El teletrabajo soñado

Hay un antes y un después de la pandemia a lo que el teletrabajo se refiere. Antes esa forma de labor remota era poco más que un sueño que avanzaba con tal lentitud que habría necesitado una década para alcanzar una implantación significativa. Aquel confinamiento forzado provocó un resultado inmediato de enorme trascendencia. Quien pudo ejercer su trabajo desde casa se puso enseguida las pilas y empezó a utilizar medios que antes no empleaba o lo hacía solo esporádicamente. Así ocurrió con las videollamadas o las reuniones a través de las plataformas online antes poco conocidas y que empezaron a ser usadas de forma masiva.

Mucha gente comprobó entonces que era posible otra manera de trabajar y la vuelta a la normalidad tras la covid dejó ya unos hábitos laborales muy consolidados. A día de hoy en España hay casi 1.700.000 personas teletrabajando a los que cabe añadir otro millón y medio que lo hacen de forma ocasional.

La experiencia de estos años ha permitido sopesar las ventajas e inconvenientes de trabajar a distancia y la fórmula y proporción adecuada según el tipo de actividad y características de la empresa en la que se funcione. Entre los beneficios de operar desde casa el más evidente es que evita desplazamientos con el ahorro de tiempo y dinero que ello supone. En las grandes ciudades el transporte se come una porción mas que considerable de las horas que podrían quedar libres para disfrute personal. La media de lo que se emplea en traslados está en torno a los 40 minutos, casi hora y media diaria entre la ida y la vuelta. Para quienes viven en el extrarradio y no cuentan con una buena alternativa de transporte público el gasto en tiempo y carburante se dispara. Otra ventaja considerable de trabajar en casa es que resulta más fácil organizar las tareas domésticas y la conciliación familiar.

Hay sin embargo inconvenientes que tampoco son desdeñables como la dificultad que comporta no estar presentes para el trabajo en equipo. Suplir las reuniones presenciales por el contacto a través de una pantalla ni resulta fácil ni la comunicación es igual. El que no haya contacto personal difumina además las jerarquías en una empresa, se suele tratar con un único jefe lo que puede incluso dificultar la promoción del empleado dentro de una compañía. Otro de los aspectos negativos en el que los psicólogos ponen el acento es que vivir y trabajar en el mismo espacio complica la necesaria separación y desconexión entre ambas actividades. El aire no corre lo suficiente.

Vistos los factores a favor y en contra del teletrabajo lo que se ha ido imponiendo aquí por la propia experiencia es el modelo híbrido que trata de aprovecharse de las ventajas conjurando los inconvenientes. Ahora mismo y según los datos del INE la mayoría de las empresas donde es posible obrar a distancia está en una media de 2,4 días de trabajo en el domicilio y 2,6 en la oficina. Es la fórmula que se considera ideal, aunque las compañías tecnológicas afincadas en nuestro país permiten hasta el 85% de teletrabajo.

El dato contrasta de plano con lo que acontece en Estados Unidos, donde se afincan las compañías tecnológicas más potentes del mundo y que paradójicamente están volviendo al trabajo presencial 100%. La causa es la productividad que, según los estudios que manejan, baja un 18% entre los que hacen su labor a distancia. El problema es que allí no practican la fórmula híbrida que sí tiene contrastado el mismo grado de productividad que el trabajo presencial. Trabajar desde casa era un sueño de muchos que solo una dosificación razonable puede hacer realidad.

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