Por qué K2-18b tiene más visos que otros exoplanetas de albergar vida extraterrestre

Como en aquel anuncio con forma de dirigible que en Blade Runner animaba a la gente a mudarse a las colonias para tener una vida mejor, algún día viajaremos a K2-18b. Viviremos en ese planeta o tal vez tengamos una segunda residencia para pasar las vacaciones. Claro que si eso llega a ocurrir ya lo disfrutarán nuestros bisnietos. Nosotros no pisaremos K2-18b: está a más de cien años luz. Lo que hoy hace distinto a este planeta de otros tan lejanos es que se han hallado pruebas de posible vida. Sería entonces vida extraterrestre.

Cómo es K2-18b

El planeta K2-18b es un exoplaneta, o sea, un planeta extrasolar, que orbita una estrella diferente al Sol y que, por lo tanto, no pertenece al sistema solar. Da vueltas en torno a la estrella enana roja K2-18 cada 33 días. Esa estrella está en la constelación de Leo a 124 años luz de la Tierra. Conocido también como EPIC 201912552 b es 8,6 veces más grande que la Tierra.

K2-18b ha sido objeto de un amplio estudio desde que los astrónomos anunciaran en 2019 que habían hallado posibles indicios de vapor de agua en su atmósfera. Con datos del telescopio espacial Kepler, el telescopio espacial Spitzer y el telescopio espacial Hubble, dos estudios concluyeron que hay cantidades significativas de vapor de agua en su atmósfera.

Qué es un planeta hicéano

El año pasado la NASA comunicó que el telescopio espacial James Webb podría haber detectado una molécula en la atmósfera de K2-18b que en la Tierra solo se produce con vida. En concreto, moléculas que contienen carbono, entre ellas metano y dióxido de carbono (CO2). Se cree que en su atmósfera hay gas sulfuro de dimetilo (DMS), que en nuestro planeta es un indicador de actividad biológica.

Nuestros hallazgos subrayan la importancia de considerar diversos entornos habitables en la búsqueda de vida en otros lugares"

Los datos de 2019 y 2023 sugieren que K2-18b podría ser un planeta hicéano: con una atmósfera rica en hidrógeno y una superficie cubierta de océanos de agua. El gran tamaño del planeta, con un radio 2,6 veces mayor que el de la Tierra, significa que su interior contiene probablemente un gran manto de hielo a alta presión, como Neptuno, pero con la atmósfera más fina rica en hidrógeno y la superficie oceánica.

A confirmar que hay sulfuro de dimetilo

La abundancia de metano y dióxido de carbono, y la escasez de amoniaco, apoyan la hipótesis de que en el planeta K2-18b pueda haber un océano bajo una atmósfera rica en hidrógeno. En la Tierra la única fuente conocida de sulfuro de dimetilo es biológica y lo produce principalmente el fitoplancton de los océanos.

Aunque los datos preliminares sugieren la presencia de gas sulfuro de dimetilo con más del 50% de certeza, aún están lejos de ser una confirmación definitiva, aseguró recientemtne, en declaraciones a The Times, Nikku Madhusudhan, investigador de la Universidad de Cambridge y autor principal de un estudio en The Astrophysical Journal Letters donde se publican estos resultados.

Condiciones que podrían soportar vida

De ese modo, K2-18b sería el único superplaneta de la Tierra conocido por albergar tanto agua como temperaturas que podrían soportar vida. Algunos astrónomos creen que estos mundos hicéanos son entornos prometedores para buscar indicios de vida. "Nuestros hallazgos subrayan la importancia de considerar diversos entornos habitables en la búsqueda de vida en otros lugares", dijo Madhusudhan, cuyo estudio se publicó en The Astrophysical Journal Letters.

Nuestro objetivo es identificar vida en un exoplaneta habitable, lo que transformaría la comprensión de nuestro lugar en el universo"

Los exoplanetas como K2-18b, que tienen tamaños entre los de la Tierra y Neptuno, no se parecen a nada los de nuestro sistema solar, cuenta SINC. Esta falta de mundos cercanos equivalentes hace que sean poco conocidos y la naturaleza de sus atmósferas es objeto de debate entre los especialistas. Según Madhusudhan, "tradicionalmente, la búsqueda de vida en exoplanetas se ha centrado principalmente en planetas rocosos más pequeños, pero los mundos hicéanos más grandes son mucho más propicios para las observaciones atmosféricas".

El James Webb nos abre los ojos

El telescopio espacial James Webb fue lanzado el 25 de diciembre de 2021. Su destino era un punto orbital alrededor del sol, cerca del punto Lagrange L2 Sol-Tierra, situado a aproximadamente 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Desde allí, puede otear el universo en magníficas condiciones, sin las interferencias atmosféricas que afectan a los telescopios terrestres.

El Webb está programado para realizar observaciones más focalizadas de K2-18b, con la esperanza de confirmar o descartar la presencia de vida basada en la detección de sulfuro de dimetilo y otros posibles bioindicadores. "Las próximas observaciones del telescopio espacial deberían poder confirmar si el DMS está realmente presente en su atmósfera en niveles significativos", apunta Madhusudhan.

Encontrar un exoplaneta habitable

Aunque K2-18b se encuentra en la zona habitable de su estrella y se sabe que alberga moléculas de carbono. Sin embargo, según los investigadores, esto no significa necesariamente que el planeta pueda albergar vida.

"Nuestro objetivo final es la identificación de vida en un exoplaneta habitable, lo que transformaría nuestra comprensión de nuestro lugar en el universo", concluye Madhusudhan, "de momento, nuestros hallazgos son un paso prometedor hacia una comprensión más profunda de los mundos hicéanos en esta búsqueda".

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