Al borde de la eliminación, en la agonía, en el aparente último aliento de un ciclo, una chilena de Jude Bellingham forzó la prórroga en el minuto 95 y un cabezazo de Harry Kane culminó la remontada a los 50 segundos del tiempo extra e Inglaterra resucitó de repente en la Eurocopa 2024 contra Eslovaquia, por fe, por ímpetu y por ambición, cuando percibió su destino hacia el abismo.
El gol ya ha quedado para eso que llaman los anales de la historia y, quién sabe, si quedará como valioso refuerzo para Bellingham de cara a la disputa del Balón de Oro. Fue cuando el partido ya moría, y los aficionados ingleses aún más: un saque de banda que quizá Eslovaquia jamás debió conceder: lo puso Walker dentro del área, lo peinó un compañero y allí estaba Jude para conectar la estética chilena, el vital empate.
El tanto salvó de la quema -literal- al equipo inglés y rescató la cabeza de su técnico Southgate, ya pedida por todos los tabloides británicos en masa. Después, llegó la prórroga y, ya sin ataduras, Kane terminó de completar el milagró, del calvario al éxtasis.
El tanto, además, redimió a un Bellingham sobre el que también están cayendo muchas críticas. Su declive físico, que llega directo desde Madrid, está mermando su juego durante todo el torneo y su equipo lo está notando. Eso sí, este domingo supo echarse al equipo a sus espaldas y marcó en el momento justo y de una manera inolvidable.
