El 'esquema Ponzi': Así funciona la estafa de Madeira Invest Club, el 'chiringuito' que donó 100.000 euros a Alvise Pérez

La estafa orquestada por Álvaro Romillo, el empresario que donó 100.000 euros en metálico a Luis Pérez Fernández (Alvise) semanas antes de las elecciones europeas, no es en absoluto novedosa. Romillo creó un club de inversiones, el Madeira Invest Club, en torno al que desarrolló un entramado al que se conoce en el argot como "esquema Ponzi". Es un engaño tan antiguo que recibe su nombre de un estafador estadounidense de la década de 1920, y resulta similar a una estafa piramidal.

En los últimos días, dos asociaciones han presentado denuncias contra la sociedad de Álvaro Romillo, cada una en representación de cientos de afectados por la presunta estafa del Madeira Invest Club. Y el propio Romillo ha denunciado ante la Fiscalía a Alvise Pérez por un delito de financiación ilegal de su campaña. El Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional ya estudia la presunta macroestafa, que se guiaba por el esquema Ponzi, según relatan fuentes jurídicas.

Así funciona el esquema Ponzi

Las estafas que se encuadran en este esquema empiezan, como la mayoría, con una promesa. En este caso, suele tratarse de una promesa de alta rentabilidad para los inversores que se sumen a un negocio, en este caso el Madeira Invest Club. Tal y como relata una de las denuncias presentadas, a la que ha tenido acceso este periódico, el club se creó en el año 2023, cuando Álvaro Romillo había adquirido una cierta fama online bajo el pseudónimo 'CryptoSpain'.

Romillo, que también se hacía llamar Luis y tapaba su cara con una mascarilla, había obtenido cierta relevancia hablando de cripto finanzas y de elusión fiscal. Entonces lanzó Madeira Invest Club: un grupo exclusivo al que se accedía mediante una membresía de 2.000 euros anuales, y que según anunciaba Romillo abría la puerta a multitud de inversiones con rentabilidades muy altas, a las que llamaban "obras".

Esas obras "comprendían distintas operaciones de flipping house (adquisición de viviendas antiguas para su reforma y posterior reventa), vehículos de lujo, alquiler y servicios de charter de embarcaciones, colecciones de arte, colecciones de botellas de whisky, colecciones de relojes..."

Tal y como explican fuentes jurídicas, el club era "como un mercadillo, se ofrecían todo tipo de cosas". Y sobre todo los primeros inversores obtenían unos supuestos intereses, pero estos no salían de la rentabilidad de la inversión, sino del dinero de los nuevos inversores. Según la lógica del sistema Ponzi, cuando los inversores depositan una cantidad de dinero, los intereses que se les retribuyen no son por la rentabilidad del negocio en el que creen que están invirtiendo.

Al contrario, los intereses se pagan con el dinero de los nuevos inversores, de forma que la estafa necesita continuamente que haya reinversiones o, en su defecto, captar a nuevas víctimas. De lo contrario, el entramado se desmonta.

Una de las fuentes cercanas a las víctimas lo ejemplifica de la siguiente manera: "Te ofrecían un proyecto digitalizado a través de NFTs. El proyecto es la construcción de un hotel de lujo en República Dominicana, y te prometen una rentabilidad altísima en poco tiempo. Tu adquieres un 1% de un NFT, que es un millón de euros, los pagas y te prometen medio millón. El hotel no existe, simplemente has comprado un NFT que no vale un pimiento: te han engañado".

Una de las inversiones que se ofrecían era el concesionario de vehículos de lujo PKW Italien S.L, que poseía al entramado del club. Según relata una de las denuncias presentadas en la Audiencia Nacional, "entre los días 12 y 15 de septiembre", los propietarios del concesionario lo han vaciado, han cerrado el local y han despedido sin justificación a todos los empleados. "Se desconoce el paradero de los vehículos de lujo que habitualmente se encontraban ahí, pertenecientes a marcas como Porsche, Ferrari o Bentley", relata el escrito.

Las cajas fuertes

Paralelamente a la creación del Madeira Invest Club, los denunciados pusieron en marcha un proyecto llamado Sentinel BQ; una empresa de cajas fuertes domiciliada en direcciones falsas a la que acudían los inversores para dejar su dinero. Era "un negocio dedicado a la custodia de oro, dinero en efectivo y criptomonedas con el objetivo de facilitar la elusión fiscal derivada de su tenencia". Los inversores depositaban su capital "a través de préstamos, dado que esto no se considera un incremento patrimonial y no es preciso tributarlo".

Desde agosto de este año, según señala una de las denuncias, no se puede acceder a estas cajas fuertes. Han quedado "bloqueadas cantidades posiblemente millonarias pertenecientes a las víctimas", señala el escrito, "se sospecha que los denunciados pueden haber procedido a su vaciado".

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