1.000 días de guerra en Ucrania: Zelenski se aferra a Kursk como moneda de cambio ante un hipotético alto el fuego todavía lejano

Este martes se cumplen 1.000 días de guerra en Ucrania y por primera vez se empieza a hablar tímidamente de un posible alto el fuego, algo que no ocurría desde que los acercamientos diplomáticos volaron por los aires en los primeros meses de la invasión rusa.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha reactivado esa ilusión porque el presidente electo de EEUU ya ha dejado claro que no tiene interés en mantener viva la contienda, y Rusia se ha mostrado abierta a entablar negociaciones con la nueva administración norteamericana. También desde Europa se han reactivado los esfuerzos diplomáticos, como lo demuestra la llamada del canciller alemán, Olaf Scholz, a Vladimir Putin de este viernes, su primer contacto en dos años.

Sin embargo, el fin de las hostilidades es un camino todavía lleno de incertidumbre porque ni Kiev ni Moscú parecen dispuestos a ceder territorio y la autorización de Joe Biden a Ucrania para usar armas estadounidenses de largo alcance contra territorio ruso podría llevar el conflicto hacia una nueva escalada bélica. "Es evidente que la administración saliente en EEUU tiene intención de continuar echando leña al fuego y seguir provocando una escalada de la tensión en torno a este conflicto", advirtió este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Lo que sí es una evidencia es que Ucrania y Rusia han incrementado su esfuerzo bélico desde hace meses, en un intento de obtener una posición más ventajosa en caso de que finalmente se produzcan esas negociaciones de paz.

Después de más de un año con el frente prácticamente estancado, Ucrania sorprendió el pasado mes de agosto lanzando una ofensiva en la región rusa de Kursk, que le permitió hacerse con más de 1.000 kilómetros cuadrados de ese territorio, principalmente en el raión de Sudzha. Fue un duro golpe para el Kremlin, que ha tenido que desviar parte de su esfuerzo de guerra e incluso ha recurrido a soldados norcoreanos para tratar de recomponer su integridad territorial.

Con más de 50.000 efectivos destinados a Kursk, Rusia ha logrado recuperar parte de su territorio perdido, expulsando a las tropas ucranianas del área de Korenevo y Snagost, y se estima que Ucrania solo controla ahora la mitad del terreno que conquistó en agosto. No obstante, a pesar de ese retroceso, las tropas de Zelenski se han hecho fuertes en la ciudad de Sudzha y el presidente ucraniano pretende mantener su presencia en territorio ruso, consciente de su alto valor estratégico como moneda de cambio en caso de tener que aceptar cesiones territoriales en su país.

Sin embargo, Juan Rodríguez Garat, almirante del Ejército español en la reserva y analista bélico, no cree que Ucrania pueda mantener en su poder ese territorio ruso: "Una de las razones de Zelenski para lanzar esa ofensiva fue debilitar la autoridad de Putin y hacerle ver al pueblo ruso que la guerra no está ganada, pero ni siquiera el siempre optimista Zelenski puede pensar que va a mantener sus posiciones en Kursk hasta el final de la guerra".

"Cuando Ucrania vea que no tiene sentido mantener aquellas posiciones, las abandonará, porque no puede permitir que 10.000 soldados ucranianos se queden encerrados en Kursk y tengan que rendirse", añade. No obstante, recalca que para Rusia tampoco va a ser fácil recuperar Kursk, si no se produce la retirada ucraniana: "Rusia ha demostrado que solo sabe conquistar ciudades destruyéndolas por completo, como ocurrió en Bajmut, pero ahora no puede hacer lo mismo porque estamos hablando de ciudades y pueblos rusos".

Avances rusos en el área del Donbás

Pero a pesar del golpe sufrido en Kursk, Rusia ha reactivado su ofensiva en el Donbás y en los últimos meses ha hecho progresos en la línea de frente. Tras conquistar en febrero la ciudad de Avdivka, su mayor victoria militar desde la toma de Bajmut en mayo de 2023, el ejército ruso ha progresado hacia el oeste con la toma de Selidove y este lunes anunció la toma de Novooleksiivka, un paso más en su intento de conquistar Pokrovsk, importante núcleo de transporte de la región de Donetsk.

El ISW (Institute for the Study of War), think tank estadounidense que monitoriza la guerra de Ucrania, habla de "ocho meses de avances lentos, pero constantes en la región occidental de Donetsk", aunque Rusia también ha incrementado la presión en la región de Lugansk, concretamente en el área de Kreminna. El ISW recalca que para Putin es un "objetivo prioritario" la toma completa de las regiones de Donetsk y Lugansk y, citando fuentes occidentales y ucranianas, indica que Moscú esperaba cumplir ese objetivo para finales de este año.

"Desde que terminó el contraataque ucraniano, en noviembre de 2023, Rusia ha vuelto a recuperar la iniciativa y está presionando en todos los frentes. Sus tropas están avanzando, pero con un gran coste y a un ritmo muy lento. Desde la conquista de Avdivka se habla de la toma de Pokrovsk, pero ya estamos en noviembre y esa toma todavía no se ha producido. De hecho, cada ciudad conquistada que anuncia Rusia es de menor importancia que la anterior", dice el almirante Garat.

Las tropas rusas están avanzando en el Donbás, pero con un gran coste y a un ritmo muy lento"

El propio Zelenski publicó este lunes un vídeo en su cuenta de Twitter, en el que aparece visitando a sus tropas en Pokrovsk, demostrando así que la ciudad sigue en manos ucranianas. "Solo gracias a la fuerza de nuestros soldados, el Este no ha sido ocupado completamente por Rusia", dijo en ese mensaje.

Según fuentes militares británicas, Moscú ha logrado recuperar unos 1.500 kilómetros cuadrados en el Donbás en los últimos dos meses, pero ha pagado un alto coste en vidas, ya que en octubre sufrió una media de 1.500 bajas diarias.

En cualquier caos, la ofensiva rusa no se limita al Donbás porque también se ha reactivado en el oblast de Járkov. De hecho, la inteligencia británica ha constatado este fin de semana que Moscú ha redoblado sus ataques contra Kupiansk, el segundo centro ferroviario más importante de la región después de la capital.

Ucrania liberó esta ciudad en septiembre de 2022, pero ahora vuelve a estar bajo la presión de la artillería rusa y, según la agencia TASS, tropas rusas ya habrían tomado zonas del extrarradio, aunque Kiev insisten en que mantiene el control total de la localidad.

Asimismo, la inteligencia ucraniana ha detectado que Rusia está desplegando grupos de asalto y blindados en Zaporiyia y teme que Moscú pueda lanzar un ataque para intentar hacerse también con el control total de esta región.

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