El presidente sirio, Bachar al Asad, se encuentra cada vez más acorralado después de que la coalición insurgente liderada por los islamistas y con el apoyo de Turquía que inició la semana pasada una ofensiva contra su Gobierno haya anunciado la toma de Homs, la tercera ciudad más grande de Siria y un enclave estratégico crucial.
"Anunciamos la completa liberación de la ciudad de Homs", ha hecho saber el portavoz de la alianza, coronel Hasan Abdel Ghani, en un discurso publicado en la cuenta de Telegram del movimiento.
Sin embargo, el Ejército sirio, a través de la agencia estatal SANA, ha desmentido esta información al asegurar que la situación es "segura y estable".
"La situación es segura y estable, y nuestras fuerzas armadas están desplegadas alrededor de la ciudad y están posicionadas en líneas defensivas fortificadas y reforzadas con varios tipos de armas", ha señalado la información del Ejército difundida por la agencia oficial siria.
No obstante, la cadena Al Jazeera ha informado de celebraciones en las calles de Homs, donde cientos de personas se congregaron en la emblemática "rotonda del reloj", en el centro de la ciudad, exigiendo la caída del presidente sirio, Bachar al Asad. Este lugar, cargado de simbolismo, fue escenario de una masacre en abril de 2011, al inicio del conflicto, cuando al menos 18 manifestantes murieron por disparos de las fuerzas de seguridad.
Homs, considerada un bastión opositor en los primeros años de la guerra civil que estalló en 2011, ha sido testigo de combates intermitentes a lo largo del conflicto.
De confirmarse la captura de la ciudad por parte de los rebeldes, sería un golpe significativo para el régimen en Damasco, ya que dejaría a la capital siria sin conexión terrestre con las ciudades mediterráneas de Tartús, feudo de la familia Al Asad, y Latakia, la principal base de las fuerzas rusas que respaldan al régimen.