España necesita 25 millones de migrantes más en edad laboral en 2053 para mantener la proporción trabajador-pensionista actual

España afronta un reto mayúsculo en los próximos años: el envejecimiento de su población. Millones de baby boomers que ahora trabajan y contribuyen a sostener los Estados del bienestar se jubilarán en las próximas décadas. Y quienes les sustituirán en sus empleos —y abonarán las cotizaciones sociales para pagar sus pensiones— son una generación mucho menos numerosa.

De ahí que, si nada cambia, en los próximos años pasaremos de una proporción de 3,8 personas en edad de trabajar por cada pensionista a una de 2,1 en 2053, según las últimas proyecciones del INE. Mantener esa ratio de cuatro a uno parece una quimera, a juzgar por los cálculos del Banco de España. En concreto, estima el supervisor bancario, harían falta 24,7 millones de migrantes en edad de trabajar más de los que se esperan para esa fecha.

La llegada de 25 millones de extranjeros en edad de trabajar en 19 años se antoja casi imposible. Para ello, tendrían que entrar en España 1,3 millones de migrantes netos al año (descontando las salidas) una cifra sin precedentes en toda la historia reciente. Para poner el dato en contexto, basta recordar con que entre el año 2002 y el 2022 las llegadas netas alcanzaron los cinco millones, cinco veces menos de lo que sería necesario.

Descontado un improbable aumento repentino de fecundidad de la población española, el Banco de España estima que la llegada de migrantes tendría que triplicar las estimaciones previstas hasta 2053 para mantener la ratio persona en edad de trabajar-ocupado. Unas proyecciones que ya de por sí esperan que la población aumente en 10 millones de personas en los próximos diez años.

Lo que sugieren inequívocamente estos cálculos, es que el sistema público de pensiones tendrá que sostenerse irremediablemente con la contribución de menos trabajadores en el futuro próximo. "Los flujos migratorios han registrado un dinamismo muy elevado en los últimos años, pero no parece probable que puedan evitar el proceso de envejecimiento poblacional en el que se encuentra inmerso nuestro país, ni resolver por completo los desajustes que podrían surgir en el mercado de trabajo español en el futuro", zanja el supervisor bancario.

Además, el problema del envejecimiento se trasladará también al mercado laboral. La migración ayudará a contener el efecto, pero no es una bala mágica, precisamente por las características de las personas que llegan a trabajar a España. Los oficios del futuro, vinculados a la transformación digital y ecológica, exigen una cualificación que muchos de los migrantes que se espera recibir no tienen.

En consecuencia, el Banco de España sostiene que "sin cambios significativos en la naturaleza de los flujos migratorios, no parece probable que los flujos puedan resolver completamente los desajustes entre oferta y demanda de empleo que podrían producirse en los próximos años en el mercado laboral español".

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