Habla uno de los 27.000 presuntos estafados por el 'cripto-chiringuito' que salpica a Alvise: "Pensé que si él estaba, no sería una estafa"

"Decían que le habían ahorrado 400 millones de euros en impuestos a sus clientes". Así explica José (nombre ficticio) en conversación telefónica con 20minutos las tácticas que usaba Álvaro Romillo -mejor conocido como CriptoSpain- para convencer a las personas de que invirtieran en las "obras" que gestionaba el Madeira Invest Club, sociedad de su propiedad involucrada en una presunta estafa piramidal. "La rentabilidad esperada era de hasta un 60% y me pareció una buena operación. Había riesgo, pero también beneficios", reconoce este leonés de 30 años.

La Audiencia Nacional considera que existen indicios de que Romillo y sus socios estafaron a unas 27.000 personas y que la cantidad defraudada sería de unos 11 millones de euros, aunque puede que supere los 300. Un juzgado de Madrid también lo está investigando por haber prestado servicios de asesoría financiera sin titulación. Esto ha ocurrido después de que el propio Romillo declarara ante la Fiscalía General del Estado que había pagado 100.000 euros a Luis 'Alvise' Pérez, motivo por el cual el líder del partido Se Acabó la Fiesta está siendo investigado por financiación ilegal de su campaña electoral en los comicios europeos.

José llegó a CriptoSpain a través de las redes sociales, donde Luis -alias con el que se hacía llamar Romillo- publicaba vídeos sobre evasión fiscal y criptomonedas. Se vendía como experto en materia tributaria y sus servicios no eran muy económicos. "Él se dedicaba a hacer consultoría y cobraba 400 euros la hora. Yo insistí [en hablar con él] y me dijeron que no había hueco en todo el año", asegura el leonés, que añade que un día CriptoSpain dejó de subir vídeos y que se puso el foco en el Madeira.

"Al principio había mil plazas, pero no me cuadró y no entré", continúa relatando José, que se dedicó a investigar cómo funcionaba el negocio. Más tarde se decidió a participar y formó parte del club durante diez meses, en los cuales llegó a invertir unos 25.000 euros. "Me convenció que la inversión iba a estar respaldada por NFT, Smart Contract y JPG. En principio no sonaba nada raro, dentro de que es algo alegal", explica. Además, indica que al principio los clientes debían pagar una cantidad de 1.000 euros para poder entrar al club, cifra que después subió hasta los 2.000. "Si invertías más de 50.000 al año solo tenías que pagar mil y si metías más de 100.000 la renovación era gratis".

El leonés reconoce que también decidió invertir porque acudió a un evento celebrado en el hipódromo de Madrid, en el cual vio por primera vez a Luis 'Alvise' Pérez. "Allí te explicaban un poco las obras y yo invertí en una bastante diversa. Tenía un banco y unas mansiones y un hotel en Punta Cana", continúa diciendo. Con respecto al líder del partido Se Acabó la Fiesta, afirma que en ese momento él no tenía idea de quien era, pero asegura que el resto de personas que estaban en el evento sí. "Creo que tenían que poner una cara de alguien que transmitiera seguridad y al estar él postulado para eurodiputado lo consiguieron. Si él está aquí metido, no será una estafa. Esa fue mi sensación".

Las apariencias engañan

A pesar de que la figura de Alvise transmitía seguridad a los presentes, José admite que algo no le terminó de encajar en aquel evento. "Estaba llenísimo. Había gente que se veía que estaba metida en el tema, pero otros estaban allí como si les hubiesen pagado. Estaban de relleno", confiesa. Asimismo, explica que el perfil de aquellas personas era muy diverso. "Era un evento como de cualquier cosa. Había gente joven, mayor, hombres, mujeres y hasta niños pequeños con sus padres".

Pero eso no fue lo único que le desencajó. "No te daban cierta información de las inversiones. Algunas fotos parecían de Google. Si invertías en un barco, por ejemplo, no ofrecían un reportaje de fotos de cómo estaba el barco", detalla. Además, relata que tenían una tienda de relojes y que cuando se accedía a la página web no había ninguno. "A la gente que preguntaba [por el grupo de Telegram] les decían que ya estaba todo reservado, que iban por encargo".

El grupo de Telegram era precisamente "lo que más se movía". La mayoría de los mensajes eran preguntas de la gente sobre el estado de sus obras, el tiempo estimado en el que les retornarían su dinero, entre otras. Además, asegura que dentro de grupo había personas que les defendían a capa y espada cuando había algún inconveniente. "Dejadlos tranquilos porque ellos siempre cumplen con lo que dicen, afirmaba la gente. Y es verdad. Hasta el momento en el que desapareció el club cumplían con lo que decían. Era raro que no contestaran, siempre daban la cara".

Por este motivo, José considera que hubo obras reales y falsas. "De algunas sí habían fotos y te daban explicaciones al respecto. Ofrecían una colección de coches y tenían un concesionario físico en Madrid, entonces ese era real", sostiene el leonés. Además, asevera que en un principio las rentabilidades eran de entre el 15 y el 22% y que con el paso del tiempo se incrementaron. "Casualmente estas últimas fueron las más elevadas", afirma y añade que el hecho de que existieran límites para invertir en cada obra le daba confianza de que no se trataba de una estafa. "Cuando te quieren estafar no fijan límites, quieren todo tu dinero", opina.

José confía en que la demanda interpuesta por el bufete Aranguez Abogados dé los resultados esperados, aunque no considera que los afectados puedan llegar a recuperar todo el dinero invertido -cuyas ganancias les serían enviadas mediante transferencias bancarias en criptomonedas. "Hay gente que quiere todo lo invertido, más intereses, más daños y perjuicios y eso me parece imposible. En mi caso, decidí meter un dinero que estuve dispuesto a perder".

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