Los tumores de la médula espinal, como sucede con otros de los que afectan al sistema nervioso, son relativamente raros y poco frecuentes. Sin embargo, pueden tener consecuencias muy graves, por lo que es muy importante atender a sus síntomas para detectarlos de manera lo más temprana posible.
¿Qué es exactamente un tumor de la médula espinal?
Según explica la Clínica Mayo (Estados Unidos), los tumores de la médula espinal son aquellos que se desarrollan en el interior del conducto vertebral (intradural) o los huesos de la columna (vertebral).
A su vez, pueden clasificarse en intramedulares (en las células de la propia médula espinal, como gliomas, astrocitomas o ependimomas) o extramedulares (en la membrana que rodea la médula espinal o en las raíces nerviosas que salen de ella; algunos ejemplos son meningiomas, neurofibromas, schwannomas y otros tumores de la vaina nerviosa).
En muchos casos, los cánceres de la médula son producto de la diseminación de un tumor en otra parte del cuerpo más que tumores. Estos se denominan cánceres metastásicos en lugar de tumores de la médula espinal.
¿Cuáles son los síntomas?
Algunas de las señales que deberíamos atender para detectar a tiempo los tumores de la médula espinal incluyen:
- Dolor en la zona del tumor, debido al crecimiento de éste.
- Dolor en la espalda, a menudo transmitido a otras partes del cuerpo.
- Menor sensibilidad al dolor, el calor o el frío.
- Pérdida de la función intestinal o vesical.
- Dificultad para caminar, que a veces genera caídas.
- Dolor de espalda que empeora por las noches.
- Pérdida de sensibilidad o debilidad muscular, especialmente en brazos o piernas.
- Debilidad muscular, leve o grave, en diferentes partes del cuerpo.
Particularmente, el dolor de espalda es un síntoma precoz característico de los tumores espinales. También puede extenderse más allá de la espalda hacia las caderas, las piernas, los pies o los brazos y puede empeorar con el tiempo, incluso pese al tratamiento.
En términos generales, deberíamos consultar al médico siempre que aparezca un dolor de espalda que sea persistente y progresivo, que no esté relacionado con nuestras actividades, o que empeore por las noches, o también si tenemos antecedentes personales de cáncer.
De la misma forma, debemos buscar atención inmediata si aparece debilidad o entumecimiento gradual en las piernas o los brazos o cambios en el funcionamiento de la vejiga o los intestinos.
Varios de estos síntomas, especialmente por sí solos, pueden venir provocados por otras afecciones. Sea como sea, cuando aparezcan deberíamos en todo caso consultar con un especialista.
Cuáles son los factores de riesgo
Los tumores de la médula espinal comienza cuando las células de este órgano o de los huesos vertebrales desarrollan mutaciones en su ADN, que las llevan a reproducirse y crecer sin control, formando una masa cancerosa.
Por lo general, se considera que sus únicos factores de riesgo son enfermedades genéticas o hereditarias como la neurofibromatosis tipo 2 o la enfermedad de Von Hippel-Lindau.
¿Cómo se tratan los tumores de la médula espinal?
Los tratamientos para los tumores en la médula espinal dependen de una serie de cuestiones como son la localización precisa, el tipo concreto de tumor, el estadio de la enfermedad, la edad del paciente, su estado de salud y sus preferencias personales.
Por lo general, se valoran diferentes procedimientos quirúrgicos para extraer el cáncer. También es posible utilizar enfoques como la quimioterapia y la radioterapia; y algunos pacientes pueden beneficiarse de la administración de antiinflamatorios o corticosteroides, sobre todo en momentos precisos del tratamiento más que como opción a largo plazo.
Referencias
Clínica Mayo. Tumor de la médula espinal. Consultado online en https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/liver-cancer/symptoms-causes/syc-20353659 el 19 de noviembre de 2024.
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