Los microplásticos llegan al cerebro humano: un estudio revela una mayor concentración que en los riñones o el hígado

La contaminación por microplásticos no se limita al agua del mar. Estas diminutas partículas han llegado también al tejido cerebral humano y, además, en niveles más altos que en el riñón y el hígado. En este sentido, un grupo de investigadores ha detectado hasta 30 veces más estos elementos en el cerebro comparación con otros órganos, según un estudio publicado este lunes en la revista Nature.

El estudio, liderado por el profesor Matthew Campen del Centro de Investigación de Metales de Nuevo México, ha analizado muestras de personas fallecidas desde 1997 a 2013 y las ha comparado con otros cadáveres de 2016 a 2024. Así, ha observado un aumento significativo en la concentración de micro y nanoplásticos en el cerebro.

Los microplásticos pueden ingresar al cuerpo humano a través de la ingestión de alimentos y agua contaminados, así como por inhalación. Una vez dentro, estas partículas pueden ser transportadas por el torrente sanguíneo y acumularse en diversos órganos. El informe sugiere que podrían entrar junto con las grasas dietéticas, siendo transportados a través del sistema linfático y circulatorio.

"Los hallazgos deberían activar la alarma"

Según Campen, las concentraciones de plástico en el cerebro parecían ser más altas que en el hígado o los riñones, y más elevadas que los informes anteriores para placentas y testículos. "Los hallazgos deberían activar la alarma", afirma en un comunicado de la universidad. El análisis ha identificado sobre todo polietileno, un plástico utilizado en bolsas y envases de alimentos y bebidas, representando cerca del 75% de las partículas encontradas en el tejido cerebral.

Aunque las posibles implicaciones para la salud humana siguen sin estar claras, estos hallazgos ponen de relieve una consecuencia del incremento de las concentraciones globales de plásticos ambientales, señalan los científicos responsables de la investigación. Además, recuerdan que la cantidad de nanopartículas y micropartículas de plástico ha aumentado exponencialmente en los últimos 50 años.

El equipo ha utilizado técnicas novedosas para analizar la distribución de micro y nanopartículas en muestras de tejidos hepáticos, renales y cerebrales de personas a las que se practicaron autopsias en 2016 y 2024. Para llegar a sus conclusiones, analizaron 52 muestras de cerebro (28 en 2016 y 24 en 2024); detectaron estas partículas en todas ellas y encontraron concentraciones similares en las muestras de tejidos de hígado y riñón obtenidas en 2016.

Sin embargo, las muestras de cerebro tomadas en ese momento, todas derivadas de la región de la corteza frontal, contenían concentraciones sustancialmente más altas de partículas de plástico que los tejidos de hígado y riñón. El equipo también constató que las muestras de hígado y cerebro de 2024 tenían concentraciones significativamente más altas de micro y nanopartículas de plástico que las de 2016.

A continuación, compararon estos hallazgos con los de muestras de tejido cerebral de períodos anteriores (1997-2013) y observaron que había mayores concentraciones de partículas de plástico en las muestras de tejido más recientes.

Acumulación en pacientes con demencia

Los científicos han hallado una mayor concentración -diez veces más- de partículas micro y nanoplásticas en 12 cerebros de individuos con un diagnóstico de demencia en comparación con los que no lo tenían. Sin embargo, los investigadores advierten que esto podría deberse al daño cerebral asociado con la enfermedad y no necesariamente indica una relación causal entre los microplásticos y los trastornos neurodegenerativos.

Asimismo, sugieren que algunas variaciones en las muestras de cerebros podrían deberse a diferencias geográficas, ya que los ejemplares se tomaron en Nuevo México y en localidades de la costa este de Estados Unidos. Por eso, dicen, se necesitan más estudios a largo plazo con poblaciones más amplias y diversas para determinar las tendencias de acumulación de micropartículas y nanopartículas y sus posibles implicaciones para la salud.

Aunque la presencia de microplásticos en el cerebro es preocupante, las implicaciones exactas para la salud humana aún no se comprenden completamente. Investigaciones previas en animales han indicado que la acumulación en el cerebro puede causar estrés oxidativo, inflamación y daño neuronal. Sin embargo, se requieren más estudios para determinar si estos efectos se replican en humanos.

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