El grave accidente de esquí de Michael Schumacher en 2013 supuso un enorme impacto en la vida de sus familiares, aunque quizá el mayor perjudicado haya sido su hijo Mick. Sin su mentor, el heredero del Káiser no ha tenido aún una segunda oportunidad en la Fórmula 1 tras ser reemplazado en Haas por Nico Hülkenberg, pero en una reciente entrevista, Mick ha resaltado su resiliencia ante la adversidad, así como la relación con su padre.
"Yo era un niño loco, todo lo que hacía mi padre, yo lo hacía", explicó Mick Schumacher, actualmente piloto en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA con Alpine. "Comencé en el karting a los tres años. Tenía seis cuando hice mi primera inmersión de buceo. A los diez ya estaba haciendo paracaidismo. Mi padre siempre fue muy abierto a que probara todo lo que quisiera, y correr era lo único que realmente quería hacer, porque era lo que más disfrutaba", relató el alemán.
"Él era muy alentador y divertido, pero también podía ser exigente. Una vez, en una carrera de karting, frené muy tarde al entrar en una curva y gané mucho tiempo. Cuando se lo conté, me dijo: ‘Sí, pero deberías haber frenado así en todas las curvas’.
"Siempre que sentía que no me lo estaba tomando en serio, me decía: ‘Mick, ¿preferirías ir a jugar fútbol con tus amigos? Si es así, no necesitamos hacer todo esto’. Yo insistía en que quería correr, y él decía: ‘Está bien, entonces hagámoslo de verdad’. Así que comenzamos a competir más en karting europeo y fui mejorando", relató Schumacher.
"Entonces mi padre tuvo el accidente. Comencé a competir en las categorías de fórmula el año siguiente y, desde entonces, tuve que hacerlo todo por mi cuenta. Pero definitivamente aprendí muchos aspectos técnicos de él que todavía uso hoy, además de sus consejos. Y siempre he sido muy resiliente. Siempre que me lastimaba, me levantaba y seguía, y todavía soy así, de hecho", sentenció el germano.