Tras la catástrofe llega el 'shock' traumático: "La tristeza y el enfado son exacerbados por la falta de información y la mala gestión"

"Nadie está preparado para una catástrofe de estas dimensiones". A las 217 víctimas mortales que ha dejado hasta el momento la DANA en España -la inmensa mayoría, 214, en Valencia, pero también en Castilla-La Mancha y Andalucía- se suma la cifra de desaparecidos. En Valencia aún no hay un número oficial y en Letur (Albacete) se sigue buscando a cuatro vecinos. Pasar días sin saber qué le ha ocurrido a un ser querido al que se perdió la pista dificulta un shock traumático e, incluso, no llegar a poder velar su cuerpo sin vida puede derivar en un duelo patológico. En el proceso incluye de forma "natural" buscar culpables y pasar de la tristeza a la ira, y de ahí a la aceptación y a "aprender a vivir en un mundo en el que el ser querido no está".

Así lo explica a 20minutos la psicóloga del Grupo de Urgencias, Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid Lola Portela, que señala que lo más importante para los familiares de los desaparecidos es "informarles frecuentemente, aunque sea para decirles que se sigue trabajando en encontrarles pero que no se tiene más información por el momento. Es muy importante que estén informados para reducir el nivel de incertidumbre". La especialista recuerda que "ahora son unos primeros momentos y todavía quedan varios días hasta que se pueda tener toda la información posible. En esos momentos es importante que estén acompañados y que estén cuidados, porque es frecuente que a las personas que están en esta situación de shock y de incertidumbre se les olvide cuidarse, descansar, alimentarse. Todo lo que podamos hacer desde un primer momento va a prevenir un duelo patológico posterior".

El duelo estándar -por llamarlo de alguna manera- es un "proceso dinámico" que atraviesa diferentes emociones asociadas a la pérdida como la tristeza, el enfado, la ira, la frustración... "hasta llegar a la aceptación de la muerte y aprender a vivir en un mundo en el que el ser querido ya no está". Pero cuando "no se da el cierre" y no es posible despedirse "al no haber cuerpo al que despedir", Portela expone que dicho proceso "se complica".

"Lo normal es pasar por diferentes emociones asociadas a la pérdida: tristeza e incluso enfado. En este caso , es tan exacerbado por la falta de información y la mala gestión de la situación. Entonces, es lo habitual tener tristeza, ira, frustración. Y de ahí, tras un proceso, llegará la aceptación de la muerte y aprender a vivir en un mundo en el que el ser querido ya no está. Pero esto, en el caso de un duelo patológico, donde ha habido un cierre, harán falta más recursos" porque "puede llevar asociados trastornos psicopatológicos, trastornos de ansiedad, de depresión, de sueño o de alimentación. Y es importante darles apoyo desde el primer momento", insiste.

Por su parte, Jesús Linares, psicólogo sanitario de emergencias y colaborador del Consejo General de la Psicología de España (COP), abunda en que el llamado 'duelo sin cuerpo' de un ser querido que se marcha de forma sobrevenida es muy complicado y lleva a "la sensación de estar viviendo una película". "Para asumir algo tan sumamente grave se necesita tiempo", prosigue, al tiempo que explica que durante ese proceso de asunción, los afectados realizan comprobaciones sobre el fallecimiento de su familiar que les llevan pasar por la incertidumbre, el enfado, la ira... "Se necesita tiempo, acompañamiento e información", coincide con su colega.

En estos contextos, la incertidumbre y la culpa son "los sentimientos más complejos de manejar", agrega. La primera, "porque tiene que ver con el hecho de no saber qué es lo que está pasando, cuándo se va a detonar, cuándo voy a saber si efectivamente mi familiar ha fallecido o si va a aparecer vivo". Respecto a la culpa, "porque seguramente muchas personas piensan 'yo le mandé a hacer un recado' o 'no le dije que no saliera con el coche'". Linares apunta que estos son mecanismos del ser humano para desplazar la aceptación del hecho principal, que es la muerte de un ser querido.

En cuanto a la búsqueda de culpables, Portela añade que "es algo natural que forma parte de esa necesidad de afrontamiento de la situación. Necesitamos entender cómo se ha causado esta situación [mortal]. El ser humano necesita buscar un culpable y es más fácil que este sea una persona que culpar a la naturaleza".

Niños y supervivientes

Para los supervivientes, una inundación también deja secuelas. El estado de shock puede acompañarse de una "sensación de irrealidad, estado de hiperalerta o recuerdos e imágenes recurrentes de lo sucedido. Todo eso son respuestas adaptativas al estrés" que duran habitualmente "cuatro o seis semanas". Síntomas que, defiende la psicóloga, "hay que permitírselos", al tiempo que "hay que también ventilar esas emociones".

En el caso de los niños y niñas, Portela recuerdo que son "los más vulnerables porque tienen menos recursos psicológicos de afrontamiento". Para hablar con ellos sobre la tragedia o comunicarles la pérdida de un familiar, la psicóloga aconseja acompañamiento y cuidado, como para los adultos, e "informarles lo antes posible y en un lugar seguro. Eso no quiere decir que haya que darles toda la información. La información se puede fragmentar. Pero es importante no mentirles, decirles siempre la verdad. Y si no sabemos qué responderles en un momento dado, decirles no lo sé".

La especialista advierte de que los más pequeños pueden manifestar su preocupación o su malestar a través de alteraciones de la conducta. "La frustración que pueden sentir por ver lo que sucede a su alrededor pueden manifestarla en forma de rabieta, de regresión a una etapa anterior, de negación o de pesadillas. Podemos trabajar con ellos a través de dibujos, que se expresen, es importante darles tiempo también para aceptar la situación", continúa.

Punto de atención para familiares

"El problema aquí tiene que ver con el hecho de no saber. La gente vive con el miedo de que esto se vuelve a repetir, de mirar el cielo, de ver que la DANA sigue. La gente está muy asustada, obviamente. Va a haber mucho impacto psicológico y este va a depender de la exposición al trauma", añade Linares. Una tragedia de esta magnitud causa víctimas primarias [mortales], secundarias [familiares de fallecidos] y terciarias [resto de espectadores]. Y todos ellos viven muchos duelos a muchos niveles, desde un ser querido, que es lo más grave, hasta el patio del colegio o la plaza donde se reúnen un grupo de amigos. Muchas veces, explican los expertos, estos episodios suponen una regresión en el tiempo, por ejemplo, para una persona que todavía estaba de duelo de un ser querido y la catástrofe le arrasca todas las fotos que tenía de ella.

La Conselleria de Sanidad abrirá este miércoles un punto de atención psicológica para familiares de víctimas y desaparecidos por la DANA en el centro de eventos de Feria Valencia, que contará inicialmente con 30 psicólogos y psiquiatras. Así, lo ha anunciado este lunes el conseller de Sanidad, Marciano Gómez, en rueda de prensa para informar de la situación y las medidas que se están adoptando para garantizar la asistencia sanitaria a los afectados por el temporal.

Portela ha lamenta a este periódico antes de conocer esta media que los grupos de psicólogos expertos en emergencias no habían recibido la llamada de las instituciones que están gestionando los efectos de la catastrófica DANA en Valencia y ha defendido que no hace falta que esté todo limpio para actuar, porque pueden empezar a trabajar en el Puesto de Mando Avanzado, donde se coordina toda la gestión de la emergencia, para atender a los familiares de las víctimas y a los profesionales de rescate, que también necesitan "ventilar emociones".

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