La intrahistoria de las negociaciones de la nueva UE: Meloni enfadada, presión sobre Von der Leyen y dudas con Costa

No hay negociación fácil en la UE; de los eurodramas ligados en las redes sociales a cuenta de Eurovisión a otros vinculados a las quinielas y nominaciones de los altos cargos para la nueva legislatura, después de las elecciones europeas del pasado 9 de junio. Parecía todo hecho, pero en Bruselas nada está hecho hasta que precisamente está todo hecho. Es decir, que no hay que dar nada por sentado y una nueva muestra fue la cena informal de líderes de los 27 de este lunes, en la que se preveía que se vendiera todo el pescado. Pero no.

Había cuatro favoritos para los cuatro top jobs de la Unión: Ursula von der Leyen para la Comisión, Antonio Costa para el Consejo Europeo, Kaja Kallas como nueva Alta Representante y la continuidad de Roberta Metsola al frente del Parlamento Europeo durante los próximos dos años y medio. A medida que la tarde avanzaba la cuestión se estancaba, y los Estados miembros han dejado por tanto los deberes para la cumbre formal del 27 y 28 de junio. Esta es la intrahistoria del porqué de la caída de un castillo de naipes que parecía firme pero no lo era (ni lo es) tanto:

La pieza más sencilla del puzzle sigue siendo la de Ursula von der Leyen y quedó claro que la alemana tiene los apoyos para seguir al frente de la Comisión Europea. No gusta en Hungría, y Viktor Orbán se encargó de dejarlo claro durante el encuentro, pero su peso y su fuerza no son suficientes para tumbar la candidatura, elevada al máximo por el gran resultado del PPE en las elecciones europeas. No ha estado en duda su reelección como tampoco parece estarlo que pueda sumar mayoría en el Parlamento Europeo, donde la coalición centrista supera los 400 escaños. En contra de la dirigente germana puede estar, eso sí, que la negociación "es del paquete completo", confirman fuentes consultadas por 20minutos. Es decir, se negocian todos los altos cargos como si fuera uno.

En la mesa de negociadores hubo tres equipos: Kyriakos Mitsotakis y Donald Tusk por el PPE; Pedro Sánchez y Olaf Scholz por los socialdemócratas y Alexander de Croo y Emmanuel Macron representando a los liberales. El propio Mitsotakis fue muy claro respecto a Von der Leyen: "Tiene que seguir al frente de la Comisión porque es nuestra spitzenkandidat (candidata principal), hemos ganando las elecciones y además es una gran presidenta", sentenció. Pese a lo intenso de las conversaciones, no se dibuja una alternativa real a ella e incluso S&D y liberales, por supuesto, aceptan su continuidad.

La madre de todos los debates y el mayor problema llegó en torno al Consejo Europeo. Los socialdemócratas exigen el cargo; son segunda fuerza en el Parlamento y ya renunciaron a él en 2019 en el mismo escenario en favor de los liberales. Así, el nombre de Antonio Costa fue el primero que se puso sobre la mesa. Y entonces aparecieron dos vertientes: la primera, el hecho de que todavía hay líderes que dudan de su situación judicial con el caso que le llevó a dimitir. Lo mencionó Donald Tusk a su llegada, con las mismas dudas que tiene el Gobierno italiano, en su caso porque, dijo Antonio Tajani, que el apoyo de su Ejecutivo a Ucrania "no fue del todo firme". Los progresistas no compran esos planteamientos.

Pero, las cosas que tiene la negociación, lo de Costa parece complicado no solo por él, sino por el modelo al que aspira el PPE: dos años y medio de presidencia del Consejo para ellos y otros dos para S&D, aceptando en ese esquema sí el nombre de Costa. Los socialdemócratas no pasaron por el aro ya a nivel de negociadores ni después en las conversaciones entre los 27. Esta vía sería inédita -el presidente del Consejo Europeo sí que renueva mandato cada dos años y medio, pero siempre ha repetido el mismo-, aunque se da precisamente en el Parlamento Europeo, con alternancia entre conservadores y socialistas.

A su salida de la cumbre, el actual presidente de la institución, Charles Michel, quitó hierro a la falta de acuerdo y se tomó la cena informal como un primer paso, pero lo cierto es que hubo tensiones entre los 27 porque algunos afearon el hecho de que los primeros movimientos se dieran en una versión reducida a seis manos, sin contar por tanto con otros 21 jefes de Estado y de Gobierno. Ahora, ¿qué pasa si se cae el nombre de Costa? Surgiría otro como Enrico Letta, también socialdemócrata, bien visto y que además no tendría el veto de Giorgia Meloni, otrora rival electoral y de una ideología opuesta. Pero el país pesa más que el partido.

El cabreo de Meloni y el reclamo de Orbán

Eso sí, Meloni no acabó contenta la cumbre, como tampoco Viktor Orbán. La derecha radical quiere su cuota de poder y por ello la primera ministra italiana estuvo cariacontecida, cuentan fuentes, durante toda la cumbre al verse fuera de las principales conversaciones. No aspira tanto a un top job como a una comisaría fuerte que pueda condicionar el mandato de Von der Leyen. Las voces desde Roma apuntan a que quiere, por ejemplo, la cartera de Defensa. No obstante, se sabe con fuerza electoral para que al menos se cuente con ella para las decisiones importantes.

Pese al enfado, mantiene la cautela, todo lo contrario que Orbán. El primer ministro húngaro cree que la voz "del pueblo europeo" fue ignorada en la cumbre. "El resultado de las elecciones europeas es claro: los partidos de derecha se fortalecieron, la izquierda y los liberales perdieron terreno. El PPE, por otro lado, en lugar de escuchar a los votantes, finalmente se asoció con los socialistas y los liberales: llegaron a un acuerdo y se dividieron los principales puestos de la UE entre ellos", sostuvo.

"No les importa la realidad, no les importan los resultados de las elecciones europeas y no les importa la voluntad del pueblo europeo. No debemos ser ingenuos: seguirán apoyando la migración y enviando aún más dinero y armas a la guerra entre Rusia y Ucrania", resumió, aunque en realidad no hubo tal pacto. "Uniremos las fuerzas de la derecha europea y lucharemos contra los burócratas proinmigración y proguerra", terminó escribiendo en redes sociales.

Pocas dudas parece haber con el hecho de que Kaja Kallas vaya a ser la nueva Alta Representante. El desbloqueo total de su nombre llegó cuando Donald Tusk anunció el apoyo del Gobierno polaco. Varsovia aspiraba precisamente al mismo puesto, pero el hecho de que el PPE pudiera copar todos los altos puestos hizo que no apretase demasiado. Ahora, Kallas tendrá que esperar a que se resuelvan el resto de asientos, consciente además de que aunque los liberales siguen siendo tercera fuerza en la Eurocámara, su 'potencia' electoral ha quedado maltrecha, así como el poder negociador de Macron.

En el Parlamento Europeo, que de hecho ha quedado fuera de la discusión, seguirá Roberta Metsola. Ella quiere seguir y casi todos quieren que siga, aunque como avisó la propia maltesa tiene que salir elegida por la propia Eurocámara. En las negociaciones el nombre de Metsola apenas fue objeto de debate; no solo se da por hecho que mantenga el cargo sino que en ello el Consejo Europeo tiene poco que decir. El pleno del 16 de julio será la hora de la verdad para ella. Antes, el embrollo para el resto de altos cargos tendrá que resolverse en un debate en el que los gobiernos necesitan más velocidad y claridad.

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