"Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás". Con esta frase, los sacerdotes marcan la frente de los fieles durante el Miércoles de Ceniza, que supone el inicio de la Cuaresma -símbolo de reflexión y preparación para la Semana Santa-. Se trata de un día en el que los cristianos manifiestan su arrepentimiento y deseo de conversión a Dios a través de la oración y el ayuno, y cada año tiene lugar en la semana posterior al fin de semana de Carnaval.
Aunque la Biblia no detalla exactamente este primer día de los cuarenta de preparación para la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, sí que hay muchos casos de este acto de arrepentimiento en el Antiguo Testamento.
Las cenizas y los cuarenta días, en la simbología
Cuarenta porque, según la religión cristiana, fueron cuarenta los días que Jesús pasó en el desierto en ayuno y oración. También cuarenta días duró el Diluvio Universal en tiempos de Noé y cuarenta años pasó el pueblo de Israel vagando por el desierto antes de entrar en la Tierra Prometida.
Por su parte, la marca con ceniza viene de una antigua tradición hebrea, en la que los judíos se cubrían con cenizas después de haber pecado o como preparación para algún acontecimiento señalado.
La ceniza se obtiene de las hojas de palma quemadas durante los oficios del Domingo de Ramos (primer día de Semana Santa) del año anterior, que conmemoran la llegada de Jesús a Jerusalén una semana antes de ser crucificado y resucitado. Se cree que los residentes le dieron la bienvenida agitando hojas de palma.
¿Por qué se prohíbe la carne?
Originalmente, los cristianos que observaban la Cuaresma solo podían hacer una comida al día y tenían prohibido comer carne o pescado durante todo el periodo. Sin embargo, esta tradición fue suavizada por los católicos a mediados del siglo XX, en torno a la Segunda Guerra Mundial, aunque muchos siguen respetando la versión más estricta del ayuno los viernes de Cuaresma.
Hoy en día, el ayuno continúa vigente en Viernes Santo y el Miércoles de Ceniza, pero la abstinencia y la abstinencia de comer alimentos preparados con carne (tanto roja como blanca, así como embutidos) se reduce a los viernes y al Miércoles de Ceniza. Sí se permite el consumo de otros productos de origen animal como el huevo, la leche y la miel.
La carne se relaciona con el cuerpo sacrificado de Cristo y comerla supone una falta de respeto. De hecho, según los expertos, "la Iglesia Católica eligió la carne porque era el producto más caro y no ingerirla permite ahorrar para donar el dinero a los necesitados".