Churchill y su inseparable puro 'cumplen' 150 años: repasamos en 11 píldoras la vida de un líder fundamental del siglo XX

Se cumplen 150 años del nacimiento de uno de los mandatarios más populares del siglo XX. Winston Churchill (1874-1965) fue el líder nato del Reino Unido en buenos y malos tiempos, el estratega, el gran orador, el luchador contra el fascismo nazi; pero también, el político colonialista y racista, el escritor y pintor, y el hedonista de puros y vinos.

Personalidad poliédrica, con luces (las más difundidas) y sombras (las más escondidas), Churchill y su puro son una imagen fundamental de la historia del pasado siglo. Nombrado en este siglo como "el más grande de los británicos", sigue muy vivo en la memoria colctiva del país. Estas que siguen son algunas de sus muchas facetas.

1. El hijo de buena familia

Winston Churchill nació el 30 de noviembre de 1874 en el palacio de Blenheim, Oxfordshire, por aquel entonces propiedad de su abuelo, séptimo duque de Marlborough. Su padre era lord Randolph Churchill y su madre una joven norteamericana llamada Jennie Jerome. Fue un niño feliz hasta que su padre lo internó en un costoso colegio de Ascot. Se hizo un rebelde que disentía caprichosamente. En 1888 ingresó en la escuela de Harrow. No fue un buen alumno: "Era brillante, pero sólo estudiaba cuando quería". Siendo hijo de un familia de la clase alta, siempre pudo elegir su destino. Origen aristocrático, pero la herencia que le dejó su padre al morir fue insignificante (su madre había gastado casi todo).

2. El hombre de una sola mujer

El 12 de septiembre de 1908, Churchill contrajo matrimonio con Clementine Hozier, brillante y bella pero no precisamente adinerada. Tuvieron cinco hijos: Diana, Randolph, Sara, Marigold y Mary. Cuando no estaban en Londres, los Churchill vivían en Chartwell House en Kent. La casa la compraron en 1922 y allí vivieron hasta su fallecimiento en 1965.

3. El político del puro

En 1893, Churchill ingresó, a la tercera, en la Academia Militar de Sandhurst. Al acabar se incorporó al regimiento de caballería Cuarto de Húsares. Sirvió en Cuba, Sudán y la India, donde pasó gran parte de su tiempo jugando al polo, el único deporte de pelota en el que alguna vez estuvo interesado. Fue con su pasó por tierras cubanas (aún españolas) cuando desarrolló su afición a los puros. Durante el resto de su vida fumó ocho o nueve al día. En casa tenía entre 3.000 y 4.000 puros, la mayoría 'Romeo y Julieta', su marca favorita. "En dos días su consumo de puros equivalía a mi salario semanal", contó uno de sus criados. Casi nunca daba una calada: masticaba el extremo hasta que se apagaba y entonces volvía a encenderlo. Tanto placer obtenía que durante la Segunda Guerra Mundial le hicieron una máscara de oxígeno especial, para un vuelo no presurizado a gran altitud, que le permitía seguir fumando su puro.

4. El estadista que "dibujaba" mapas

Como ministro para las colonias, Churchill desempeñó un papel importante en el establecimiento de las fronteras artificiales del Oriente Próximo moderno. Esto ocurrió a raíz del Acuerdo Sykes-Picot de 1916, en el que Gran Bretaña y Francia acordaron repartirse Oriente Próximo, ignorando fronteras étnicas y religiosas. La leyenda contó durante años que el pronunciado zigzag en la frontera entre Jordania y Arabia Saudí nació del hipo o estornudo que tuvo Churchill mientras dibujaba el mapa. No era verdad. La dibujó así para proporcionar a su nación un corredor aéreo ininterrumpido entre ambos países.

5. El mandatario que quiso matar a Hitler

Churchill combatió y venció a Hitler (en realidad lo hicieron EEUU y la URSS). El Fuhrer fue casi su obsesión. Tanto que estuvo implicado en el intento de asesinato de Hitler de la 'operación Valkiria'. En 2022, una filtración del MI5, el servicio de espionaje interno del Reino Unido, desveló los detalles de una gran conspiración que pudo haber reescrito la historia, en plena Segunda Guerra Mundial. Los documentos demuestran que uno de los conspiradores logró escapar. Era el abogado Otto John, de 45 años, que salió de Berlín oculto con destino a Madrid cuatro días después del atentado fallido contra el líder nazi. Había sido reclutado como agente por el MI6 dos años antes del atentado contra la vida de Hitler.

