Todos los seres humanos, salvo aquellos con solo herencia africana, llevan en su ADN la huella genética de la unión entre el Homo sapiens y los neandertales, dos especies que coexistieron en Eurasia y se cruzaron durante varios milenios. Dos nuevos estudios, publicados en las prestigiosas revistas Nature y Science, han arrojado ahora nuevos datos que sitúan una fecha más exacta de cuándo ocurrieron estos primeros cruces entre sapiens y neandertales.
El estudio de Science, liderado por el Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Leipzig y por la Universidad de California en Berkeley, sugiere que el mayor evento de hibridación de ambas especies se concentró en unos 7.000 años: empezó hace 50.500 años y terminó hace 43.500 años, cuando los neandertales empezaron a desaparecer.
En esta investigación, el genetista evolutivo Leonardo Iasi, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, dirigió a un equipo de investigadores que examinaron 334 genomas de humanos modernos de todo el mundo con el objetivo de indagar en la ascendencia neandertal compartida, averiguar cuándo se aparearon los humanos y los neandertales e identificar los genes neandertales que proporcionaron beneficios adaptativos a los humanos.
Los investigadores descubrieron entonces una ascendencia neandertal única que sugería que solo un puñado de grupos neandertales aportaron el ADN neandertal observado en los humanos modernos.
Gracias a ello pudieron averiguar que neandertales y humanos modernos se aparearon a lo largo de varias generaciones, durante aproximadamente 7.000 años.
"Esta cronología coincide estrechamente con las pruebas arqueológicas del solapamiento de neandertales y humanos modernos en Europa. Algunos de los primeros humanos modernos poseen una ascendencia neandertal única y sustancial que no comparten con los humanos modernos después de 40.000 años", subraya Leonardo Iasi.
Estos resultados no solo acotan a un periodo de 7.000 años la mezcla entre los neandertales y los Homo sapiens, sino que además sugieren que la diversificación de los humanos fuera de África comenzó después del cruce con los neandertales, lo que explicaría, por ejemplo, por qué los asiáticos orientales tienen un 20% más de genes neandertales que los europeos y los asiáticos occidentales.
Otro de los hallazgos que publica Science señala que, fruto de este cruce, los humanos modernos adquirieron varios genes neandertales que terminaron siendo ventajosos para nuestro linaje, incluidos aquellos relacionados con la pigmentación de la piel, la respuesta inmunitaria y el metabolismo.
Estas conclusiones coinciden con las del estudio publicado en la revista Nature, que se basa en el análisis de los genomas más antiguos de humanos modernos hallados en Europa, que no se habían estudiado antes.
En concreto, estudiaron un pequeño grupo de seis individuos que forman parte de un linaje que se separó de la primera población que salió de África hace unos 50.000 años y que vivieron en Ranis (Alemania) y Zlatý kůň (Chequia), hace entre 49.000 y 42.000 años, y que fabricaban un tipo de herramientas del tipo LRJ.
Los análisis han revelado que este grupo estaba emparentado: "Para nuestra sorpresa, descubrimos una relación genética de quinto o sexto grado entre Zlatý kůň y dos individuos de Ranis", indica el antropólogo del Instituto Max Planck Arev Sümer en declaraciones que recoge Science Alert.
Este grupo, portador de variantes genéticas asociadas con la piel y el cabello oscuro y con los ojos marrones, perteneció a los primeros humanos modernos que salieron de África y se dispersaron por Eurasia.
"Estos resultados nos proporcionan una comprensión más profunda de los primeros pioneros que se establecieron en Europa", explica el bioquímico del Instituto Max Planck Johannes Krause. "También indican que cualquier resto humano moderno encontrado fuera de África que tenga más de 50.000 años de antigüedad no podría haber sido parte de la población común no africana que se cruzó con los neandertales y que ahora se encuentra en gran parte del mundo", apunta Krause.