Sobre las calles calcinadas de Los Ángeles, tras los devastadores incendios forestales que aún continúan activos, reposa ahora una capa de polvo de color rosa que contrasta con la tragedia que ha dejado, por el momento, 25 fallecidos y 16.000 hectáreas de terreno abrasadas, una extensión mayor que la de la ciudad de París.
Un retardante fucsia contra el fuego
En un esfuerzo colosal por contener los incendios, aviones y helicopteros sobrevuelan las zonas afectadas, rociando tras de sí una sustancia rosa que actúa como retardante contra el fuego. Se trata del Phos-Chek, un producto producido por Perimeter, que lleva usándose en Estados Unidos para combatir incendios desde 1963.
La fórmula exacta de Phos-Chek no es del todo conocida, aunque la empresa ha afirmado que la mezcla consiste en un 80% de agua, un 14% de sales de tipo fertilizante y un 6% de agentes colorantes e inhibidores de la corrosión. Además, el rosa cumple una función: ayudar visualmente a los pilotos y bomberos en su trabajo de contención.
Concretamente, este polvo rosa forma una barrera química que enfría la vegetación y agota el oxígeno necesario para alimentar el fuego, ralentizando su combustión y limitando su expansión, según el Servicio Forestal de EE.UU.
La cara más oscura del Phos-Chek
Más allá de sus beneficios, hay estudios que demuestran que el uso de esta sustancia puede tener graves consecuencias sobre el medio ambiente, por eso, en 2022, los Empleados del Servicio Forestal por la Ética Ambiental interpusieron una demanda a la agencia federal por violar las leyes de agua limpia del país, al arrojar retardantes de fuego químicos desde aviones sobre los bosques.
De hecho, el jefe de bomberos del condado de Orange, Brian Fennessy, reconoció las desventajas del uso de retardantes, incluido el daño a la vida acuática si se derraman en los cursos de agua. Sin embargo, dijo que no existe por el momento un sustituto para los retardantes cuando se trata de combatir incendios forestales.
En el estudio de la USC, publicado en Environmental Science & Technology Letters, McCurry y sus colegas investigadores probaron 14 extintores de incendios -todos ellos comprados en el mercado libre porque los fabricantes se negaron a proporcionar muestras- y comprobaron que cada uno contenía al menos ocho metales pesados.
El Phos-Chek LC-95W en particular, tenía concentraciones "potencialmente alarmantes" de varios metales, incluidos cromo, cadmio y vanadio, que, según el experto, podría clasificarse como residuo peligroso según las regulaciones federales y de California.
"La exposición crónica a estos metales se ha relacionado con cáncer, enfermedades renales y hepáticas en humanos, pero los posibles efectos nocivos sobre el medio ambiente son probablemente más preocupantes, en particular cuando el retardante entra en las vías fluviales", afirmó.