Hablan los protagonistas de las acampadas universitarias por Palestina: "Nuestro sufrimiento es mínimo comparado con Gaza"

Cientos de estudiantes de cinco universidades españolas se encuentran acampados en sus campus en protesta por el conflicto palestino-israelí en la Franja de Gaza. En Valencia, las tiendas llevan puestas once días, mientras que, en Madrid, Barcelona, varias ciudades del País Vasco y Sevilla se han comenzado a montar a lo largo de esta semana. Las concentraciones han sido convocadas para exigir la ruptura de acuerdos entre las universidades españolas, tanto públicas como privadas, y cualquier organismo o empresa que colabore de alguna manera con Israel.

Estos asentamientos tienen como origen la Universidad de Columbia de Nueva York en la que, el 18 de abril, cientos de estudiantes comenzaron a cubrir el campus de tiendas de campaña. En cuestión de horas, jóvenes de todo el país reprodujeron estas acampadas en sus facultades y, tras replicarse en algunas ciudades europeas, llegaron a España. Los pioneros fueron los estudiantes de la Universitat de Valencia (UV), que llevan desde el 29 de abril durmiendo en la facultad de Filosofía con la intención de presionar para que la institución corte sus relaciones académicas y de investigación con varios órganos a los que culpan de ser "cómplices del apartheid".

Influidos por los valencianos, los universitarios catalanes plantaron sus tiendas el lunes en el claustro de la Universitat de Barcelona (UB) tras una manifestación por el Raval. Mientras que los madrileños se asentaron este martes a las 12.30 horas a las puertas de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense (UCM). Los estudiantes aseguran que las noches son "frías", pero que "todo sacrificio es mínimo comparado con el actual sufrimiento en Gaza". Así están viviendo las acampadas sus protagonistas: los universitarios.

Universidad Complutense de Madrid

Sonia, Almudena y Daniel reciben a 20minutos en la facultad de Medicina, ahora cubierta por decenas de tiendas adornadas con banderas palestinas y distribuidas por el césped. Los tres coinciden en que decidieron organizarse para seguir con "la ola de solidaridad internacional por Palestina" y que, en cuanto se empezó a correr la voz de la acampada, acudieron a la Complutense de forma "casi automática". Los estudiantes madrileños decidieron seguir la corriente "pionera" de los valencianos improvisando este martes un campamento en la UCM con representación de asociaciones de las seis universidades de la capital

Daniel y Sonia, de 19 y 20 años, han pasado la primera noche en el campus "con mucho frío", pero también "con alegría" por la solidaridad y buen ambiente con los compañeros con los que jugaron a las cartas, tocaron la guitarra e intercambiaron inquietudes. Respecto a cómo lo compatibilizan con sus vidas personales y académicas, Sonia asegura que permanecerá acampada "hasta que aguante" y que están desarrollando medidas, como la habilitación de zonas de estudio y turnos para ir a la biblioteca o a clase, para no tener que dejar de lado la vida académica en este mes de exámenes, decisivo para muchos universitarios.

Otros militantes han decidido no pernoctar en el campus, pero sí acercarse a pasar el día en él. Es el caso de Almudena, de 18 años, que ha acudido a primera hora con provisiones para el desayuno y planea quedarse toda la jornada. La joven narra que las asociaciones se organizan de forma individual para que haya representación de todas en "cada una de las horas del día". La acampada está previsto que dure mínimo hasta finales de semana, pero Carlos, militante de la asociación URJCombativa, explica que están negociando su permanencia "minuto a minuto" con el rectorado y que sus planes son quedarse de forma "indefinida" hasta que logren sus objetivos.

Universitat de Barcelona

Jazz, Aleix, Waldo y Hanny llevan dos noches durmiendo en el característico claustro de la UB. Los cuatro decidieron acampar tras la manifestación pro-palestina que recorrió el lunes el barrio del raval. Jazz, de 27 años, es estadounidense y no dudó en unirse a la protesta porque siente "responsabilidad y vergüenza” por lo que su país "le está haciendo a Israel". "Estoy aquí en representación de los ciudadanos americanos que no estamos de acuerdo con las acciones de Estados Unidos. No hace falta estar allí para ser consciente de que, sin las armas y apoyo estadounidense, no habría genocidio".

Aleix, de 23 años, es estudiante de la Universitat Autónoma de Barcelona y asegura que seguirá acampado hasta que "la UB comunique que rompe relaciones académicas, de investigación y de intercambio con instituciones colaboradoras con Israel". De estos días de protesta destaca el compañerismo que se respira y los aprendizajes que le están regalando sus compañeros ya que, en la concentración catalana, también están participando refugiados palestinos y de países árabes en conflicto como Irán, Irak o Afganistán. Este miércoles se aprobó en claustro con el rectorado la moción en contra de las actuaciones del estado de Israel, pero el militante expresa que el plan es continuar hasta "lograr objetivos claros".

Además de los refugiados, la concentración catalana es la que más participación europea está reuniendo. Waldo y Hanny son de Países Bajos, estudian Relaciones Internacionales y su principal incentivo para pernoctar en la UB es "no normalizar el genocidio como algo por lo que no se puede hacer nada". Ambos recuerdan la primera noche como "sorprendentemente fácil", pero, especialmente Waldo, se muestra "muy decepcionado" con su país después de que en Ámsterdam las autoridades desalojaran a los estudiantes acampados en contra de que la "complicidad de la Unión Europea en el conflicto". El joven interpreta esta “represión” como una muestra de que "cada vez es más difícil luchar por la verdad".

Universitat de Valencia

En Valencia empezó todo y este jueves se cumplen 11 días desde el inicio de la acampada en la facultad de Filosofía de la UV, la protesta pionera que ha influido las del resto de provincias. Todos los participantes coinciden en el "orgullo y motivación" que estas réplicas han supuesto, pero para Laith Abdel-Qader, palestino cisjordano que lleva participando en la protesta desde el 29 de abril, esta acampada significa "mucho más de lo que se puede explicar". El joven asegura estar "maravillado" por el apoyo hacia una población que vive a miles de kilómetros ya que lleva meses sin tener noticias de sus familiares jordanos y asegura que, participar activamente apoyando a los manifestantes, lo consuela y lo motiva a seguir.

Como Laith, muchos de los participantes que siguen en la UV llevan desde el primer día. Es también el caso de Marc Caballer, de 26 años y graduado por la UV en estudios hispanos. El ahora profesor se enteró de la acampada por las redes sociales y recuerda con ilusión que al principio no llegaban a 15 participantes, pero que ahora son más de 150 y la cifra crece cada asamblea. Además, asegura que, pese al desgaste que suponen este tipo de protestas, "la moral está muy alta" por el contagio a otras universidades. "Es un orgullo ser la semilla que ha revivido la llama de los movimientos estudiantiles de España, los universitarios tenemos mucho poder, pero tenemos que perder el miedo a utilizarlo".

Por otro lado, Andra, de 22 años y estudiante de lenguas modernas, hace tres días que decidió unirse a dormir en el campus y está intentando ayudar e implicarse de "todas las formas posibles" participando en todas las actividades y talleres sobre el mundo árabe que profesores y voluntarios están organizando. La joven asegura que cualquier apoyo es bienvenido, pero que esperan que este apoyo llegue en algún momento desde el rectorado cortando sus relaciones con Israel. Por ahora la rectora ha ofrecido una reunión con representantes de las asociaciones organizadoras, pero la acampada valenciana tiene una organización "horizontal" y no cuenta con portavoces, por lo que han rechazado la propuesta y han invitado a la rectora a asistir a una asamblea.

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