El humor más brillante logra un lenguaje propio. Todavía alguno sigue exclamando 'Te das cuen', 'Eres un fistro', 'Pecador de la pradera' o 'Hasta luegor, Lucas'. Y se siente la persona más graciosa del planeta Tierra.
Chiquito y su capacidad para inventar un idioma (casi) eterno consiguió ese maravilloso efecto de la jocosidad hecha rebaño. Es la comedia de la repetición, que nos hace sentirnos partícipes de la comunidad. Porque, a menudo, nuestra creatividad se basa en un puro efecto dominó. El genio crea, la masa hace suyo el chascarrillo.
Sin embargo, algo ha cambiado en la era de la multipantalla que vivimos: las palabras continúan siendo cruciales, pero también es esencial la fuerza de la imagen que nos acompaña sin tregua. No sólo queremos utilizar el chiste, necesitamos sentirnos protagonistas del jolgorio.
La cómica Vivy Lin (@yosoyvivylin) ha sembrado la última catarsis colectiva con su vídeo en el que ironiza con que Mercadona es una zona de ligue de 7 a 8 de la tarde. Los cómicos ya no se venden con "visto en TV", su éxito se cuece desde la inmediatez de las redes sociales. Y Vivy maneja muy bien la espontaneidad de TikTok e Instagram. Habla al espectador de tú a tú, con una hábil curiosidad que saca punta a aquello que se encuentra por el camino.
Pero este vídeo de Vivy ha calado hondo al dar en la tecla de varios factores que suelen allanar el interés. Primero, habla de un identificable sentimiento universal: la búsqueda desesperada del amor. Infalible. Segundo, sitúa el coqueteo en un lugar que todos tenemos a mano. Con sus reconocibles carros verdes. Aunque no nombres el sitio es sencillo saber dónde está la persona con sólo un golpe de vista.
La tormenta perfecta. En sólo tres días, las redes se han plagado de cientos de vídeos de personas acudiendo al Mercadona para sumarse al gag y formar parte de la broma en cadena. Con su piña boca abajo, pues dicen que esa es la señal para visualizar que estás de cortejo. Hasta informativos de televisiones han conectado con Mercadona hablando en serio de ligar allí, olvidándose de que es un sketch cómico.
Otros hipermercados, como Lidl, se han sumado a la corriente conversacional desde sus perfiles en redes. No tienen nada que perder y mucha simpatía cómplice que ganar. Mientras, Mercadona simula estar impasible ante una risa viral que nos recuerda cómo ha evolucionado la forma de relacionarnos con el humor.
Ya no repetimos sólo una coletilla en una conversación de ascensor, ahora nos grabamos a nosotros mismos para trascender intrascendentemente. En este escenario, ha surgido una campaña de marketing gratis para Mercadona, un supermercado que no invierte en anuncios tradicionales. Y, por una vez, los influencers no han cobrado por protagonizar un vídeo sobre una marca. Celebrities, actores, ciudadanos anónimos, todos juntos, aupando a una rentable empresa para aprovechar en primera persona el tirón de un chiste colectivo. Las redes son así, aunque su rapidez de uso y sobreúso provoca que aquello que llega con intensidad también caduque con la misma celeridad. Como consecuencia, la piña del revés no quedará tan marcada en la retina del imaginario compartido como Chiquito de la Calzada. Hasta luego, Lucas.