Perder en casa ante el colista y caer a la última posición de la clasificación liguera ha hecho estallar definitivamente el valencianismos, harto de la gestión de Peter Lim, máximo accionista del club che desde hace ya más de una década y desaparecido en combate en Singapur.
La de este lunes fue una noche de reivindicación. Una hora antes del encuentro, la plataforma opositora Libertad VCF había convocado una manifestación en la que quería mostrar su malestar contra la gestión del dirigente y también protestar por la surrealista situación que habían vivido Dani y Mireia, la pareja de recién casados valencianistas que fue retenida en Singapur en su luna de miel durante una semana por una protesta contra Lim.
En la Avenida de Suecia, colindante a Mestalla, se reunieron varios miles de aficionados del equipo che antes del vital encuentro ante Las Palmas, que llegaba como colista de LaLiga y sin haber ganado ni un solo partido.
El choque comenzó bien para el Valencia, que se adelantó pronto gracias a un penalti de Pepelu y pudo haber marcado más goles. Sin embargo, antes del descanso Álex Muñoz hizo el empate y el equipo de Rubén Baraja se vino abajo. Ya en la segunda parte, Fábio Silva metió el segundo de los insulares, Pepelu fue expulsado, Hugo Duro falló una clarísima ocasión para empatar, Moleiro hizo el tercero y el tanto de Tárrega no sirvió para nada (2-3).
El resultado fue lo que prendió la mecha de los aficionados, que con el equipo último en la clasificación liguera se congregó tras el choque a las afueras de Mestalla para protestar, con más energía que nunca, contra la gestión de Peter Lim.
Los aficionados che habían estado antes –durante 20 minutos tras el final del partido– frente al palco de Mestalla, y después acudieron al aparcamiento de los futbolistas dentro del estadio, una zona de la que fueron obligados a salir mediante cargas, por lo que se movilizaron desde ahí a la sede social del club, a pocos metros del estadio.
Varios furgones policiales protegieron ambas zonas, tanto el estacionamiento dentro de Mestalla como la sede social del club, enfrente del estadio, hasta hora y media después del encuentro, mientras la práctica totalidad de los jugadores seguían dentro del estadio.
"A por ellos, oé", "Queremos una bomba en Singapur" o "No vais a salir" fueron algunos de los cánticos que los aficionados, muy enfadados, corearon a las puertas de Mestalla. Además, los hinchas más radicales incluso llegaron a incendiar algún contenedor por las calles anexas a Mestalla, agravando aún más la tensión.
Los rumores sobre una posible venta del club por parte de Peter Lim se han acrecentado en las últimas semanas, pero la realidad es que el magnate de Singapur no acaba de decidirse y por el camino está hundiendo a un club histórico cuya afición está, ahora mismo, en llamas.