6. El dueño de un "perro negro"

Churchill tuvo un perro que le acompañó toda la vida. No, no era un animal. Sufría una depresión maníaca y era a esa afección a la que llamaba su "perro negro". Cuando le llegaba, su vida se detenía. Pasaba mucho tiempo en cama y perdía el apetito y la capacidad de concentración, y le llegaban pensamientos suicidas. Su amigo Lord Beaverbrook dijo una vez que siempre estaba "en la cima de la rueda de la confianza o en el fondo de una intensa depresión". De la depresión podía pasar a la hiperactividad mental, trabajando hasta altas horas de la madrugada. Claro que tal vez fuera efecto de las anfetaminas que, al menos durante los últimos años de la guerra, le recetó su médico. Todo fuera por evitar otro episodio depresivo.

7. El líder racista y colonialista

Pero no todo son halagos y aplausos. Churchill cometió grandes errores y fue hijo de su tiempo y de su país, esa potencia que iba desfalleciendo. Sin embargo, de los cerca de 1.600 libros sobre el mandatario británico, pocos desvelan sus facetas más oscuras. "El culto a Churchill es bastante reciente: se construye en los ochenta, bajo Margaret Thatcher. Durante la Guerra de las Malvinas contra Argentina, el país necesita una figura patriótica, así que usa a Churchill. Cientos de libros, documentales y películas inventan el mito", opinaba Tariq Ali, escritor y director de cine, en una entrevista con 20minutos en 2023. "Llamarlo racista es una de las críticas más suaves. Recordemos que su eslogan era Keep England white (Guardemos Inglaterra blanca)", explica Ali.

8. El hombre que consintió a Franco

Churchill sentía una sincera simpatía por España, posiblemente de carácter más bien histórico. Cuando estalla la Guerra civil española, Reino Unido adopta desde el comienzo una postura de no intervención. Para el primer ministro "era un suicidio político comprometer al país en una guerra en la que cualquier paso en falso podría significar poner en peligro aspectos esenciales para el Imperio, como la plaza de Gibraltar o el propio control tácito del estrecho", según el historiador Emilio Sáenz-Francés San Baldomero. Además, Churchill fue siempre un anticomunista convencido. Sobre la guerra de España (en sus palabras, la "úlcera española") escribió seis discursos en el parlamento o en tribunas públicas, diez artículos periodísticos y decenas de cartas y notas personales. En su libro Churchill and Spain, el historiador Richard Wigg muestra que la tolerancia mostrada hacia el comercio español en tiempos de guerra permitió la reconstrucción de las reservas de oro españolas que ayudaron a la dictadura a sobrevivir a su ostracismo internacional entre 1945 y 1950.

9. El "niño soldado de juguete vengativo"

Churchill es, ya vemos, una figura llena de claroscuros. Participó en varias guerras coloniales, apoyó escuadrones de la muerte durante la independencia de Irlanda, empleó medidas represivas contra la clase obrera y usó gases contra los kurdos en Irak. No todo el mundo ha olvidado su otra cara. "El actor Richard Burton lo describió como un "hombre malo, un niño soldado de juguete vengativo". En una entrevista dijo que lo odiaba. Los galeses no han olvidado cuánto sufrieron por su culpa" asegura Ali.

10. El hombre que perdió la paz

Acabada la Segunda Guerra Mundial, Churchill perdió las elecciones. Ganaron los laboristas, que iniciaron la construcción del Estado del Bienestar británico (lo cuenta el documental de Ken Loach, El espíritu del 45). Churchill fue muy criticado, satirizado y hasta olvidado. De ese modo fue líder de la oposición entre 1945 y 1951, cuando ganó por sorpresa y volvió a ser primer ministro. Renunció en 1955. Diez años después murió.

11. El escritor que pintaba

Tras la Primera Guerra Mundial le tocó asumir un papel secundario. En 1924 volvió con los conservadores y en 1925 fue nombrado ministro de Hacienda. Bajó su popularidad y terminó por apartarse de la política. Entre 1929 y 1939 siguió perteneciendo al Parlamento, pero se dedicó básicamente a pintar y escribir. Porque Churchill fue un gran escritor y hasta ganó el Premio Nobel de Literatura en 1953, dato que ha quedado algo sepultado por su biografía de estadista. Curiosamente, hubo otro Winston Churchill escritor. Este era norteamericano. Hoy del yankee nadie se acuerda, pero en aquella época, los dos escritores se confundían a menudo y por eso acordaron que el británico publicaría como "Winston S. Churchill" y el estadounidense como "Winston Churchill".

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