Los responsables de la reapertura de la catedral de Notre Dame han reorganizado este viernes sus planes y finalmente se realizará solo en el interior del templo debido a las condiciones meteorológicas desfavorables previstas para este sábado.
"De común acuerdo entre la diócesis de París y la Presidencia de la República, toda la ceremonia tendrá lugar en el interior de la catedral de Notre Dame de París", han detallado las dos instituciones en un comunicado conjunto.
En este sentido, han explicado que los servicios meteorológicos prevén rachas de viento de entre 65 y 80 kilómetros por hora, lo que obliga a reorganizar los preparativos. Al principio, el evento contemplaban dos tiempos muy marcados: uno más político en el exterior, liderado por el presidente, Emmanuel Macron, y otro en el interior, más puramente religioso, con el arzobispo de París, Laurent Ulrich, como protagonista.
La ceremonia iba a empezar a las 19:00 horas en el patio junto a la fachada, donde se iban a ubicar todos los invitados. La lista de asistentes incluye a la primera dama estadounidense, Jill Biden, y al presidente electo, Donald Trump; los reyes de los belgas Felipe y Matilde; el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier; el ucraniano, Volodímir Zelenski; el jefe de Estado paraguayo, Santiago Peña, o el de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi.
Para comenzar se iba a proyectar un vídeo sobre la reconstrucción y se iban a realizar una lectura dramatizada y un número musical. Después, se iba a dar paso al plato fuerte de los actos en el exterior: un discurso del presidente Macron para resaltar la reapertura como un momento de orgullo nacional y de unidad.
Desde el Elíseo habían incidido en marcar el carácter laico y republicano de esa intervención del presidente y realizar el discurso en el exterior contribuía a reforzar ese mensaje. Tras esos actos, de acuerdo a la planificación original, asumiría la batuta el arzobispo Ulrich para golpear con la cruz la puerta de la catedral gótica, pronunciando un salmo tres veces antes de cruzar el umbral.
Con ese solemne momento quedaría oficialmente reabierta Notre Dame y se podría dar paso a todos los invitados al interior. La organización no ha transmitido cómo se desarrollará el programa al ser trasladado íntegramente al interior de la catedral.
La de mañana es la segunda vez que el clima amarga este año un acontecimiento de gran envergadura, después de que la lluvia aguara completamente la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, que discurrió a lo largo del Sena y junto a la torre Eiffel. En aquel caso, pese a todo, se mantuvo tal y como estaba planeada y se convirtió en la primera inauguración olímpica realizada fuera de un estadio.