Este 8 de diciembre es una fecha clave y muy esperada no solo para los franceses, sino para todos aquellos amantes de la historia del arte: Notre Dame reabre sus puertas al público desde que el incendio del lunes 15 de abril de 2019 dejara al planeta en vilo.
Después de más de cinco años desde que las llamas devoraran parte de la estructura, cientos de personas han trabajado para devolver a este símbolo de la arquitectura gótica su luz, forma y brillo original.
Desde que sonó la primera alarma hasta que llamaron a los bomberos pasó media hora
A lo largo de este reportaje audiovisual desglosamos la cadena de acontecimientos que sucedieron, desde que sonó la primera alarma hasta que llegaron los bomberos, y cómo cada minuto que pasaba era clave para conseguir frenar a tiempo el incendio.
Después del shock y de la imagen de la icónica catedral francesa ahogada en llamas, la respuesta para su restauración fue clara y unánime: Notre Dame se tenía que recuperar. En total se consiguió reunir 840 millones de euros.
Para esta tarea, como muestra el vídeo, ha sido imprescindible la mano de obra de artesanos conocedores de las herramientas y métodos de la Edad Media. Gracias a ello, se ha restaurado por completo el armazón (la fôret) el pináculo, de 96 metros de altura.
El armazón original estaba compuesto de 1.300 robles y cada viga pertenecía a un árbol diferente
Como cuenta el profesor y divulgador de Historia del Arte, Rubén López (@didartico): "La famosa aguja no formaba parte del proyecto original de la catedral, sino que había sido restaurada en el siglo XIX por el arquitecto francés Viollet-le-Duc".
Además de esta anécdota, hablamos de la importancia de juegos como Assasin's Creed gracias a sus precisos modelos 3D, del verdadero apelativo de las famosas "gárgolas" que lucen en lo alto de la catedral y de la importancia del gallo para los franceses, de ahí que aparezca en sitios como en su camiseta de la selección o la creación de marcas textiles con este símbolo.
Este domingo, por fin, Notre-Dame, el símbolo arquitectónico del pueblo francés, resurge de sus cenizas para volver a acoger a miles de fieles y turistas cada día entre sus paredes gracias al trabajo de tantas personas implicadas.