Cada día que pasa, Luka Doncic está más cerca de su mejor versión. Y es que apenas dos semanas con la camiseta de Los Angeles Lakers han sido suficientes para imaginar en lo que puede llegar a convertirse el base, no solo por su aportación anotadora, sino también por un espectacular cambio físico en tiempo récord con el que alucinan en la NBA.
Las últimas imágenes del esloveno, del encuentro ante los Minnesota Timberwolves de este viernes, han corrido como la pólvora en redes sociales, en una comparativa con la de su debut con los angelinos, el pasado 11 de febrero ante Utah Jazz. En ellas, se ve a Luka Magic con una figura más estilizada después de haber bajado de peso.
El ex del Real Madrid aprovechó el parón por el All-Star, en el que no estuvo por primera vez desde su llegada a la NBA, para ponerse a tono tras dos meses lesionado: en Cabo, estuvo acompañado por Scott Brooks, integrante del cuerpo técnico de los Lakers, haciendo trabajo específico.
Esa ha sido su particular manera de responder a las informaciones que llegan de Dallas, que apuntan a que los Mavericks habrían apostado por la marcha de su jugador estrella por sus hábitos fuera de la cancha, su falta de compromiso y su bajo estado de forma. Doncic, además, también se 'vengó' hablando en la pista en su reencuentro con su exequipo.
En el Crypto Arena de Los Ángeles, el esloveno apareció haciendo flexiones tras percatarse de la presencia en la grada a Nico Harrison, mánager general de los Mavericks y clave en la operación que le llevó por sorpresa a los Lakers. No se conformó solo con eso: dejó varios momentos de pura rabia, especialmente un dos más uno y un triplazo que celebró a gritos y con la mirada fija y desafiante al banquillo de Dallas, y acabó el partido con su primer triple-doble de púrpura y dorado (19 puntos, 15 rebotes, 12 asistencias, 3 robos y 2 tapones).
Unos números que hacen que en Los Ángeles se froten las manos con Luka, porque el margen de mejora es tremendo: en sus últimos tres partidos como laker, el esloveno ha registrado 32 (ante los Nuggets), 19 (ante los Mavs), y 21 (ante los Timberwolves). Eso sin mucha eficacia desde la línea de tres: metió cuatro de nueve en el duelo ante Denver, y solo uno de siete a Dallas, y uno de nueve a Minnesota.
Ese uno de nueve a la franquicia de Mineápolis fue, encima, a falta de unos segundos para que concluyese la posesión de los Lakers y prácticamente saliéndose fuera de la pista: "Es una locura, no puedo meter un tiro normal, pero meto ese. A estas alturas, es quien soy. Tengo que trabajar en los tiros fáciles, tengo que encestarlos. Estoy jugando horrible, así que tengo que volver a ello", ha prometido.
