La impotencia que los vecinos de Paiporta mostraron el pasado domingo por las pérdidas humanas y materiales causados por la DANA y así como el desasosiego, el sentimiento de abandono y, en consecuencia, la frustración con las administraciones que han ido transmitido miles de españoles y voluntarios durante el fin de semana sirvieron para que el principal grupo de la oposición recogiera el cable. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, salió este lunes a pedir un alto al fuego político y tender la mano al Gobierno pocos días después de reprocharle la "soledad y limitaciones" de los presidentes autonómicos. No obstante, al mismo tiempo que enarbolaba la bandera de la altura política, el popular no dejó de hacer oposición. En definitiva, Feijóo tomó una doble vertiente en el que agita la bandera blanca sin dejar de presionar a Sánchez recordándole cuáles son sus competencias y exigiéndole que asuma el mando.
"Mis diferencias con el presidente del Gobierno son evidentes y no se están acortando en estos días, pero es tiempo de ocuparnos únicamente en la reparación de lo que aún se puede reparar; es el momento de arrimar el hombro". De este modo, el popular prometió poner todo se su parte para que la política esté a la misma altura de las circunstancias y a la altura del pueblo porque "mucha gente siente que hasta ahora no lo ha estado". Su reflexión partía de que "es necesaria una política útil, humilde, autocrítica, colaborativa y sincera que le devuelva su verdadero significado de servicio" y que "corresponde a todos los políticos estar a la altura también y para ello no hay excusa ni justificación de los errores del adversario". Por ello, él mismo prometió no volver a caer "en nuevas críticas al Gobierno".
Dicho esto, Feijóo fue entremezclando los mensajes de paz con avisos al Gobierno de Pedro Sánchez durante su declaración institucional que pronunció seis días después de la tragedia. Por un lado, acusó al PSOE de embarrar la política: "Que nadie pretenda que participemos en ningún relato partidista que señale a ciudadanos por contar su verdad. Ya basta de tanto relato con la realidad que estamos sufriendo". Y por otro, puso la responsabilidad de la tragedia sobre el Gobierno central: enfatizó en que "el Estado tiene información y mecanismos de sobra para una inyección directa y sin burocracia" y dijo que lo "mínimo" es que "las víctimas no tengan que pedir ayuda en la situación" en la que están.
Llegado a este punto, el líder del PP exigió por enésima vez que el Gobierno declare la emergencia nacional para que sea este el que asuma las competencias en lugar de la Generalitat Valenciana, que es el territorio que con diferencia ha sido el más afectado por la gota fría. Todo ello choca también con el silencio del presidente autonómico Carlos Mazón, quien pudiendo haber solicitado esta declaración ha optado por pedir únicamente la colaboración de los ministerios y de la UME. El jueves pasado, Feijóo posó junto a él y pidió esto mismo en su presencia, pero el barón popular evitó pronunciar las mismas palabras que su líder de partido. Tampoco lo hizo este lunes, pese a la insistencia de Feijóo. Desde la Generalitat Valenciana evitan pronunciarse sobre esta fórmula.
Mientras tanto, en Génova la defienden a capa y espada. Fuentes populares sostienen que es una medida que no tiene por qué implicar que Mazón pierda la gestión y que, de hecho, sus diferencias políticas no son con el presidente autonómico del PP sino con el presidente socialista. "Una cosa es que defendamos la situación de emergencia nacional que habilite al envío de medios inmediatos y otra es que planteamos relevar a Mazón", defienden. También evitan aclarar si la estrategia de Feijóo está coordinada con su barón popular: "Feijóo está diciendo lo que haría si fuera presidente del Gobierno". De este modo, desde Génova pretenden conjugar la presión al Gobierno con el apoyo a Mazón y al tiempo que rebajan el tono político.