De la crisis con Israel al reconocimiento de Palestina: así ha sido la diplomacia española en un año de guerra en Gaza

En el año que ha pasado desde el cruento atentado de Hamás sobre Israel hasta que la cifra de muertos a causa de los ataques israelíes sobre Gaza ha alcanzado los 42.000 muertos, la relación del Gobierno español con el conflicto ha cambiado. La postura de España sobre como solucionar la convivencia entre palestinos e israelíes es ahora muy distinta a la que históricamente ha tenido. España ha dado un paso adelante para intentar liderar internacionalmente la mediación del conflicto, aunque esas decisiones hayan generado por el camino grandes desavenencias con Israel. Y es que hoy la relación que existía antes del 7 de octubre de 2023 entre Madrid y Tel Aviv es irreconocible.

En los primeros compases del conflicto el Ejecutivo de Sánchez denunció el atentado que acabó con la muerte de más de 1.200 israelíes a manos del grupo islamista y pidió el regreso de los más de 250 rehenes a Israel. A medida que avanzaba la respuesta israelí sobre la Franja el Gobierno trataba de mantener el balance entre lo ocurrido aquel día de octubre y denunciar la respuesta de Israel, conocedor del equilibrio que históricamente ha tratado de tener la posición española en el conflicto palestino-israelí y los interese con el Estado hebreo.

España e Israel establecieron relaciones diplomáticas en 1986. Desde entonces ambos países han ido tejiendo una fuerte red de vínculos políticos, empresariales, culturales y científicos. Eso ocurría al tiempo que se reforzaba la cooperación y apoyo al pueblo palestino. De hecho, ese mismo año, España formalizó el estatuto de la Oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Madrid, adquiriendo rango diplomático. El hecho de que ambos países mantuviera buenas relaciones fue la clave para que en 1991 Madrid fuera sede de la Conferencia de Paz en Oriente Medio, que sería la antesala de los Acuerdos de Oslo.

Con esa idea, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha buscado reeditar aquella conferencia en Madrid anunciando su intención de hacer una nueva reunión y revivir un acercamiento diplomático entre israelíes y palestinos que parecía estancado desde hace décadas. En su primera visita internacional en el inicio de esta legislatura el presidente del Gobierno decidió visitar Israel y a Cisjordania. Sánchez se reunió entonces con Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, y con Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel. Entonces la ofensiva israelí en Gaza ya contaba por miles los muertos y el Gobierno español empezaba a hacer públicas sus criticas por lo que estaba pasando. Algo que se pudo notar en la tensa reunión con Netanyahu.

Fue en la última parada de aquel viaje, en el paso fronterizo de Rafah, entre Egipto y el enclave palestino, cuando Sánchez dijo que "había llegado el momento para que la comunidad internacional y especialmente la Unión Europea [que España presidía] tomara una decisión sobre el reconocimiento del Estado palestino". De no hacerlo de manera conjunta, añadió el presidente del Gobierno, "España tomaría sus propias decisiones".

Israel retira a su embajadora en Madrid

Tel Aviv no tardó en responder criticando lo que consideraban un tono amenazante y convocó a la embajadora española, Ana María Salomón Pérez, para "una dura conversación de reprimenda". "Condenamos las falsas afirmaciones de los primeros ministros de España y Bélgica que están dando apoyo al terrorismo", dijo el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen.

En ese contexto de tensión entre ambos países una entrevista a Sánchez terminó de provocar la crisis diplomática con el Gobierno de Netanyahu. En una entrevista en RTVE, el presidente puso en duda que el Ejército israelí estuviera actuando conforme al Derecho Internacional en Gaza. "Con las imágenes que estamos viendo y con el número creciente de victimas, sobre todo de niños y niñas que están muriendo, tengo francas dudas de que (Israel) esté cumpliendo con el derecho internacional humanitario", afirmó. Israel llamó a consultas a su embajadora, mostrando su rechazo a la posición de España sobre sus acciones militares en Gaza.

Pese al enfado, la diplomática estaría fuera de España unicamente dos meses, momento en el que volvió a Madrid para escenificar lo que parecía una reconciliación entre ambos Ejecutivos. No obstante, el tono de España no cambió y siguió denunciando la situación en Gaza. Además, en vista de que los Veintisiete no llegaban a una postura conjunta sobre como abordar la resolución del conflicto, España dobló la apuesta y cumplió con la promesa que Sánchez había hecho en Rafah: reconocería al Estado Palestino. Ante el anuncio Israel volvió a llamar a Tel Aviv a su embajadora y la misión diplomática israelí se quedó sin su máximo representante. La relación entre ambos países ya no sería la misma.

Un reconocimiento "histórico"

La diplomacia israelí pasó al ataque advirtiendo de que "si España cumplía con su intención de reconocer un Estado palestino, se tomarían medidas similares en su contra". La llegada de un nuevo ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, no rebajó la tensión y en uno de sus primeros mensajes aseguró que "Hamás le agradecía los servicios" a Pedro Sánchez.

España defendió su decisión alegando que la solución a la guerra pasaba porque los palestinos tuvieran "un Estado propio" que coexista con Israel. El Gobierno español realizó una ronda de consultas con sus socios europeos para sumar a más países al reconocimiento. Finalmente Irlanda, Noruega y Eslovenia se sumaron, en lo que sería una decisión que Sánchez calificó de "histórica". Quedaba entonces por saber cómo sería ese reconocimiento, ya que la situación territorial actual (con la ocupación de buena parte de Cisjordania y la invasión en Gaza) generaba muchas dudas.

Finalmente España fijó las fronteras en las líneas fronterizas de 1967. El diseño fronterizo de entonces reconoce que Cisjordania y Gaza pertenecen íntegramente al Estado palestino. Como estos dos territorios estarían separados por Israel, Pedro Sánchez ha propuesto una futurible existencia de un "corredor" que conecte ambas zonas palestinas, además de fijar la capital de Palestina en Jerusalén Este.

El reconocimiento ha llevado inevitablemente al aumento de las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina, considerado como el Gobierno del Estado Palestino que reconoce España. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, junto con Moncloa han realizado varias reuniones entre líderes de países árabes, organismos arabo musulmanes, Gobiernos europeos y representantes de la propia Comisión Europea para seguir impulsando una conferencia internacional para abordar el conflicto palestino-israelí. Aunque por el momento el Estado hebreo no ha sido invitada a ellas.

Durante el primer recibimiento como líder del Estado palestinos en España, Mahmud Abás agradeció el mes pasado a España el reconocimiento y su papel en la resolución del conflicto y pidió públicamente que Madrid fuera la sede de una segunda Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo como la que ya se celebró en el año 1991. Una imagen que será difícil de ver, ya que fue precisamente la buena relación con los palestinos, pero también con los israelíes, la que provocó que España fuera sede entonces del histórico encuentro.

El colofón a este año de cambios con respecto al conflicto será antes de que acabe el año, cuando el Gobierno español y el palestino se reúnan en la primera cumbre bilateral, donde se "firmarán varios acuerdos de colaboración" entre ambos estados. "Vamos a seguir apoyando al pueblo gazatí, vamos a estrechar nuestros vínculos con el Estado palestino", sentenció Sánchez tras anunciar el encuentro.

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.