Qué tiene a favor y qué tiene en contra Sánchez para reconocer el Estado palestino

Pedro Sánchez se ha convertido en un líder político que va eligiendo batallas a medida que pasa el tiempo y ahora una de las más importantes pasa por el reconocimiento del Estado palestino. El debate, activo desde el pasado 7 de octubre, vuelve a tomar cuerpo tras el ataque del Ejército israelí sobre el paso de Rafah, otro giro importante en la guerra que ha valido para, de nuevo, un rechazo casi unánime a las maniobras de Tel Aviv. España, en ese contexto, lidera el mensaje de que la solución a la guerra pasa porque los palestinos tengan "un Estado propio" que coexista con Israel. "Solo así se conseguirá una paz duradera", repiten tanto desde Moncloa como desde Exteriores.

Sánchez, con todo, juega sus cartas en el marco de la Unión Europea y también a nivel nacional, con aliados y detractores en ambos escenarios. El tema es complejo, y por eso el Ejecutivo cuenta con una serie de pros y contras para llevar adelante su apuesta. ¿Qué tiene el presidente del Gobierno a favor y en contra en este asunto?

A favor: Sumar y la posición de la UE como bloque

Lo más importante que tiene a favor el presidente del Gobierno es que su socio de coalición, Sumar, le apoya de pleno en esta iniciativa, y de hecho le llama a no perder más tiempo. Para la formación que lidera Yolanda Díaz el reconocimiento del Estado palestino tiene que ser "inmediato", mientras que el PSOE se está tomando su tiempo. La idea de Sánchez es dar el paso, sea solo o no, antes del verano y en las últimas semanas ha repetido, sobre todo desde Bruselas, que está esperando "a que se den las condiciones". Tras estas palabras puede existir la duda de si aguarda para aglutinar más apoyos o simplemente quiere esperar a que arranque la campaña de las elecciones europeas.

En realidad, España está haciendo un trabajo de campo, construyendo el mensaje para el resto de socios europeos y sumando países miembros a la causa. De momento son pocos: hace algunas semanas el Gobierno firmó una carta junto a Irlanda, Eslovenia y Malta para asegurar que los cuatro están dispuestos a reconocer a una Palestina independiente. Bélgica también va en esa línea, y ahí se unen las voces que además han solicitado a la Comisión Europea que revise el Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel. Por ahora no hay respuesta sobre ello.

Del lado de Pedro Sánchez y su idea está también que la solución de los dos Estados es lo que viene defendiendo la Unión Europea como bloque desde hace seis décadas. En los últimos tiempos lo ha reivindicado con vehemencia el Parlamento Europeo en sus resoluciones y el ministro José Manuel Albares hizo lo propio ante la Asamblea General de la ONU. Ahora, el avance de gigante que pretende liderar España deja la pelota en manos de los gobiernos, y es ahí donde llega el verdadero problema.

En contra: sin grandes apoyos y con división en los 27

España todavía sigue recabando respaldo de otros socios, pero no encuentra grandes apoyos en el marco de los 27: Alemania, Francia o Italia van con la boca pequeña, sobre todo la primera, socio por antonomasia de Israel. Berlín ha sido acusado en reiteradas ocasiones de mantener una posición tibia respecto al conflicto, y la mayoría de Estados miembros de la UE quieren que haya un consenso total que todavía no existe. Esa división también se ve a la hora de aprobar sanciones contra Israel o incluso sobre la sociedad comercial de la Unión con Tel Aviv. Si el motor de la Unión no está de tu lado el objetivo final se desvanece, y esta no iba a ser una excepción.

En Bruselas una opinión extendida es que el reconocimiento del Estado palestino tiene que llegar desde la unidad. "No es lo deseable hacerlo de manera unilateral", insisten fuentes comunitarias consultadas por 20minutos, que a su vez son conscientes de que la "última palabra está en cada uno de los países miembros". Ese camino 'personalista' es el que le afean también a Sánchez en España desde la oposición tanto el PP como Vox. Alberto Núñez Feijóo, de hecho, ha acusado al jefe del Ejecutivo de dar bandazos en su política internacional y le pide que una decisión de tal calado sea aprobada por el Congreso de los Diputados.

En conclusión, Pedro Sánchez ha hecho una apuesta muy fuerte que ahora le tiene entre dos aguas, pero no parece que vaya a renunciar a ella, porque también entra en juego su intención de reforzarse como líder europeo, sin perder una compostura que pareció tambalearse en esos cinco días de "reflexión" que se tomó para decidir si dimitía o seguía en Moncloa. Despejada la duda, ahora quiere despejar del todo el camino también para el reconocimiento del Estado palestino.

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