Tres consejos de oro para cuidar la piel frente al sol en verano

Mayor tiempo al aire libre, las altas temperaturas, la piscina, la playa, la ropa más ligera… Con la llegada del verano la piel se convierte en el ‘escudo’, o lo que es lo mismo, en el órgano más grande del cuerpo que actúa contra los agentes externos.

Sin embargo, los expertos señalan que cada tipo de piel responde de una manera diferente al sol en función de su genética. “Así como hay quienes son más propensos a tener acné, psoriasis o dermatitis, la genética también determina la predisposición de una persona a ponerse moreno, quemarse o la aparición de manchas, más incentivado en la temporada estival”.

Sandra Ferreiro, responsable del área científica de la empresa especializada en test genéticos ADNTRO, nos explica cómo actúa cada tipo de piel al sol dependiendo de la genética y que cada persona tiene diferentes necesidades de cuidado de la piel, por lo que es importante adaptarse a las condiciones individuales.

Por ejemplo, la respuesta al bronceado de cada uno viene dada por un aumento de la producción de melanina en los melanocitos estimulada por la radiación ultravioleta. Esta se puede conocer a través de test genéticos que determinan la predisposición genética comparada con el resto de la población.

También es posible conocer la tendencia hacia las quemaduras de nuestra piel. La experta de ADNTRO afirman que “las personas de piel clara, cabello de color claro y ojos azules o verdes son más propensas a las quemaduras solares, ya que poseen menos melanina y la melanina está destinada a proteger la piel del efecto dañino que la luz solar puede tener en nuestro ADN”. Por tanto, los genes implicados en la pigmentación también desempeñan un papel importante en la predisposición genética a las quemaduras solares.

Por otro lado, las manchas faciales por la edad están causadas por un exceso de producción de melanina en la piel, que se produce por el efecto acumulativo de años al sol. Ferreiro explica que las personas con piel clara, antecedentes de quemaduras solares y exposición frecuente al sol corren un mayor riesgo de desarrollar manchas faciales.

También es cierto que existen indicios de que la genética puede influir en la aparición de estas manchas, en concreto, las variantes en determinados genes que principalmente intervienen en la regulación de la producción de melanina en la piel.

Hidratación, protección y alimentación

A la hora de proteger la piel en verano, la especialista habla de tres pasos esenciales:

Alimentación

“Más allá de la hidratación interna y externa del cuerpo, la alimentación puede ayudar a mantener la piel sana e hidratada”, señala Ferreiro. “Para ello, es necesario mantener una dieta equilibrada y rica en comidas frescas y nutritivas”.

Recomienda incluir alimentos como la fruta, la verdura y las hortalizas, que pueden proteger la piel contra daños causados por los radicales libres y al fotoenvejecimiento, debido a que se tratan de alimentos ricos en antioxidantes. “Estos alimentos también contienen vitaminas y fibra, por lo que ayudan a absorber el agua y así mantener la piel hidratada a la vez que activan la melanina”.

La experta destaca los alimentos ricos en vitamina C como cítricos, las frutas rojas o las espinacas que protegen contra la radiación solar; los que evitan el paso de los radicales libres como las legumbres o frutos secos; y los conocimos como betacarotenos como la calabaza o el melocotón que estimulan la melanina que ayuda al bronceado.

Hidratación

Según la OMS más de 1.800 millones de personas en el mundo presentan o presentarán a lo largo de su vida, algún tipo de afección cutánea por ello, tenerla bien hidratada en todo momento evita la aparición de algunas enfermedades cutáneas y la mantiene cuidada durante más tiempo.

“En verano, el calor y el sol pueden deshidratar la piel debido a la sudoración y los ambientes secos que vienen acompañados de climas cálidos, lo que lleva a una deshidratación más pronunciada”, dice la experta. “Asimismo, estas fechas animan a muchos a realizar actividades al aire libre como nadar en la piscina o en la playa, donde el agua puede tener un efecto deshidratante en la piel si no se toman las medidas adecuadas para protegerla”, añade.

Ferreiro recomienda un hábito tan sencillo como beber suficiente agua durante el día. “Los expertos recomiendan unos 3 litros de agua aproximadamente”.

Cremas hidratantes y protectoras

El uso de cremas hidratantes también es fundamental. “Conseguir un cuerpo hidratado por dentro es importante pero también hay que protegerlo por fuera”. Por otro lado, el uso de protección solar es necesario puesto que el sol del verano puede resultar muy perjudicial para la piel debido al ángulo con el que inciden los rayos del sol durante la temporada estival, “favoreciendo el envejecimiento, la aparición de manchas o problemas de piel”, insiste.

“Es aconsejable el uso de protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar de al menos 30, incluso en días nublados y hacerlo cada 2 horas o después de nadar o sudar. Además, hay que tratar de limitar la exposición al sol, especialmente durante las horas pico de radiación, generalmente entre las 10 de mañana y las 5 de la tarde, buscando sombras, utilizando ropa protectora o gorras, y gafas de sol”.

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