¿Qué tienen los wasaps?

Hoy volvemos a tener concierto. Si hace unos días el conseguidor Aldama cantó por soleares, hoy llega el turno de Lobato, rebelde por un día. El hombre quiso pecar de honrado –válgame– y para cubrirse las espaldas elevó a notaría varios wasaps que le hicieron llegar desde arriba para hundir a Díaz Ayuso, novio mediante. El Supremo le hará hoy una sencilla pregunta: ¿esos mensajes procedían de una noticia publicada o eran un documento filtrado desde Fiscalía? Si, bajo juramento, contesta lo segundo, el juego sucio del Gobierno quedará certificado y su credibilidad más hundida... si eso es posible. No parece que con un hermano, una mujer y un fiscal general imputados a Sánchez le vaya a preocupar semejante nimiedad en su fin de semana de beatificación sevillana. A él, plim; y a nosotros, parece que también.