Prince, Chris Martin, Marilyn Manson o Coque Malla: músicos que hicieron de sí mismos en películas y series

No es un género precisamente transitado, pero siempre resulta fructífero. Hace poco hemos visto a Coque Malla ejerciendo de él mismo en Buscando a Coque (2024), una reciente película en la que ella, Alexandra Jiménez, le confiesa a su pareja, Hugo Silva, que ha tenido una noche loca con el músico favorito de su adolescencia. Y ese es, evidentemente, Coque Malla, quien se interpreta a sí mismo en esta cinta que resulta tan desconcertante como, claro, divertida. Siempre dan muchos réditos cinematográficos los líos locos de inesperados tríos.

¿Cómo será 'hacer de uno mismo' en una peli? ¿Hay que prepararse el papel, quizás, más que los demás? Supongamos que la directriz principal del director de turno sea aquello de 'sé tú mismo'. No suena mal del todo, aun cuando ser uno mismo en ocasiones no es precisamente lo que sale de manera más natural. Una impostada naturalidad que se multiplica exponencialmente si eres una estrella de la música metiendo tus pezuñas en las charcas audiovisuales del séptimo arte. Definitivamente, es todo lo contrario: problema seguro si el actor es un cantante.

Un Bono, por ejemplo. El carismático y siempre comprometido cantante de U2 aparece en El séquito (Entourage, 2004-2011), una serie en la que Matt Damon haciendo de Matt Damon (el metaverso era esto) intenta que el protagonista, Vincent Chase (interpretado por Adrian Grenier) done dinero para la beneficencia infantil. Ante la muralla de resistencia contra la que tiene que pelear, termina poniéndole cara a cara en videollamada con el vocalista irlandés, quien le espeta: "Es por los niños, venga". Para rizar el rizo, durante un concierto real de U2 en el Vertigo Tour, Bono felicita el cumpleaños a Johnny Drama, otro de los protagonistas de esta ficción en la que el desfile de músicos reales es interminable: Snoop Dogg, Eminem (pegando un puñetazo al prota), 50 Cent, Christina Aguilera, Tonny Bennett, Kanye West o Lenny Kravitz.

El mundo de Wayne (Wayne’s World, 1992) es otro paseíllo estupendo de músicos en la última gran década del rock del siglo XX. Los protagonistas tienen un encuentro que es más bien una epifanía con Alice Cooper, alegóricamente cómodo en su papel de ella misma, quien por entonces tenía (y este es un mensaje para los chavales noventeros de entonces que ahora se despeñan hacia los cincuenta) apenas 42 años.

Más o menos por aquel entonces toda una nueva generación alucinó también con Tom Jones cantando It’s not unusual y los bailes de Carlton Banks en El príncipe de Bel-Air (1990-1996): un papel igualmente pasajero, pero seguramente todavía más perdurable (no es por insistir con el espinoso tema de la edad, pero el galés tiene ahora apenas 84 y entonces… pues eso).

El genial guitarrista Eddie Van Halen tuvo una aparición estelar en Dos hombres y medio con un apabullante solo de guitarra marca de la casa y una frase divertida de esas a las que siguen las pertinentes risas enlatadas al cruzarse en un baño público con el protagonista. En el mismo diario personal de Charlie Sheen en Malibú que es en realidad esta 'ficción' irrumpieron también Steven Tyler (como vecino molesto) o Elvis Costello (un coloquial compañero de partidas de cartas).

No habría mirada del acero azul sin el desprecio de David Bowie siendo plenamente David Bowie. De hecho, una simple búsqueda en internet nos muestra como primer resultado el siguiente: ¿Por qué apareció David Bowie en Zoolander? El algoritmo puede intuir que hay quien necesita respuestas al respecto, pero en absoluto puede saber qué demonios contestar. Pero lo cierto es que la presencia del magnético músico británico eleva el nivel de esta cinta cómica y queda para la posteridad como muestra de un sentido del humor que le lleva a reírse de sí mismo (o más bien de su personaje público) sin problema ninguno. De hecho, Bowie aparece también haciendo de Bowie en Extras (2005-2007), la serie ideada por el humorista Ricky Gervais.

Hay que reconocer que Marilyn Manson lo clava en Californication (2007-2014), descacharrante serie en la que Hank Moody (David Duchovny) es algo así como un Bukowski guapo, dejándose llevar por los excesos que sirve Hollywood en bandeja. El rockero, decíamos, lo clava. Más que nada porque resulta ser aficionado a las drogas, a las chavalas más jóvenes que él y todo lo que se puede esperar cuando el espectador ve aparecer en escena al mismísimo Marilyn Manson, que tiene aquí un papel mucho más extendido en apariciones y minutaje que un simple cameo.

