El 4 de diciembre de 1980 se estrenó la película Superman II de Richard Donner. Los fans de la época de los cómics estarían encantados con otra nueva entrega del superhéroe kryptoniano. No pretendo pinchar a todos aquellos que me leéis si esta película salió en vuestra infancia/adolescencia/juventud, pero en esas fechas yo no estaba ni planeado por mis padres, ya que nací en 1993, pero sé reconocer cuando un film caló hondo en la gente y estoy seguro que esta segunda parte cinematográfica del icono de DC Comics fue una de ellas.
Hay películas que envejecen bien, otras no tanto y otras que… mejor no comentar. Aquí cada uno que incluya la que quiera en las diferentes categorías. El caso es que Superman II tiene una escena que ha sido requeteanalizada por muchas personas y no es nada nuevo en el horizonte, pero es que en la categoría “envejecer regulinchi” la escena del niño cayéndose por las cataratas del Niágara es de obligada señalización con el dedo.
Me prometí que no iba a pinchar, en serio, y si la película es de tus favoritas, lo siento, pero seamos realistas. “Es que en esos años no puedes mofarte de cómo hacían las cosas porque [inserte argumento perfectamente válido, no tan válido o diciéndome que me vaya a correr un ratito por el prado]”. Entiendo que te pueda crispar que venga a sobreanalizar pero, más allá que pinchar, quiero enseñar; y esta escena me da vía libre para aterrizar grácilmente en vuestras pantallas de ordenador o móvil y preguntaros ¿Cuál es la catarata más alta del mundo? ¿Cuán grande tendría que ser la de la película Superman II para que el niño esté cayendo durante tanto tiempo? Y sobre todo, ¿este niño en qué demonios estaría pensando a la hora de hacer el tonto literalmente al lado de un acantilado? Pues a esto último tengo respuesta; lógicamente, porque quería que Superman le salvase. A las otras dos te contesto ahora mismo.
Un seguidor muy simpático de Costa Rica (@leeanndixlee7) ha contactado conmigo y me ha preguntado sobre esa escena en la que un niño se cae al vacío por jugar al borde exterior de una barandilla que está ahí para evitar ir directo a una caída importante. Mientras está cayendo al vacío pasa mucho tiempo. Mucho, mucho tiempo. Entre que unas personas dicen "oh no, se está cayendo", "anda, por ahí viene Superman" y, "qué asco de cataratas, me he mojado el pantalón", el chaval está en caída libre durante unos 27 segundos. No sois conscientes de que es muchísimo tiempo de caída.
Muchos de los que hemos estudiado la carrera de Física estamos muy familiarizados con las caídas libres, más que nada porque es lo que experimentamos continuamente en la universidad. Una caída libre de suspensos. Pero centrándonos en la cinemática de un cuerpo en caída libre, la fórmula que hay que usar para estimar el Tiempo de caída de un objeto desde una Altura conocida, soltándolo desde el reposo, es la siguiente:
Si os aburrís en casa podéis calcular vosotros mismos el tiempo que tarda en caer, por ejemplo, un tenedor desde el borde de la mesa. Un plan alucinante para un sábado noche mientras los demás están de fiesta. La ciencia puede ser apasionante. Con esta expresión podemos saber que caer desde lo alto de las cataratas del Niágara en realidad te llevaría unos 4 segundos y medio porque miden casi 100 metros de altura, como un rascacielos de 40 plantas aproximadamente:
¿Qué hace ese niño para tardar tanto entonces? Pues convertirse en un muñeco y flotar en los cortes de plano para que llegue Superman. Ya, eso no tiene sentido. Tendría más sentido buscar unas cataratas en la que en caída libre tardase 27 segundos en llegar al suelo. La cosa es... ¿Las hay?
Ni en la cascada más alta del mundo
El Salto del Ángel en Venezuela, de 959 metros de altura, es la cascada más alta del mundo con casi diez veces más altura que las cataratas del Niágara. Mientras que la caída libre de estas últimas es de 4 segundos, caer desde lo alto de Salto Ángel te llevaría... 13 segundos. Si te precipitases al vacío desde ahí, lo primero, no veo yo a Superman yendo a salvar a nadie a Venezuela porque América son los EE UU como bien sabemos y, lo segundo, no hay catarata en la tierra en la que estés cayendo durante 27 segundos, y te explico por qué.
La fórmula anterior nos sirve si sabemos la altura desde el objeto va a caer, pero si lo que conocemos es en realidad el Tiempo de caída, como es el caso de la escena de Superman II (27 segundos), la expresión para obtener la Altura sería así:
Ahora puedes coger un cronómetro y ver el tiempo que tarda en llegar al suelo el tenedor de antes. No hay mejor manera de ver qué altura tiene la mesa de tu salón. Si te ha salido que es más alta o más baja puede deberse por dos causas. Una, que te hayan estafado en la tienda donde la compraste. Dos, que hayas medido mal con el cronómetro. Mi experiencia dice que con un 99% de probabilidad se debe al mal uso del cronómetro, pero ojo con ese 1%, que es sospechoso.
Volviendo a la película, sustituyendo el tiempo donde el niño está volando (disfrutando de Pont Aeri porque está flying free) por 27 segundos:
El Salto del Ángel de Venezuela mide 959 metros de altura mientras que la de Superman II es de 3 kilómetros y medio y eso sin tener en cuenta que no ha llegado a estamparse. Estamos diciendo que tendrías que saltar desde prácticamente la cima del Teide para igualar la caída del niño.
Este dato puede ser muy divertido para que lo sueltes esta cena de Navidad con la familia, aunque me gustaría matizar (otra vez) que no se busca ridiculizar la película ni muchísimo menos. Estos análisis pueden dar pie a malinterpretaciones, pero nada más lejos de la realidad, soy consciente de que hace más de 40 años las películas se rodaban con los medios que disponían. Estoy seguro de que durante el estreno en cines dejaría al público ojiplático y visto hoy día, hay que reconocer que ese momento ha envejecido de forma cómica y un poco mal. Y siendo sensatos, quién no, la verdad.
Lo más importante es no jugar a hacer el tontorroncín en una barandilla con un precipicio al lado, porque en vez de esperarte abajo Superman, la gente va a decir “¿Es un pájaro?¿Es un avión? ¡No! ¡Es otro lumbreras que va a hacer choplof contra el agua!”.