Hablar de inmigración implica comprender el desgarro que supone tener que dejar tu hogar para llegar a un país desconocido y jugarte la vida en el trayecto, tal como advertimos cada día en nuestras costas. Por esta razón, comprender esta situación es, por encima de todo, una cuestión de humanidad, pero también lo es de oportunidad.
Además, España ha sido históricamente un país de emigrantes. Muchos de nuestros antepasados se vieron en la necesidad de viajar al extranjero para encontrar un futuro mejor. Porque emigrar siempre responde a una necesidad: trabajo, seguridad, hambre, asilo...
Pero al analizar los fenómenos migratorios hemos de recordar también que el envejecimiento y la baja natalidad son algunos de los principales problemas de Europa y de los países desarrollados; una situación que hará que, en pocos años, perdamos 30 millones de personas en edad de trabajar, cuatro millones en nuestro país. Nuestras empresas tienen dificultades para encontrar mano de obra en sectores como la construcción, la agricultura, la hostelería u otros empleos invisibilizados como cuidadoras o limpiadoras y, en consecuencia, la falta de personal puede poner en peligro sectores económicos fundamentales para el crecimiento de nuestra economía.
A pesar de los mensajes de miedo y los bulos de la derecha, la realidad es que el 94% de la migración en España es legal y regular. Vienen a trabajar y a prosperar y aportan el 10% de los ingresos a la seguridad social, lo que supone el mantenimiento de muchas pensiones. Además, los datos apuntan a que el uso que hace este colectivo de los servicios públicos y prestaciones sociales es un 40% menor que el de la población nacional.
Urge acabar con las campañas de odio y desinformación de la ultraderecha y la derecha, las que vinculan la inmigración con la delincuencia y promueven el odio al diferente. Y urge dedicar recursos a garantizar la convivencia y la integración de todos para continuar con un modelo de país abierto y próspero frente a uno insolidario y pobre.
Y es que como dijo el presidente Sánchez: "Los españoles somos hijos de la inmigración, no vamos a ser padres de la xenofobia".
