Disturbios, sanciones y odio: la herida de la Guerra de los Balcanes se reabre en la Eurocopa de Alemania

Un cántico, un gesto, una bandera, un escudo o una camiseta... cualquier detalle puede prender la mecha de la violencia en esta Eurocopa de Alemania como ya ocurrió en la previa del Inglaterra - Serbia del pasado domingo. El motivo, el recuerdo de una historia sangrienta y reciente, de una herida abierta que aún duele a muchos aficionados de varias selecciones en liza en este torneo: la Guerra de los Balcanes.

La UEFA dedica muchos recursos a evitarlo, pero al final la política siempre encuentra un resquicio para colarse en el deporte y lo suele hacer con más facilidad en el fútbol. Esta Eurocopa es el máximo ejemplo de ello, pues si las tensiones entre las aficiones de los países miembros de la extinta Yugoslavia son una constante en el torneo continental, en esta ocasión las provocaciones han sobrepasado los límites.

Algunos recordarán el gesto del "águila bicéfala" (símbolo de la bandera albanesa) realizado por Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri —ambos suizos de origen albanokosovar— en el Suiza - Serbia del pasado Mundial de Rusia 2018. Aquella celebración reivindicativa fue sancionada por la FIFA, pero apenas fue un pequeño incidente en comparación con la tensión geopolítica que se vive estos días en Alemania y que trata de apaciguar la UEFA.

Apenas las dos primeras jornadas del torneo pudieron celebrarse con normalidad antes del primer gran incidente en la tercera fecha del campeonato, una batalla campal entre hooligans ingleses y aficionados serbios en las calles de Gelsenkirchen saldada con ocho detenidos. Unos incidentes con un trasfondo más profundo que el de cualquier enfrentamiento entre aficiones.

A los exaltados hooligans se unieron ultras albaneses, procedentes de una Albania enfrentada a Serbia desde la desintegración de Yugoslavia por su posición respecto a Kosovo. Y es que ese pequeño territorio —aún no reconocido como Estado por toda la comunidad internacional, tampoco por España— siempre estuvo dividido por las diferencias entre habitantes de origen serbio y albanokosovar (con toda una serie de aristas religiosas y étnicas añadidas). Kosovo y Albania viven ahora hermanados, mientras que Serbia no reconoce la independencia de un territorio que reclama propio.

En aquella pelea en la que volaron sillas y mesas por las calles de Alemania también intervinieron ultras procedentes de Macedonia del Norte, país también estrechamente vinculado a Albania, y hasta Danilo Vučić, hijo del actual presidente serbio. 3.000 efectivos fueron necesarios para aplacar el conflicto y, ante la gravedad de los hechos, la UEFA ha decidido cortar por lo sano al mínimo atisbo de crispación.

15.000 euros de multa recibió como castigo la federación serbia por el lanzamiento de objetos de sus aficionados y por mostrar, como también hiciera Albania en su primer partido, pancartas con mapas nacionalistas. Por su parte, el periodista kosovar Arlind Sadiku fue despojado de su acreditación de prensa tras hacer con las manos el símbolo del "águila bicéfala" frente a la grada serbia. Cada provocación es un escalón más de tensión, un paso más, y el último lo dieron croatas y albaneses.

Ambos se midieron en la segunda jornada del Grupo B este miércoles y protagonizaron otro episodio extradeportivo al celebrar su hermanamiento con los albanos durante la previa y el partido. "Matar al serbio, matar al serbio", fue el cántico simultáneo de ambas aficiones que alertó a la UEFA y que ha derivado en un ultimátum de Serbia.

"Lo ocurrido es escandaloso y pediremos sanciones a la UEFA, aunque eso signifique no continuar en la competición. Exigiremos a la UEFA que sancione a las federaciones de ambas selecciones. Si la UEFA no las castiga, pensaremos cómo procederemos", dijo este jueves Jovan Surbatovic, secretario general de la Asociación Serbia de Fútbol, en declaraciones a la emisora nacional serbia RTS.

El anuncio se hizo horas ante del Eslovenia - Serbia finalmente celebrado sin incidentes, aunque a espera de la posibilidad de que la federación serbia tome medidas si la UEFA no es proporcional en su castigo a Croacia. El país de Luka Modric proclamó su independencia en 1991, momento en el que Serbia trató de evitarlo en un conflicto que duró hasta 1995. Ello, sumado a las diferencias entre las comunidades ortodoxas de Serbia y católica de Croacia y el reconocimiento de Kosovo por parte de Croacia, ha dejado un poso aún presente en ambas naciones.

Los conflictos se suceden y la UEFA mantiene las alertas en un momento en el que la Fase de Grupos se aproxima a la jornada decisiva, el momento más caliente antes de una fase eliminatoria que previsiblemente ayudará a calmar las aguas. El marco de seguridad ofrecido por Alemania es tranquilizador, pero el auge de la crispación por las heridas del pasado obliga a hacer un esfuerzo por contener a los radicales espoleados por el dolor de la historia.

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