El cinturón de la vulnerabilidad: las Castillas y Navarra concentran los mayores riesgos por clima o despoblación

El 77% de las comarcas de Castilla y León, el 43% de las de Navarra y el 34% de las de Castilla-La Mancha concentran municipios con serios problemas debido al cambio climático, la despoblación o la pérdida de competitividad de los productos agrícolas en los mercados internacionales. Conforman lo que un estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa difundido este martes llama el "cinturón de la vulnerabilidad" que, sin embargo se expande más allá de ellas, supera la 'España vaciada' oficial y, según sus autores, hace necesario replantearse la dimensión territorial de la gestión de la despoblación, para superar la provincia o la comarca y entrar de lleno en los problemas particulares de municipios similares entre sí.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio Más allá de la 'España vaciada': cambio climático, despoblación y globalización en las zonas rurales"que atiende a estas tres "amenazas" para clasificar a los cerca de 8.000 municipios españoles. Si bien más de un tercio -2.858- son los que están en situación más grave, prácticamente la mitad está aquejado de problemas relacionados al menos con estos dos riesgos.

"La principal hipótesis y, a la vez, resultado es que no podemos estudiar las tres amenazas de manera separada, hay territorios donde se solapan dos o las tres", explica uno de los autores del estudio, e investigador senior del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB), Sergio Villamayor. Mientras que Castilla y León es "de las zonas donde más municipios tienen alta vulnerabilidad" hay zonas donde es muy baja con respecto al resto y se encuentran particularmente en "Canarias, Murcia, Baleares, País Vasco, Comunidad Valencia y la Comunidad de Madrid".

El concepto de "vulnerabilidad" se define en comparación entre unos municipios y otros y como "el grado en que una zona es susceptible de experimentar una serie de efectos adversos y no es capaz de lidiar con ellos". Los efectos que toman como referencia son el cambio climático y el aumento de temperaturas y de frecuencia de las olas de calor y la caída de las precipitaciones; la despoblación o caída del crecimiento de población y la globalización, entendida en este caso como la imposibilidad de que los agricultores puedan competir en precios con el mercado internacional. Con ello, elaboran un "índice socioambiental de vulnerabilidad" que cruza 27 variables que les ha permitido agrupar los 8.000 municipios en cuatro categorías o clústers, que van desde los 2.856 que se encuentran en posición más vulnerable a los 595 que, aunque también con sus problemas, se ubican en zona más segura.

De los 8.000 municipios que hay en España, prácticamente la mitad puede considerarse "vulnerable" con respecto a los demás debido a los efectos del cambio climático, a la despoblación o a la pérdida de competitividad de su producción agrícola debido a la globalización. Se ubican sobre todo en Castilla y León, donde más se concentran estos tres 'males' pero también en Castilla-La Mancha y Navarra, las comunidades donde se encuentran en menor medida los 2.858 pueblos en peores condiciones.

La España vaciada coincide "en gran medida" con el "cinturón de la vulnerabilidad" en "círculo vicioso", como Villamayor, a los que no solo están "más expuestos" a las amenazas, sino que "tienen menos capacidad para hacer frente" a la importación de productos agrícolas, a la pérdida de su poder adquisitivo o a las migraciones. Para darle la cuenta y salir de ese cinturón, el investigador habla de la necesidad de incidir en aspectos como reactivar la actividad económica, la implantación de empresas o de escuelas. "Hemos visto que hay un círculo vicioso, son zonas que tiene poca capacidad" para hacer frente a los problemas, dice, y esto en sí representa un "dilema" en el reparto de recursos públicos, que "son escasos" y salen "muy caros" destinarlos a zonas con poca población.

Las cuatro 'Españas'

Según este estudio, los municipios españoles puede agruparse en cuatro grupos en función de su nivel de vulnerabilidad ante factores climáticos, poblacionales y vinculados a la globalización.

La categoría más vulnerable, a la que denominan "la España vaciada y económicamente marginada" abarca más de un cuarto de los municipios, 2.858, que se ubican principalmente en el centro del norte de España, en especial en Castilla y León y Aragón y representan el 21% del territorio. Son las zonas más afectadas por la despoblación porque tiene el mayor descenso de población y la mayor tasa de personas mayores por cada joven y se encuentran en poblaciones pequeñas, de menos de 500 habitantes. También están afectados por la pérdidas económicas que provoca que sus productos agrícolas no puedan competir en precio con los importados.

El segundo grupo es del de "la España que resiste económicamente, pero se seca" y forman parte de él 1.112 municipios que suelen estar en cadenas montañosas y alrededor del grupo anterior. Representan el 13% del territorio y normalmente son pueblos pequeños, donde ha disminuido el crecimiento de la población y tiene una infraestructura viaria deficiente. Han experimentado una caída media de lluvias y están especialmente afectados por la escasez de agua. En el otro extremo, estos municipios reúnen el mayor número de zonas protegidas y de empresas registradas, que los autores del estudio vinculan con "una floreciente industria turística".

En "la España erosionada" la vulnerabilidad es menor que en las otras dos, no presenta problemas socioeconómicos pero su debilidad se vincula a que es el grupo más afectado por los incendios forestales y la erosión del suelo, efectos del cambio climático. Forman parte de él 3.193 municipios, el 54% del territorio, y se ubican particularmente en Galicia, Asturias y el centro del país.

Por último, los 595 más privilegiados en términos de vulnerabilidad forman parte de la llamada "España exportadora", el 5% del territorio, en zonas costeras y grandes ciudades donde la principal debilidad de este índice no tiene que ver con la despoblación ni con aspectos climáticos pero sí con los efectos de la globalización y sus efectos sobre el sector agrícola que, en setas zonas, además es de regadío, con una mayor adaptación a la escasez de agua fruto del cambio climático.

La heterogeneidad de los más vulnerables

Una vez trazado este mapa, los autores del informe llegan a la conclusión de que, mientras que las zonas menos vulnerables son más homogéneas entre sí y en cuanto a su ubicación, ocurre lo contrario en los municipios más vulnerables, entre los que existe más disparidad, en particular porque en una misma comarca puede convivir a pocos kilómetros pueblos con graves problemas de despoblación o debido al cambio climático con otras que no los tienen. "El estudio de la vulnerabilidad a escala comarcal puede ocultar importantes heterogeneidades a escala municipal en comarcas altamente vulnerables", dice el documento que cree que los fondos destinados a la despoblación o a la agricultura deberían "adaptarse a los diagnósticos a escala municipal".

Más que de municipio en municipio, lo que cobra peso en los últimos años es afrontar la vulnerabilidad de los municipios desde la perspectiva de las "unidades funcionales", es decir, similares o a las que puedan aplicarse soluciones similares. "Da cierta flexibilidad para ajustar las ayudas y las políticas en zonas relativamente homogéneas, no utilizar los límites políticos como municipios, comarcas o provincias sino el análisis de como se pueden ajustar políticas a municipios similares".

El informe advierten de la necesidad de más políticas socioambientales cuanto mayor el es nivel vulnerabilidad del municipio, también para revertir la espiral que hace que, conforme pierden población, los poderes públicos tiene "menos incentivos para invertir" lo que, a su vez "disuade a la población de vivir en ellas". En este sentido, se ve clave actuar sobre los dos tipos de políticas venidas de la UE contra la despoblación, la política agrícola y la de desarrollo rural, por ejemplo, invirtiendo en la implantación de "empresas de transformación de productos alimentarios". También, clave, trabajar con colectivos locales. "Es importante dar apoyo a las iniciativas de abajo a arriba, a los propios habitantes porque son los que tienen más conocimiento del territorio y sus necesidades".

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