El despertar geopolítico de la UE empieza con el whisky

"Europa se tiene que hacer cargo de sí misma", se repetía y se repite en Bruselas: reto aceptado, ya no solo con palabras, sino también con hechos. La Unión Europea todavía tiene muchas lagunas y al mismo tiempo va aceptando el nuevo mundo a base de golpes, aunque parece lista para levantarse de ellos. Se habla mucho de Defensa, con un plan ya sobre la mesa; pero ese continente está, aún, falto de contenido. Donde sí ha lanzado el órdago la UE es en el plano comercial: Donald Trump prevé aranceles contra Europa, pues el bloque comunitario responde con lo mismo, y eso, en cierto modo, demuestra que la apuesta por la autonomía estratégica ya va en serio.

Y sí, puede sonar simpático, pero por ahí se empieza: en las medidas "recíprocas" de la UE contra EEUU se incluyen productos como el bourbon, componentes para motos o barcos, etc. Es una vuelta al pasado, porque son elementos que ya estuvieron en vigor entre 2018 y 2020, lo que fue la primera parte de esta batalla. Ahora el contexto es diferente porque la UE ya no puede depender de Washington, no solo a nivel de seguridad, sino también en clave de 'amistad'. Si otros actores usan un lenguaje duro Europa tiene que aprender a hablarlo, porque los aranceles pueden parecer solo la punta del iceberg pero en realidad demuestran (o no) que la Unión sabe de qué va ahora el tema.

"La Unión Europea debe actuar para proteger a los consumidores y a las empresas. Las contramedidas que adoptamos son enérgicas pero proporcionadas. Como Estados Unidos está aplicando aranceles por valor de 28.000 millones de dólares, estamos respondiendo con contramedidas por valor de 26.000 millones de euros. Esto coincide con el alcance económico de los aranceles de Estados Unidos", insistió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula der Leyen, en su declaración sobre el asunto, al mismo tiempo que incidió en que Bruselas está "abierta a negociaciones" y a alcanzar un acuerdo con la Administración Trump.

Siempre se ha hablado del poder blando de la UE, porque el duro, en realidad, no existía. Ahora empieza a asomar. El rearme de Europa incluye también por ejemplo aparcar la ingenuidad. "Y las estrategias que se planteen tienen que ser también para el largo plazo", comentan las fuentes comunitarias consultadas. ¿Esto qué quiere decir? Que no se trata de una cuestión de si Trump está o no en la Casa Blanca, o de si después de él vuelve el tono conciliador de Biden, que tampoco tuvo una 'amabilidad' total en las relaciones con la Unión.

"No nos queda otro remedio que responder", concluyó el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic. Hay espacio para la negociación, repiten en Bruselas; pero mientras, al choque. En el mejor de los casos, algunas voces en la UE abogan por aplicar, llegado el momento, la 'doctrina Sinatra': my way. Es decir, priorizar lo 'made in Europa' en aspectos como la producción de medicamentos críticos, la producción en Defensa u otros sectores como el del automóvil. De eso va a el llamado paquete omnibús que ha empezado a desgranar estas semanas la Comisión Europea. En paralelo, otra doctrina: la que se aplica con China, cooperar en lo que se pueda y confrontar en aquello que haga falta.

La Unión Europea es una potencia comercial; ni un actor defensivo, ni preparado desde el punto de vista militar, ni un bloque preparado para tener un ejército común. Pero sí un protagonista económico. Por ahí empieza el despertar geopolítico del que tanto se habla. Josep Borrell dijo en su momento que la UE precisamente "no puede ser solo una potencia comercial", pero ahora es lo que es, y tiene que aprovecharlo mientras construye otras partes de su 'personalidad'. "Trump gobierna como si el mundo fuera una empresa", recalcan desde su vuelta algunos expertos; con lo que quizá no cuenta es que, a nivel de aranceles, la UE tiene herramientas para responder que en otras áreas todavía desconoce. Por eso la velocidad de Bruselas.

En cierto modo, el (casi) temor en EEUU ya ha empezado. El director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la UE (AmCham EU), Malte Lohan, fue bastante rotundo en el comunicado que emitió tras el anuncio de Bruselas. Dice que el daño de las medidas "será severo" y avisa de que no tienen nada de positivas: "Solo dañarán el empleo, la prosperidad y la seguridad de ambas partes del Atlántico". Por eso pide que ambas partes se sienten en la mesa de negociación, algo que la UE tiene en mente... hasta el 1 de abril, que es cuando entrarían en vigor los aranceles.

"No solo necesitamos la paz entre nosotros, sino construir una defensa común. No para amenazar o conquistar, sino para disuadir cualquier ataque del exterior, impulsado por el odio contra una Europa unida. Esta es la tarea de nuestra generación", expuso en su momento Alcaide de Gasperi, uno de los padres fundadores de la UE. Pero la defensa común no va solo de lo militar, también de proteger intereses y marcar territorio. Por eso el inicio del camino tiene que hacerse con herramientas que están en la mano y que ya han funcionado, se apliquen al whisky y no todavía con un pensamiento defensivo completo. Todo a su tiempo.

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