El empleado de McDonald's que llamó a la Policía cuando avistó a Luigi Mangione, presunto asesino del director ejecutivo de la subsidiaria UnitedHealthcare, Brian Thompson, podría cobrar una recompensa de hasta 60.000 dólares, que el FBI y del programa 'Crime Stoppers' ofreció a cualquier persona que facilitara cualquier información para esclarecer el caso.
Aunque la Policía y los fiscales actuaron rápidamente para detener al joven de 26 años, la recompensa podría tardar en ser entregada y ser finalmente menor de esa cifra después de la aplicación de impuestos y en función de la importancia de las pistas aportadas.
El servicio de la Policía de Nueva York, 'Crime Stoppers', recibió más de 400 llamadas durante los cinco días que duró la investigación del caso, de las que 30 pruebas que se aportaron fueron útiles para el caso, según indica la cadena CBS.
El FBI ofreció una recompensa de hasta 50.000 dólares y, el programa 'Crime Stoppers', de hasta 3.500, que aumentó luego hasta 10.000, por las informaciones que condujeran al arresto y acusación del sospechoso.
El trabajador del establecimiento de comida rápida, que podría optar a la recompensa, llamó al número de teléfono '911' en el establecimiento en Altoona, Pensilvania, el pasado lunes, para avisar de que había localizado al sospechoso, llamada tras la que la policía acudió al lugar y arrestó al joven de 26 años.
El '911' graba el número desde el que se llama y el nombre, pero el informante permanece en el anonimato.
Para recibir la recompensa, la persona que da la alerta tiene que ser nominada, normalmente por una agencia federal de investigación y, a continuación, una junta examina la información y su papel en la investigación, y decide si se la concede el importe total.
Sin embargo, la mayoría de las recompensas requieren que haya una condena del acusado y, dada la naturaleza de los cargos de asesinato y las múltiples jurisdicciones implicadas, podría pasar un año o más antes de que se celebre un juicio, según la agencia Associated Press.
El presunto asesino, Luigi Mangione, permanece en Pensilvania, en la prisión de máxima seguridad de la Institución Correccional Estatal (SCI), a la espera de una posible extradición a Nueva York, a la que se prevé que el sospechoso se oponga.