El anisakis es un gusano de algo más de 2 centímetros, que vive en algunos tipos de animales de agua salada, ocultándose en sus vísceras, y también bajo la piel o en el músculo. La relación con el hombre es sencilla: nosotros consumimos pescado en nuestra dieta, y cada vez más, las influencias asiáticas (sushi) y de otras cocinas del mundo (ceviche) nos invitan en España a consumirlo crudo o marinado. Si ese pescado no ha sido previamente congelado para matar al gusano (en caso de que lo contenga) o no se cocina adecuadamente, la transmisión está garantizada.
Los boquerones en vinagre son una tapa muy común en nuestro país, y la principal fuente de contagio si no se han preparado debidamente. Pero también pueden contener anisakis otra pescados como el bacalao, la sardina, la merluza, el salmón, el rape o la caballa. También cefalópodos como la sepia o el calamar. Hoy vamos a descubrir cómo podemos detectar que hemos ingerido este gusano, y la mejor manera de actuar para eliminarlo.
¿Cómo averiguo si he ingerido anisakis?
Como explica el doctor Pedro J. Tárraga López, miembro del grupo de trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), "no todos los que ingieren el parásito tienen problemas; de hecho, para muchas personas pasa inadvertido y para otras (no alérgicas) supone un simple problema estomacal".
Según el experto, aproximadamente el 10 por ciento de quienes ingieren el gusano, van a desarrollar alergia al parásito, lo cual se puede convertir en una verdadera pesadilla. Los síntomas de quienes se van a ver afectados son de dos tipos: digestivos y alérgicos, y aparecen en las primeras 24-48 horas. Los digestivos se manifiestan con náuseas, vómitos y dolor abdominal; mientras que los alérgicos van desde urticarias leves hasta anafilaxia, el síntoma más grave.
Cuando la invasión del parásito ha sido directa sobre la pared del aparato digestivo, el paciente siente un cuadro agudo de intenso dolor abdominal, asociado a vómitos. Si el parásito ha entrado a través de la pared intestinal, lo más probable es que a las pocas semanas tenga lugar una respuesta inflamatoria con dolor abdominal, diarrea y fiebre.
Las reacciones alérgicas, por otra parte, manifiestan ronchas en la piel o hinchazón del rostro, aunque en los casos más graves puede llegar hasta el shock anafiláctico. Normalmente, estas reacciones se producen entre 4 y 70 horas después de haber ingerido el pescado infectado.
Así diagnostican los médicos el anisakis
En palabras del doctor de SEMG, lo primero es preguntar al paciente que llega con dolor abdominal por los alimentos que ha ingerido. Una vez tienen la sospecha, se llevan a cabo pruebas serológicas. "Una analítica de sangre detectará la presencia de anticuerpos contra determinados antígenos, siendo una de las pruebas cutáneas más conocidas el Prick-Test que consiste en reproducir en la piel una reacción alérgica para determinar a qué sustancias se es alérgico".
Otras pruebas son radiológicas, "para poder detectar defectos en el tránsito baritado o detectar si existe algún engrosamiento provocado por un edema de la mucosa que podría producir un estrechamiento en el intestino. También será diagnostico de certeza la prueba realizada mediante endoscopia, que incluso puede servir de tratamiento al extraer el parásito".
¿Se puede evitar la infección por anisakis?
La respuesta es sí, y tiene que ver con "evitar el consumo de pescado y cefalópodos crudos o semicrudos si no han sido congelados. Las reacciones alérgicas por anisakis se producen cuando la larva se ingiere viva, y al congelarla la matamos".
Aparte, las recomendaciones 'oficiales' insisten en la necesidad de comprar el pescado limpio y sin tripas; cocinarlo mediante cocción, fritura o plancha (al menos 60ºC durante dos minutos); y siempre congelarlos durante varios días si vamos a consumirlos crudos o marinados.
Tratamiento para el anisakis
Aunque en un gran número de los casos, los síntomas suelen remitir sin un tratamiento concreto, hay veces en las que se hace necesaria la extracción del parásito mediante gastroscopia. Cuando se ha producido la afectación intestinal con inflamación, se suelen prescribir corticoides para evitar llegar a la intervención quirúrgica.
El doctor Tárraga añade que "los antihistamínicos pueden reducir el cuadro sintomático cuando haya reacciones alérgicas. La presentación grave y urgente de la patología, que es cuando hay reacciones anafilácticas, deberán ser tratadas con adrenalina".
