Dos estudios recientes, uno de World Weather Attribution (WWA) y otro de la iniciativa europea ClimaMeter, vinculan directamente la devastadora DANA, que afectó a parte de Valencia el 29 de octubre, con el cambio climático.
Según el análisis de WWA, las lluvias fueron un 12% más intensas y el doble de probables debido al calentamiento global, comparado con el clima preindustrial que era 1,3ºC más frío que el actual.
Esto se debe al aumento de temperaturas producto de la quema de combustibles fósiles, que eleva la intensidad y frecuencia de estas lluvias torrenciales.
Por su parte, ClimaMeter señala que las DANA actuales son hasta un 15% más húmedas en el litoral mediterráneo en comparación con el pasado. La organización detalla que este mar, cada vez más cálido, favorece la formación de tormentas más potentes.
Este fenómeno está asociado a un incremento de hasta 4 °C en las condiciones climáticas de la región, lo cual alimenta los episodios de tormentas eléctricas que se desencadenan en la cuenca mediterránea.
Descenso de masas de aire frío hacia el sur
Ambos estudios han considerado tanto la variabilidad natural del clima como factores antropogénicos. El deshielo acelerado en el Ártico también está contribuyendo a modificar la dinámica atmosférica del hemisferio norte, afectando al comportamiento de la corriente en chorro, que se ondula más y permite el descenso de masas de aire frío hacia el sur de Europa. Estas condiciones refuerzan la inestabilidad atmosférica y potencian el efecto de las depresiones aisladas en la región.
Este fenómeno climático extremo se interpreta como una manifestación directa del cambio climático provocado por la actividad humana. Los expertos advierten que, mientras el Mediterráneo siga calentándose y el Ártico derritiéndose, el sureste español seguirá siendo vulnerable a estos eventos intensificados.