Un grupo de científicos descubrió hace años un cementerio con numerosos restos de uno de los mamíferos más grandes que jamás haya caminado sobre la Tierra, el Palaeoloxodon, en una cantera de Pampore, India.
Tal y como recoge el diario The Sun, se extrajo de la cantera un cráneo gigante de este animal, muy parecido a un elefante de colmillos rectos, que estaba rodeado de fósiles y herramientas de piedra utilizadas por humanos antiguos.
En ese momento, los investigadores pudieron determinar que la muerte de la bestia ocurrió hace unos 300.000 años después de que las fracturas en el cráneo dieron a los científicos una rara oportunidad de mirar en su interior.
Ahora, en un estudio nuevo, los científicos concluyeron que el elefante gigante estaba enfermo en el momento de su muerte. El doctor Simon Parfitt, investigador de evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres, dijo: "Cuando miramos dentro de la sección dañada, pudimos ver que había algo extraño en el interior del cráneo".
"Los cráneos de los elefantes están llenos de espacios de aire para hacer que la cabeza sea más ligera, pero el hueso a lo largo de las cavidades sinusales había crecido en una estructura anormal y esponjosa", prosigue Parfitt.
"Creemos que esto indica que el individuo sufría de sinusitis, posiblemente debido a una infección que se propagó desde otra parte del cuerpo o por una enfermedad respiratoria grave", añade el doctor.
Las herramientas de piedra y los huesos rotos de elefante encontrados en la cantera sugirieron que los humanos podrían haber tenido algo que ver con su muerte.
Parfitt dice que esto ofrecía nuevos conocimientos después de que los fragmentos esqueléticos encontrados en el sitio sugirieran que los humanos antiguos aplastaban los huesos con rocas pesadas para llegar a la médula nutritiva del interior.
"Descubrimientos como estos han llamado la atención de los arqueólogos sobre la región, quienes ahora están buscando más de cerca nuevos sitios de carnicería", añade el erudito.
"Dado el tamaño de estos animales y el tamaño relativamente pequeño de los grupos humanos, es poco probable que hubieran podido descuartizar completamente a este elefante antes de que comenzara a pudrirse", añade.
"Esto significa que probablemente eligieron los mejores cortes de carne en lugar de despojarlos del cadáver, por lo que hay muchas menos posibilidades de que queden marcas en el hueso", concluye Parfitt.