Las trabajadoras más veteranas no solo se enfrentan a una brecha de edad en el mercado laboral, sino también a marcadas brechas de género. Aunque las mujeres son mayoría entre los mayores de 55 años, su inserción en la vida activa es menor que la de los hombres en este tramo de edad y el volumen de desempleadas es mayor que el de hombres sénior en busca de empleo. Esta es una de las seis brechas de género sobre las que pone el foco el IV Mapa de Talento Sénior, un estudio presentado este martes por la Fundación Mapfre y ClosinGap, que evidencia las múltiples aristas de las brechas de género entre los trabajadores y trabajadoras mayores de 55 años, que constituyen la franja de edad en la que existe una mayor diferencia salarial.
Uno de cada cinco parados en España supera los 55 años. Este colectivo ha pasado de representar el 6,7% del total de desempleados en 2008 a alcanzar el 19% en 2023, con un total de 536.000 personas mayores de esa edad en busca de empleo. En los últimos quince años no solo ha aumentado el volumen de parados sénior, sino que lo ha hecho especialmente entre las mujeres, que son ya mayoría. En España se contabilizan 297.200 mujeres desempleadas de entre 55 y 69 años frente a 234.100 hombres. La tasa de paro femenina en este grupo de población alcanza el 13%, cinco puntos por encima del 8,78% de la masculina.
En la misma línea, la tasa de actividad es menor entre las mujeres, pese a haber crecido más la ocupación femenina en los últimos años. Desde 2008, el volumen de mujeres en disposición de trabajar ha aumentado un 150%, mientras que el de hombres ha crecido un 60%. Aun así, la tasa de empleo femenina entre la población de 55 a 69 años es doce puntos inferior (41,8% frente al 53,8%). "Se tardará tiempo en colmar esta desigualdad, que es mucho mas reducida en las franjas de edad más jóvenes. La incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido más tardía y eso, pese a que las mujeres reducen distancias, se nota todavía en la población sénior", apunta el informe, que matiza que, aunque hay menos mujeres sénior trabajando, su nivel de cualificación es algo mejor, con más de un 40% de ocupadas con título universitario.
Entre quienes sí trabajan, las retribuciones de las mujeres son generalmente más bajos, con una diferencia salarial del 14,4% en la población de entre 55 y 64 años. Este agujero se ha reducido significativamente en los últimos diez años. En 2011, la brecha era del 51,9%. No obstante, los trabajadores sénior son en los que se detectan diferencias más abismales, que se disparan hasta el 27% entre los mayores de 67 años. En el otro extremo de la vida laboral, por ejemplo, entre los ocupados de 25 a 34 años la diferencia salarial entre hombres y mujeres es de apenas un 1,3%.
Esta disparidad es el resultado de la incorporación tardía de la mujer al mundo laboral y de las diferentes características en el empleo sénior entre hombres y mujeres. El 91% de las mujeres de más de 55 trabaja en el sector servicios -sobre todo en Sanidad y Educación- y el 18% de las ocupadas sénior tienen trabajos a tiempo parcial, mientras que entre los hombres la proporción es del 5%. En cambio, la presencia femenina en puestos de responsabilidad es menor. Según el informe, hay dos veces y media más de hombres que de mujeres en categorías de directores y gerentes. No solo la presencia es menor, sino también su visibilidad. El 60,6% de los encuestados considera que trabaja con "pocas" mujeres mayores de 55 años.
Además, la brecha es también significativa en el trabajo por cuenta propia, que da empleo al 24,5% de los hombres de más de 55 años frente a un 15,18% de las mujeres. De hecho, el número de autónomos sénior varones duplica al de mujeres con 643.000 hombres de entre 55 y 69 frente a 353.000 mujeres. Asimismo, destaca el menor nivel tecnológico de las iniciativas emprendidas por las mujeres: los hombres concentran el 91,3% de los proyectos de nivel tecnológico alto o medio. "Las emprendedoras sénior son más conservadoras en cuanto a previsión de creación de empleo que los hombres, también en cuanto a previsión del alcance de sus proyectos, en tamaño de equipo y en cuanto al porcentaje de exportación", añade el informe.
Para acortar estas brechas, el estudio de la Fundación Mapfre y ClosinGap propone iniciativas como el desarrollo de planes de desarrollo profesional, incluir programas de retorno a la carrera, eliminar sesgos de edad y género en la selección de personas, crear entornos laborales flexibles e implementar programas de capacitación y mentoría intergeneracional, entre otras. Asimismo, también valora favorablemente medidas puestas ya en marcha por algunas compañías como la promoción de segundas carreras, impulsar trabajos a tiempo parcial, incentivar el trabajo autónomo, dar mayor visibilidad a las trabajadoras mayores y favorecer bonificaciones del 100% para empresas que contraten a mujeres mayores o para aquellas que deseen emprender a partir de los 50 años.