¿Qué estamos haciendo mal?

Solo tenía 15 años. Tenía toda la vida por delante, tenía que vivir muchos desengaños amorosos, muchas primeras veces que nunca llegaron, muchas ilusiones y sueños cumplidos, y muchos otros tantos frustrados. Tenía que simplemente vivir. Pero a Cloe su exnovio le arrebató todo eso apuñalándola en el cuello en un callejón. Le había dejado ella. Y eso él se lo cobró con su vida.

Cada muerte de una mujer por violencia de género es un drama inasumible como sociedad, pero más aún si estamos hablando de menores. Las cifras nos dicen que cada vez son más los chicos jóvenes que creen que amar es sinónimo de poseer, de controlar, que los celos son un síntoma de amor, que un "te quiero" va acompañado de un aislamiento de su entorno.

¿Qué estamos haciendo mal para que, cuanto más sepamos y hablemos de ello, más retrocedamos entre los jóvenes? Hay un discurso que ha calado entre los más jóvenes y los no tan jóvenes. Todos los avances de las mujeres, los logros conseguidos, las reformas de las leyes, las han percibido como un ataque hacia los hombres. Hay un discurso que ha ido calando poco a poco entre los chicos jóvenes. Lo ven en redes, en divulgadores o creadores de contenido a los que les da igual inventarse cifras sobre denuncias falsas, sobre ataques contra hombres, sobre sentencias inventadas… Bulos y mentiras que reciben miles de visualizaciones y que acaban consumiéndose como verdades. Ha pasado con la DANA en Valencia y pasa cada día con esto también.

Las asociaciones y fundaciones que atienden a los menores y adolescentes vulnerables, víctimas de violencia de género, nos lo advierten. Necesitamos crear referentes y estereotipos en redes sociales que lleguen a todos esos jóvenes que se sienten agredidos por el nuevo feminismo. Esto no va de ir contra nadie, esto va de crecer en igualdad, ellos y ellas, de crecer en empatía, ellos y ellas, de crecer en respeto, ellos y ellas, de crecer en una sexualidad entendida desde el consentimiento y el placer mutuo, ellos y ellas…

Si dejamos que esto siga así, también aquí tendremos dos Españas, dos bandos, dos grupos que no acabarán de entenderse. Y aquí, permítanme decirles, no nos lo podemos permitir.

Con Cloe llegamos demasiado tarde. No lo hagamos con todas esas chicas y chicos que empiezan a tener sus primeras relaciones. Creemos un espacio de seguridad para ambos, para que los dos puedan explorar el amor desde el respeto, desde el enamoramiento sano que todos tuvimos alguna vez con su edad. Se lo merecen. Y solo lo podrán hacer si todos, escuela, padres, amigos, instituciones y sociedad levantamos un muro contra la violencia de género. Un muro basado en la educación.

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