Ataque de cuernos en la Casa Blanca

Se avecina tormenta en el ala más radical del partido republicano. Parece que al todopoderoso Steve Bannon –lo recordarán por ser el hombre que le susurró a Trump durante sus primeros años en política, el hombre que tejió toda su estrategia mucho antes de presentarse como candidato– le ha entrado un ataque de cuernos con la estrechísima amistad que hay entre Elon Musk y Donald Trump. En una entrevista con el periódico italiano Il Corriere della Sera, se ha despachado a gusto contra el dueño de Tesla y Twitter. Dice que es un tipo malvado, "muy malo", y que se va a encargar de mantenerlo alejado de la Casa Blanca durante el mandato de Trump. Creo que en esto llega un pelín tarde porque Musk está metido hasta la cocina.

Le llama racista y cuenta cosas de cómo intentó en el 2016 ser un hombre próximo al entonces presidente, que durante semanas estuvo intentando sentarse con el republicano pero que él, Bannon, reconvertido ahora en el guardián de la verdad y la equidad política, en el guardián de las buenas formas, se lo impidió.

Tiene gracia que Bannon llame racista a Musk cuando sus teorías supremacistas, su apoyo a las teorías cercanas al Ku Klux Klan, fueron una de las causas que provocaron su caída como asesor plenipotenciario de Trump. Desde su medio de comunicación, Breitbart News, lanzaba todo tipo de teorías sobre la identidad blanca, se posicionó en contra del aborto…

Parece que al todopoderoso Bannon, el hombre que movía los hilos antes de que Trump empezara a sentirse cómodo en el despacho oval, le ha entrado un ataque de celos y ha utilizado un medio alejado de Washington para airearlo y mandar un mensaje al nuevo hombre favorito de Trump. Al menos sus ataques a Elon Musk dan una pista de ello.

En su entrevista en el periódico italiano asegura que intentará por todos los medios evitar que Musk esté el lunes que viene en la toma de posesión del Capitolio. ¿Habrá pelea de barro? El lunes habrá que estar muy atentos a quién se sienta en ese balcón del Capitolio, cómo se colocan los invitados, los que han pagado una fortuna por estar ahí, y ver quién chupa cámara y favores durante la jura de Trump.

Ya he dicho varias veces que los próximos cuatro años van a ser moviditos, que nos esperan muchos sobresaltos con lo que pueda hacer o decir Trump y, desde luego, viendo de quién está rodeado, de las ganas de poder que tiene a su alrededor, esto va a ser un circo, con tres pistas y muchos extras. Solo espero que los números que nos tienen preparados con fuego y efectos especiales no se les vayan de las manos porque, visto lo visto, vamos a estar en manos de más de un descerebrado. Y no está el polvorín para encender mechas.

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