La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. Es un hecho y se demuestra en muchas áreas de nuestra realidad, como puede ser el mercado laboral. En este sentido, el último informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) sobre los efectos de esta nueva tecnología en los empleos recoge que en el caso español la región más expuestas a la incursión de la IA es la Comunidad de Madrid, cuya capitalidad la sitúa en ese puesto, junto a Cataluña. Por contra, las que menos riesgos corren en este sentido son Castilla la Mancha y Extremadura.
Otra variable que recoge el documento tiene que ver con la automatización del trabajo. En este sentido, se refiere a las opciones que hay de que los empleos desarrollados por humanos hasta ahora se acaben llevando a cabo por maquinaria. Ahí las regiones más propensas son Navarra y el País Vasco, y la que menos Andalucía. Esto resulta algo lógico si se tiene en cuenta que los sectores más propensos a la automatización son los manufactureros, muy presentes en el norte de la península pero no tanto en la parte sur.
Por otro lado, la OCDE avisa de que en todos los sectores de la UE, solo el 5% de los trabajadores de la agricultura se consideran expuestos a la IA generativa, frente al 71% de los trabajadores de la industria de la información y las comunicaciones. Entre estos últimos, una pequeña parte de los trabajadores (5%) se ve altamente expuesta en estos momentos (es decir, la mitad de sus tareas podrían acelerarse significativamente mediante el uso de la IA generativa), pero esta cifra podría alcanzar casi el 90% en el futuro. La proporción de trabajadores altamente expuestos en la industria financiera y de seguros en el futuro podría ser aún mayor, de casi el 97%.
Al mismo tiempo, recoge el documento, la mayoría de los países de la OCDE se verán afectados por la presión demográfica sobre la rigidez del mercado laboral. Es decir, cuentan con un mercado laboral poco flexible; poco propenso a la creación de nuevos puestos de trabajo. Para 2042, en 25 de los 26 países para los que se dispone de datos, se espera que la media nacional de rigidez del mercado laboral regional aumente debido a la presión demográfica. Sin embargo, el grado de este aumento varía mucho de un país a otro. El mayor aumento se prevé en Italia, donde la rigidez del mercado laboral aumentará casi un 30%, seguida de Portugal (24,2%), España (22,9%) y Grecia (21,7%). Por el contrario, Irlanda es el único país en el que el cambio demográfico reducirá la rigidez del mercado laboral en 2042, pero el grado es insignificante (con una caída de un 0,9%).
El estudio dibuja un futuro con brechas importantes. De hecho, en los países de la Unión Europea, los trabajadores en las ciudades están significativamente más expuestos que en otros lugares. En concreto, en la UE, más del 36% de los empleos en las ciudades están expuestos a la IA generativa, mientras que, en las zonas rurales, solo es el 21%. En algunos Estados miembros, como Polonia, Hungría o Grecia la proporción de empleo expuesto a la IA generativa es al menos el doble en las ciudades en comparación con las zonas rurales.
La OCDE recoge también los posibles efectos positivos que tenga la inteligencia artificial sobre el mercado laboral. La organización argumenta que el uso de la IA puede ayudar a aliviar las presiones en sectores que sufren escasez de mano de obra, desde la sanidad a la industria manufacturera. En el sector sanitario, las tecnologías de IA centradas en la racionalización de las operaciones hospitalarias, la asistencia al diagnóstico y las prácticas de enfermería pueden liberar tiempo para la atención al paciente. En las regiones con escasez de mano de obra en el sector manufacturero, la automatización robótica puede, escribe la organización, reducir significativamente los costes operativos, garantizar una producción más optimizada, ayudar a evitar lesiones y errores humanos, y aumentar la calidad de la producción y reducir los defectos de los productos.
Al mismo tiempo, las regiones con una fuerte presencia de la agricultura también podrían beneficiarse de la IA a través de tecnologías agrícolas de precisión, riego automatizado y control de plagas, mejorando el rendimiento de los cultivos y reduciendo la necesidad de algunos tipos de cualificaciones humanas, concluye el estudio.
Por otra parte, "la descentralización del sistema de enseñanza superior mediante la apertura de nuevas instituciones de enseñanza superior (IES) en regiones no metropolitanas puede tener el potencial de aumentar el atractivo del lugar, en particular para los trabajadores jóvenes y las empresas", sostiene, puesto que muchos jóvenes y trabajadores jóvenes de los países de la OCDE emigran de regiones remotas a regiones metropolitanas, en las que suelen concentrarse las oportunidades educativas y profesionales.
"Para contrarrestar la emigración de jóvenes de regiones remotas, que agrava la escasez de mano de obra en regiones en declive demográfico, y para apoyar el desarrollo económico regional de estas últimas, algunos países de la OCDE descentralizan el sistema educativo situando estratégicamente nuevas Instituciones de Educación Superior (IES) lejos de las áreas metropolitanas", explica la organización, poniendo el foco también de manera relevante en la parte formativa. "Con la apertura de nuevas IES en regiones menos desarrolladas, los gobiernos, además de atraer estudiantes, también pretenden atraer a empresas innovadoras que puedan contratar directamente entre el conjunto de titulados altamente cualificados de las nuevas IES. Esto, a su vez, puede crear nuevas oportunidades de empleo para los trabajadores de estas regiones", terminan.
El informe concluye alertando a los países de que tienen que adaptar sus mercados laborales a la influencia y presencia cada vez más crecientes de la IA. "Al crear capacidades locales de IA, las regiones pueden modernizar las industrias tradicionales, atraer nuevas inversiones y aprovechar las tecnologías emergentes para el desarrollo sostenible. Este enfoque puede ser especialmente valioso para las regiones que se enfrentan a presiones demográficas, escasa creación de empleo o estructuras industriales obsoletas, y para cerrar las brechas entre las zonas urbanas y rurales", expone la OCDE, que recalca la necesidad de "enseñar" a los trabajadores a gestionar estas nuevas realidades.