esta generación son unos altavoces mejorados. Sinceramente, no creo que nadie vaya a escuchar música directamente a través de su reloj, pero desde luego si alguien quisiera hacerlo este sería el dispositivo adecuado. No te voy a engañar: no es el mejor sonido que he escuchado en mi vida, pero puede valer en un apuro. Y desde luego se nota en el tema de las llamadas: ahora si no tenemos el móvil a mano y cogemos una llamada directamente desde el reloj y sin auriculares la vas a oír bastante mejor.

En este sentido, como los micrófonos internos también se han mejorado, he podido percibir una mejora significativa en lo que son las llamadas con el dispositivo. Y me ha gustado bastante, porque en mi caso personal no son pocas las veces que me llaman y no tengo cerca el teléfono o mis manos están ocupadas, así que es una mejora que he agradecido mucho.

Batería y autonomía

Hablemos del elefante en la habitación: la batería del Apple Watch sigue sin mejorar en esta generación. El reloj ofrece una autonomía de 18 horas, que si bien son suficientes para aguantar el día incluso en jornadas más intensas de entrenamiento o uso de GPS, sigue siendo escaso con respecto al mercado, que da cada vez más pasos hacia olvidarte del cargador contando la autonomía no en horas, sino en días —y algunos llegan a fardar de semanas—.

Como punto positivo, eso sí, Apple ha introducido una carga rápida que se agradece mucho: si lo cargas todos los días, en menos de media hora, unos 20 minutos, tienes el reloj al 100% de su capacidad —porque entendemos que no estaba descargado del todo—.

Estos son los datos que ofrece Apple: 15 minutos de carga proporcionan hasta 8 horas de uso normal, 8 minutos de carga son suficientes para 8 horas de control del sueño y se alcanza el 80% de su autonomía con unos 30 minutos de carga.

En mi opinión, dado que los usuarios de Apple Watch han ‘asumido’ que tienen que cargar su reloj casi todos los días, creo que la compañía ha renunciado de momento a hacer grandes cambios en este terreno, enfocándose más a los sensores, la pantalla y el software pare mejorar la experiencia.

Resumen

El Apple Watch Series 10 sigue la tendencia de los últimos años: evolución sin revolución. Aunque no introduce cambios drásticos respecto a sus predecesores más inmediatos, las mejoras en la pantalla, el rendimiento y las funcionalidades de salud hacen que sea una actualización atractiva para aquellos que vengan de modelos más antiguos o que busquen su primer Apple Watch.

Los usuarios que ya poseen un Apple Watch Series 8 o Series 9 probablemente no encontrarán suficientes razones para actualizarse a esta nueva versión, ya que las diferencias son mínimas. Sin embargo, si vienes de una versión más antigua o si estás buscando adentrarte en el mundo de los smartwatches teniendo un iPhone, el Series 10 ofrece una experiencia robusta y fluida, con una integración perfecta en el ecosistema de Apple.

¿Conclusión? Si vienes de la generación anterior no vas a notar grandes cambios, tampoco incluso si vienes de dos o tres modelos más allá. Como decía al principio, se trata de uno de los dispositivos de Apple más continuista y moderado en cuando a modificaciones, de manera que suele haber pocas sorpresas de un año a otro.

Personalmente, me encanta su pantalla, lo bien que se ve y lo fluida que va. Creo que es la mejor que he probado en un smartwatch. También creo que su procesador y su uso son, si no los mejores del mercado, casi los mejores.

El diseño también me gusta y en mi opinión una forma cuadrada aprovecha mucho mejor la pantalla. No obstante, creo que en el mercado debe haber otras opciones y de hecho para mi gusto los relojes redondos suelen ser mucho más bonitos y estéticos, además de romper con lo que normalmente ves en las muñecas de los demás —todo el mundo lleva un Apple Watch o un reloj que lo imita—. En ese sentido, creo que hay poca diferenciación, pero porque a Apple no le hace falta, ya que es el rey del segmento.

Los mayores inconvenientes siguen siendo el precio y la batería que, a pesar de la carga rápida mejorada, no ofrece la autonomía que algunos de sus competidores sí garantizan.

¿Lo recomiendo? Sin duda, si eres usuario nuevo o vienes de un Apple Watch 6. Y si te lo puedes permitir, claro. Porque no olvidemos que el precio mínimo que vas a pagar por él son 449 euros.

Y desde luego lo recomiendo si tienes iPhone, porque al final, como ocurre con todas las marcas, cuantos más dispositivos conectados del ecosistema tienes mejor y más natural y fluida será la experiencia de usuario. Lo que no significa que sea restrictivo, ya que yo he llevado el móvil de Apple con smartwatches de otras marcas y he disfrutado de ellos también en casi su máximo esplendor. Y viceversa: he llevado Apple Watch con móviles que no son iOS y me ha gustado casi lo mismo.

Pero la realidad es que siempre hay alguna funcionalidad o algún servicio que está limitado solo a los dispositivos del mismo ecosistema.

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