Zooey Deschanel es la protagonista de New girl (2011-2018) y recibe una invitación para asistir a una fiesta en la casa de Prince, quien resulta ser un consejero sentimental de lo más efectivo. Y si quieres ver a Bob Dylan reír no tienes más que buscarle en Dharma y Greg (1996-2002), otra comedia de situación en la que el artista eternamente huraño sorprende al mostrarse totalmente relajado tocando en el local de ensayo con sus músicos mientras la protagonista toca la batería. Es que se parte de risa, lo nunca visto, qué cosa más extraña esto de interpretarse a sí mismo.

A lo largo de los años, no han sido pocos los músicos que han aprovechado su tirón popular para hacer caja con películas escritas expresamente para ellos. Hombres G es el caso nacional más claro con Sufre mamón (1987) y Suéltate el pelo (1988), dos cintas que son prácticamente un biopic ficcionado. A nivel internacional están, claro, los Beatles, con títulos como A hard day’s night (1964), Help! (1965) o Magical Mystery Tour (1967). También Michael Jackson hace de sí mismo en Moonwalker (1988) aunque esto es más bien una colección de videoclips con una trama que los une.

En su pico de popularidad, las Spice Girls trasladaron sus personajes artísticos al cine en Spice World (1997). Más recientemente, Foo Fighters protagonizaron su propia película de terror y misterio a lo Scooby Doo, Studio 666 (2022), en la que se mudan a una mansión de Encino (California) llena de espeluznantes historias del rock para grabar su nuevo disco.

Las series de comedia son, definitivamente, un filón para las apariciones más o menos largas de músicos. Ahí está el caso del cantante de Coldplay, Chris Martin, quien lleva hasta el extremo de la comedia su imagen de chico bueno, majo, amable, simpático y todos los adjetivos relacionados imaginables en su papel en Modern family (2009-2020).

Tanto es así que, tras la fascinación inicial, termina resultando cargante y molesto para un Phil Dunphy que ya tenía suficiente con estar hospitalizado. Por lo que sea, el inglés termina cantando, con uitarra acústica en mano, para trabajadores y pacientes del hospital.

En esta misma línea, Sting aparece siendo Sting en un episodio de Life is too short (2011-2012), otra serie dirigida y protagonizada por Ricky Gervais, en la que el artista coordina una subasta benéfica que termina resultando de lo más problemática. Otra escena jocosa es la de George Michael en la serie Eli Stone (2008-2009), quien parapetado tras unas voluminosas gafas de sol refunfuña después de ser confundido con Bono de U2.

En otro tono más oscuro participó Black Sabbath en un episodio de CSI (2000-2015) en el que los investigadores investigan una serie de asesinatos relacionados con El infierno de Dante. Es así como Ted Danson y Marc Vann terminan en una actuación del legendario grupo de heavy metal, a cuyo término los detectives entran al camerino para hablar con Ozzy Osbourne.

Puede que haya quedado en el olvido colectivo por algún motivo, pero los Backstreet Boys salieron en un episodio de A las 11 en casa (1998-1999), serie española protagonizada por Ana Obregón y Antonio Resines. En este capítulo, titulado Mi novio es un Backstreet Boy, hicieron un estupendo playback de su éxito As long as you love me y luego una de las protagonistas, Lucía, tiene un encuentro en camerinos con Howie Dorough, uno de los integrantes del quinteto.

Y sí, también hay que recordar el cameo de Britney Spears en Médico de familia (1995-1999) en una escena en la que la artista intenta, sin éxito, sacar una bebida de una máquina de refrescos. Es entonces cuando aparece Nacho Martín, protagonizado por Emilio Aragón, para echarle una mano, obnubilado, ante la estrella del pop, justo antes de que llegue Alicia (Lydia Bosch) para llevársela al estudio para entrevistarla.

Hay muchos otros variopintos casos que podrían hacer este repaso interminable, pero es necesario rememorar a Stevie Wonder en El show de Bill Cosby (1984-1992) o The Beach Boys en Padres forzosos (1987-1995).

Y para terminar, un caso singular y particular con Enrique Bunbury poniéndose voz a sí mismo en La estrella azul (2024), película que narra la vida del líder del grupo zaragozano Más Birras, Mauricio Aznar, a quien el cantante de Héroes del Silencio llama sin éxito repetidamente por teléfono al fijo de su casa para proponerle una colaboración. Un cameo de voz, sin rostro, para una voz inconfundible.

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