Los Teatros del Canal estrenan en Madrid este sábado The Second Woman (La segunda mujer), obra en la que María Hervás, durante 24 horas consecutivas, repite la misma escena 100 veces con 100 hombres diferentes, un maratón interpretativo que la actriz califica: "Un estudio sociológico sobre los roles de género que termina siendo feminista".
Una prueba de resistencia en la que María Hervás, con peluca rubia y encapsulada en una habitación transparente, recibirá a cien hombres, todos desconocidos menos ocho, y representará el mismo ritual: una conversación, un baile y una comida, todo ello en menos de diez minutos.
El texto de la escena es fijo, no está ensayado y los 100 voluntarios pueden improvisar al inicio. "Luego es un texto que se repite y que se tienen aprender", ha explicado este viernes a EFE María Hervás.
Con pausas de 15 minutos cada dos horas, para la intérprete y el público, se desarrollará esta experiencia que no está pensada para verse completa. "Aunque quien quiera puede hacerla", ha añadido.
Aunque siempre sea el mismo texto, las escenas resultan muy distintas, dependiendo de la persona que tenga delante: "Todo el mundo no baila igual ni te besa de la misma manera ni reacciona de idéntica forma tras hacerle varias cobras. Ni ellos ni yo sabemos cómo vamos a reaccionar".
El desarrollo del montaje le ha permitido a Hervás explorar sobre sí misma. "Estoy aprendiendo a reconciliarme con mi propio deseo, a entender que el deseo es totalmente cambiante y que te puedes permitir ir al ritmo de tu deseo", ha defendido la actriz.
"No es una pieza feminista. Es un estudio sociológico sobre los roles de género, sobre la conexión entre los seres humanos, pero necesariamente termina siendo feminista, pero no porque se busque", ha señalado.
A lo largo del espectáculo van pasando masculinidades y Hervás va aguantando las acciones que ellos proponen basadas en su estructura sólida de género: "El público termina generando una empatía hacia mí, bueno hacia la figura de la mujer".
"Por eso termina siendo feminista, pero la obra no cuenta nada sobre el feminismo", dice Hervas quien explica que tiene libertad para echar a quien desee de la escena si fuera su deseo.