Argentina, Venezuela, Marruecos, Argelia, Israel... y ahora México: el Gobierno suma una nueva crisis diplomática

Al Gobierno español se le acumulan las crisis diplomáticas. En los últimos meses el Ministerio de Exteriores ha tenido que bregar con varios conflictos diplomáticos, aunque no han sido los únicos en los últimos años. A los casos de Argentina y Venezuela en Latinoamérica, Marruecos y Argelia en el Magreb e Israel en Oriente Próximo, se suma este miércoles el de México; un conflicto que se remonta a 2019.

En una medida que ha pillado por sorpresa al Ejecutivo de Pedro Sánchez, el Gobierno mexicano ha decidido no invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, el próximo 1 de octubre. Esto supone un hecho sin precedentes en la relación que España tiene con los países de América Latina, ya que la Corona siempre está presente en estos actos.

La respuesta de España ha sido clara: no participar en la ceremonia y no enviar a ningún representante. Aunque en los últimos años parecía que las aguas se habían calmado, la crisis diplomática la abrió en 2019 el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuando pidió a través de una carta a Felipe VI que "el Reino de España expresara de manera pública y oficial el reconocimiento de los agravios causados" durante la Conquista. Ante la negativa de España se tensaron la relaciones y este miércoles Sheinbaum ha reiterado que al no tener respuesta ha decidido no invitar al monarca, aunque asegura que en julio "envió una nota diplomática" invitando a Sánchez a la toma de posesión y que habló con él "hace un par de días" sobre este asunto.

Venezuela

El último lío diplomático (y del que todavía resuenan sus efectos) fue con Venezuela. La oposición venezolana denunció irregularidades en los comicios presidenciales de julio que aseguran haber ganado tras filtrar los resultados de la mayoría de mesas electorales. España, junto con decenas de países, solicitaron al régimen de Nicolás Maduro que enseñara de manera oficial las actas que tenía en su poder. Poco después, una declaración de la ministra de Defensa, Margarita Robles, terminaron de desatar el conflicto, cuando aseguró en una charla que el país caribeño era una dictadura.

La reacción de Caracas fue convocar al embajador de España, Ramón Santos y llamar a consultas a la embajadora venezolana en Madrid, Gladys Gutiérrez, que desde el 13 de septiembre no ha vuelto a España. Poco después el candidato opositor, Edmundo González, salió de Venezuela en un avión español para solicitar asilo.

Pese a que en un primer momento parecía que el conflicto se enfriaba, González acusó ya en Madrid al Gobierno chavista de coacciones para firmar un documento en el que se dejaba caer que reconocía la victoria de Maduro a cambio de salir del país. Esto destapó la presencia del embajador español en el momento de la firma. El Ministerio de Exteriores ha reiterado que la presencia del Gobierno venezolano en la Embajada de España fue a petición de González y que el embajador nada ha tenido que ver con dicho documento. Lo que todavía no se ha aclarado es si el Gobierno español tuvo o no conocimiento de aquella carta.

Argentina

Poco antes de la polémica con Caracas el conflicto se produjo con Buenos Aires. El ministro de Transportes, Óscar Puente, aseguró en un acto público que el presidente argentino, Javier Milei, "ingería sustancias". Este comentario recibió una reprimenda de la Casa Rosada, que lanzó un comunicado en el que habló de "calumnias e injurias" y recordó que Pedro Sánchez "tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia".

El PSOE respondió que aquellas declaraciones del ministro se habían hecho en un "una conversación distendida", mientras que la respuesta de Milei era "absolutamente desproporcionada, fuera de lugar y con pocos precedentes en la democracia". En medio de aquel cruce de declaraciones institucionales se celebró en Madrid un acto de Vox en el que el invitado estrella era Milei, que desde un atril y tras haberse negado a ser recibido por Sánchez atacó al Gobierno. "No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo y qué calaña de gente atornillada en el poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar. Aún cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo".

La declaración de Milei provocaron que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunciara la retira "definitiva" de la embajadora en Buenos Aires. Argentina decidió no hacer lo mismo con su embajador en España y Milei calificó la medida de "payasada" de Sánchez. El presidente argentino volvió a España poco después para recibir una medalla por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desde donde volvió a cargar contra el presidente español y su esposa. Por el momento España no ha comunicado su intención de hacer regresar a su diplomática. Y en el momento en el que quiera hacerlo deberá solicitar permiso al Gobierno argentino.

Israel

Más allá del continente americano el Gobierno español también ha tenido que lidiar con conflictos diplomáticos. El más importante del último año se produjo con Israel. Aunque las relaciones entre Madrid y Tel Aviv siempre han sido fluidas, la ofensiva de Israel sobre la Franja de Gaza como respuesta al atentado de Hamás sobre territorio israelí lo ha cambiado todo.

El Ejecutivo de Sánchez denunció desde el principio la muerte de más de 1.200 israelíes a manos del grupo islamista y pidió el regreso de los más de 220 rehenes a Israel, al tiempo que denunciaba los bombardeos y la invasión israelí de la Franja de Gaza, que en un año de conflicto ha acabado con la vida de más de 41.000 personas. En este contexto Sánchez puso en duda que el Ejército israelí estuviera actuando conforme al Derecho Internacional en Gaza, lo que provocó que Israel llamara a consultas a su embajadora y convocara a la de España en Israel para una "reprimenda" por los "vergonzosas" declaraciones del presidente.

Aunque poco menos de dos meses después regresó a Madrid, el posterior reconocimiento de España del Estado Palestino que se formalizó el 28 de mayo de este año supuso nuevamente la retirara de la diplomática. Una decisión que por el momento siguen sin revertirse.

Marruecos y Argelia

El primer gran conflicto diplomático del Gobierno de Sánchez no se produjo en esta legislatura. La crisis diplomática con Rabat se desató en abril de 2021, cuando España admitió la hospitalización en secreto del líder del movimiento independentista saharaui Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), Brahim Gali. Menos de un mes después se produjo un episodio en Ceuta que marcaría el devenir de la relación entre ambos países.

Más de 8.000 personas cruzaron en pocas horas la valla que separa la ciudad marroquí de Fnideq y Ceuta sin que las autoridades de Marruecos ofrecieran resistencia. Aquel episodio fue criticado por el Gobierno español, que lo calificó de "chantaje" y "agresión". Pocos días después Marruecos llamaba a consultas a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich. El malestar del país vecino duró un año, en el que se produjeron importantes cambios como la destitución de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Fue en marzo de 2022 cuando Benyaich volvería a España de nuevo. Y lo haría poco antes de una polémica carta de Pedro Sánchez que provocaría una nueva crisis diplomática.

La misiva dirigida al rey marroquí, Mohammed VI, y firmada por el presidente cambiaba la postura histórica de España sobre el conflicto del Sáhara Occidental y reconocía que "España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo". Esto generaría el enfado de Argelia, máximo valedor de la causa saharaui, que se traduciría en la llamada a consultas de su embajador en Madrid, Said Moussi.

Argelia rompió también el Tratado de Amistad hispano-argelino, lo que entorpecía las relaciones de negocios entre ambos países. La indignación de Argel duró 19 meses. Fue precisamente la posición de Madrid ante la guerra entre Israel y Hamás lo que llevó al Gobierno argelino a replantear sus relaciones con Madrid. En noviembre de 2023 Argelia nombró a un nuevo embajador, cerrando así una de las tantas crisis diplomáticas que tiene España.

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