¿Es genética la depresión? Lo que dice la ciencia sobre el complejo origen de este problema de salud mental

En España, cada año se diagnostican 44.000 casos de depresión resistente, según datos de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm). Es una enfermedad cuyas causas ni siquiera han sido del todo aclaradas científicamente, en parte por lo variado de sus síntomas tanto en diferentes personas como a lo largo del tiempo.

Una de las hipótesis más barajadas al respecto es que el trastorno depresivo mayor (el nombre técnico de la depresión) responde a una serie de variaciones en los niveles presentes en nuestros tejidos nerviosos de una serie de sustancias químicas llamadas neurotransmisores. Esta teoría, no obstante, presenta bastantes lagunas que aún deben ser solventadas y además no proporciona una respuesta a por qué se producen estas alteraciones en primer lugar.

Componente hereditario de la depresión

Lo que sí que sabemos, tal y como refleja el manual MSD (la principal referencia diagnóstica a nivel mundial) es que la depresión tiene un importante componente hereditario, de en torno al 50% de la etiología (causas) en los casos de inicio no tardío. Esta conclusión parte del hecho de que la depresión es más frecuente entre los familiares de primer grado con este cuadro, y de que la concordancia entre gemelos es alta.

Precisamente, señala el texto, se considera probable que determinados factores genéticos puedan influir de manera muy importante en el desarrollo de respuestas depresivas a eventos adversos que tienen lugar en la vida de las personas.

No obstante, la genética no es la única posible vía de la depresión asociada a la herencia, ya que existen muchos factores psicosociales ligados al entorno (incluyendo la familia). De este modo, las situaciones de estrés en la vida cotidiana y fenómenos como separaciones o pérdidas pueden preceder a episodios de depresión mayor, si bien rara vez a casos de depresión intensa de larga duración excepto en aquellas personas predispuestas.

Cabe apuntar también que otra cuestión que apunta a una posible predisposición es el hecho de que aquellos que han tenido un episodio de depresión mayor tienen un riesgo más alto de sufrir otro en el futuro. Similarmente, las personas menos flexibles y con tendencia a la ansiedad también arrojan más probabilidades de sufrir el trastorno; sin embargo, se ha propuesto que esto podría explicarse por una carencia en ciertas habilidades sociales para ajustarse a la vida en el sistema social y cultural del individuo que podría a su vez derivar de un aprendizaje inadecuado. En cualquier caso, sí que está claro que la presencia de otros trastornos de tipo psiquiátrico aumenta el riesgo de padecer trastorno depresivo mayor.

Diferencia entre hombres y mujeres

Una cuestión interesante es el hecho de que se ha documentado que las mujeres tienen un riesgo más elevado de sufrir trastorno depresivo mayor.

Existen varias teorías al respecto, y es posible que la diferencia se deba en realidad a una combinación de diversos factores. Por ejemplo, las mujeres podrían estar más expuestas a determinados estresores (carga laboral y doméstica, problemas en el entorno laboral, discriminación) en su vida diaria; además, podrían reunir una serie de condiciones puramente biológicas (tasas más elevadas de disfunción tiroidea, cambios endocrinos que se producen con la menstruación y la menopausia) que las predispongan en mayor grado a ello.

De la misma forma, las mujeres pueden sufrir un tipo concreto de depresión ligado a la maternidad, llamado depresión post-parto, que se presenta después del nacimiento de un hijo.

Variantes genéticas específicas

Ahora bien, teniendo en cuenta todas las aristas que tiene la heredabilidad de la depresión, existen algunas investigaciones centradas específicamente en el campo de la genética que sí que parecen apuntar, al menos, a una serie de factores de tipo genético en la etiología de los trastornos depresivos.

Por ejemplo, una revisión de la literatura al respecto publicada en el medio académico Frontiers in Psychiatry recoge numerosas evidencias que apuntan a que la incidencia de la depresión se asocia en realidad a múltiples variantes genéticas diferentes, sin que parezca estar provocada por ninguna de ellas en particular. Un ejemplo notable sería el cromosoma 3p25-26, prevalente en más de 800 familias con varios miembros diagnosticados.

Aún así, sigue sin haber sido posible determinar el rol de estas variantes en la génesis de la condición. Sin perder esto de vista, y sin olvidar que existen casos de depresión sin antecedentes familiares tanto como de personas con parientes cercanos afectados que nunca la desarrollan, la presencia de estos factores apuntaría más a una predisposición que a una determinación genética.

En suma, la evidencia científica de la que disponemos a día de hoy parece indicar más bien que la verdadera clave en el origen de la depresión podría estar en la interacción de ciertas características biológicas (incluyendo variantes genéticas) y los factores ambientales, como estar sujeto a determinadas experiencias personales.

Referencias

William Coryell. Trastornos depresivos. Manual MSD (2023). Consultado online en https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastornos-del-estado-de-%C3%A1nimo/trastornos-depresivos el 01 de octubre de 2024

Shadrina M, Bondarenko EA, Slominsky PA. Genetics Factors in Major Depression Disease. Frontiers in Psychiatry (2018). DOI: 10.3389/fpsyt.2018.00334.

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