La desgarradora lucha de una pareja con alzhéimer por vivir juntos hasta el final: "Si la residencia los separa, se nos mueren de pena"

María Soledad y Desiderio han forjado juntos una historia de 60 años de "amor y cariño" que podría verse truncada por el alzhéimer que sufren ambos. La pareja extremeña ha formado una familia que ahora lucha a capa y espada contra la enfermedad que pretende separarlos en residencias distintas "en sus últimos años de vida" y romper la promesa que se hicieron cuando eran jóvenes: "Morir en casa y juntos".

Su hijo, José Hernández, vecino de Plasencia, ha compartido con 20minutos su lucha por encontrar una solución hacia una posible separación inminente de sus padres, de 84 y 80 años. La única vía factible para el bienestar de la pareja es ingresarlos en una residencia de mayores pública en Extremadura, sin embargo, todo apunta a que cada uno viviría en un centro distinto, algo que asegura "los mataría de pena". Por ello, José, tras intentarlo todo, creó una petición de Change.org que ya ha recogido más de 55.000 firmas para cambiar la normativa y que se tenga en cuenta a los matrimonios a la hora de ingresar en una residencia para que estos no sean separados.

María Soledad sufre esta enfermedad neurodegenerativa desde hace cuatro años, aunque, por suerte, su proceso ha sido realmente lento. Tristemente, Desiderio también comenzó a sufrirla a finales de año, pero su deterioro fue mucho más rápido y agresivo. "En marzo solicitamos una revisión para los dos y los evaluaron y, pese a que mi madre llevaba más tiempo enferma, mi padre ya contaba con el grado 2 de dependencia. Estaba peor él que ella", asegura José a este medio.

"Mi madre era una mujer que, dentro de sus limitaciones, era muy independiente ya que se aseaba y vestía, tenía la casa atendida, ponía lavadoras y barría... Hacía una vida más o menos normal. Finalmente, sufrió un bajón del 50% en tan solo unas semanas: ya no podía lavarse, ni vestirse, ni hacer la comida o comer por sí sola. Ambos necesitan atención las 24 horas del día", añade el extremeño. Desde que ambos cuentan con un nivel de deterioro mayor, se encuentran perdidos y desorientados.

"Morir en casa y juntos"

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta María Soledad en la actualidad es la etapa depresiva en la que está sumergida al enfrentarse a la idea de vivir, en un futuro, lejos de su compañero de vida. "Está llorando todo el día, puede que porque piensa que le van a separar de su marido en la residencia. Su idea es morir en casa con su marido. Ellos siempre han dicho que iban a morir en casa y juntos. Y al pensar que igual uno entra en la residencia y otro no ha causado una especie de depresión y tristeza absoluta en mi madre".

En los últimos meses, tanto José como sus hermanos han intentado acelerar el proceso de revisión del grado de dependencia de María Soledad para ingresarla lo antes posible en una residencia, a poder ser en la misma que Desiderio, sin embargo, no fue suficiente. Tras pedir cita con diferentes médicos y con el neurólogo y recoger la documentación con la actualización de la salud de su madre, en el que constaba un "empeoramiento grave y repentino", el proceso quedó en standby.

Una petición de firmas para crear "conciencia"

Fue entonces cuando decidieron 'quemar el último cartucho' y crear una petición de Change.org para recoger firmas y cambiar el proceso de ingresar a matrimonios en centros de mayores distintos. En todo momento, José habla de residencias públicas, pese a que "la solución sería que fueran a una privada".

"A ver si nos hacen un poco más de caso y creamos conciencia. El objetivo es reclamar un punto de atención hacia personas como nosotros, gente humilde que no puede pagar 2.000 al mes por una residencia, por mucho que sea la solución", agrega. "¿Si no tengo dinero no pueden ir juntos? Me parece absurdo que la gente sin recursos no pueda acceder a las mismas prestaciones que la gente con recursos cuando existe una sanidad pública", sentencia el placentino. "Esto es un problema que hay en toda España, no solamente en Extremadura, y me gustaría que las firmas llegaran más allá de la Comunidad, ya que la ley de dependencia existe a nivel nacional y que nos afecta a todos los españoles".

La petición ha revolucionado las redes sociales. En tan solo dos días más de 40.000 personas se han unido a la lucha de María Soledad y Desiderio. "Pedimos modificar la actual normativa para evitar que matrimonios que llevan toda la vida juntos tengan que separarse así. Que al asignar residencias tengan en cuenta la convivencia de años a la hora de baremar", comparten en el escrito.

"Cambien el baremo y la valoración para que las parejas de ancianos, especialmente aquellas que lidian con enfermedades crónicas como el alzhéimer, puedan terminar sus días juntas. Estos cambios garantizarán que los matrimonios de larga duración pueden continuar brindándose apoyo emocional y físico, mejorando su calidad de vida y bienestar. Pues aunque el recuerdo se borre, ese cariño se mantiene entre ambos y lo último que se pierde es el amor", agrega en el comunicado José.

La idea surgió por un caso parecido a unos kilómetros de Plasencia. "Al final, con una petición de firmas, consiguieron que volvieran a reunirse. Si se ha dado un caso, ¿por qué no podemos conseguirlo nosotros? Fue como una inspiración", asegura el extremeño.

Son "su clavo para aferrarse a la realidad"

Pese a la desgarradora enfermedad a la que se enfrenta la pareja extremeña y la situación en la que se encuentran, su amor sigue más vivo que nunca, así lo asegura José a este diario.

"Mis padres están todo el día diciéndose que se quieren y lanzándose piropos entre besos y abrazos. Y quizá no se acuerden de cómo se llaman sus hijos, pero el amor y el cariño lo siguen teniendo a flor de piel. Cuando están juntos siempre están agarrados de la mano y duermen abrazados cada noche, y eso es una señal, por mucho alzhéimer que tengan no pierden el sentimiento por el otro", expresa.

Además, asegura que si los separan en algún momento, ninguno podría soportarlo. "Si los separan, se nos mueren de pena", sentencia. "Saben que el otro es su referencia, su clavo para aferrarse a la realidad. Si uno de los dos se va al médico unas horas, el otro sufre, porque se preocupan de sobremanera por el otro y se necesitan, se hacen falta", dice, emocionado.

"Llevan casados 60 años, toda una vida. Sus hijos nos casamos, tuvimos hijos y nos fuimos de casa de nuestros padres, por lo que llevan más de 20 años viviendo el uno con el otro, acompañándose. Se les puede olvidar comer, se les puede olvidar lo que sea, pero no el amor que sienten el uno por el otro, eso va más allá", concluye.

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