A la pregunta de si los tertulianos nos llevamos bien, una vez que acaba el programa y salimos del plató, les respondo: salvo pocas excepciones, sí. Creo que nunca pagan lo suficiente para enfadarte con alguien en el trabajo y llevártelo a lo personal, sería irresponsable, poco profesional y una falta de respeto y educación. De lo contrario, solo trabajaríamos con gente que vota lo mismo que nosotros. La siguiente apreciación suele ser: "Entonces es un paripé". No, no lo es. ¿Es que ya no sabemos discrepar sin llegar al enfado o las manos? El trabajo no es la cena de Navidad con tu cuñado, con el que te acabas gritando y abandonando la mesa en el postre. ¿Dónde quedaron los tiempos en los que se tenía amigos de derechas siendo de izquierdas y al revés?, ese llamado "espíritu de la transición", hoy más enterrado que el hacha de guerra.
Y en esta línea, hemos asistido al frío saludo de Sánchez con Almeida y Ayuso, en la celebración del 12 de octubre, o el inexistente, con el líder de la oposición, Feijóo. Una muestra de la baja clase política que tenemos, el infantilismo y la poca profesionalidad de la que adolecen todos y todas.
Quizás con el tiempo, como González y Guerra, se vuelvan Zipi y Zape en los platós, lo que no suaviza la política, lo hace el tiempo, la edad y un enemigo común. Pero hoy, son la muestra del bochorno y la falta de respeto por la ciudadanía. ¿Jugaron al despiste? Sí, pero no solo con el saludo. Una vez más, aquí estamos hablando de la corrupción política del caso Koldo, en vez de la manifestación por la crítica situación con la vivienda. Seguro que la pareja de Ábalos no acudió a la protesta, es lo que tiene que te paguen el piso con dinero negro.