"Al verme gitana, no me sentía tan capaz". Este testimonio que puede chirriar a cualquier persona es habitual entre el alumnado gitano, que sufre discriminación en las aulas y falta de apoyos en el entorno familia, en la mayoría de los casos. La vida escolar de los niños y niñas gitanas empieza más tarde y termina más pronto, dura una media 12 años. Dos de cada tres chicas y chicos gitanos no terminan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el abandono escolar se eleva hasta el 86%, cuando en el conjunto de la población se sitúa en el 13%. Por ello, la Fundación Secretariado Gitano (FSG) reclama un plan específico de orientación y refuerzo educativo para atajar estos "indecentes" datos.
En un evento organizado en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, la directora general de la Fundación Secretariado Gitano, Sara Giménez, ha denunciado que "nuestro sistema está fallando porque el 63% del alumnado gitano no termina la ESO frente al 4% de la sociedad en general, y porque el 83% del alumnado gitano tiene un abandono educativo. Cuando se va desgranando la situación, vemos una incorporación tardía a la educación infantil, altas tasas de repetición, o cómo los niños y las niñas gitanas, en un determinado momento, no formamos parte del sistema educativo. Podemos estar escolarizados y no formar parte del sistema educativo, y es ahí donde tenemos el gran reto pendiente". Con estas palabras ha presentado una nueva campaña de sensibilización que, bajo el lema 'La No Vuelta al Cole', trata de denunciar las desigualdades educativas que "lastran el futuro de la infancia y juventud gitana".
Giménez ha considerado estas cifras de "indecentes" y, para revertirlas, ha reclamado que las administraciones públicas implementen un plan específico de orientación y refuerzo escolar similar al programa Aulas Promociona que la FSG lleva a cabo desde 2009 en sus sedes de toda España y con el que llega a unos 1.600 alumnos al año. "Es un modelo que funciona y tenemos la prueba: el 80% de los estudiantes que reciben este apoyo fuera del aula termina la ESO y, de ellos, el 90% continúa con una formación superior", agrega a 20minutos.
El programa Aula Promociona consta de actividades de refuerzo con alumnado gitano fuera del horario escolar en las sedes de la Fundación Secretariado Gitano. Tutorías individuales, atención a las familias, aulas de apoyo y refuerzo orientativo son algunas de las sesiones llevadas a cabo. Manuel Vargas García, de 36 años, es orientador educativo de la FSG en Cuenca. Según su experiencia, la principal barrera para las familias es su "baja cualificación", muchas de ellas sin estudios obligatorios. Por ello, "llega un momento que no pueden ayudar a sus hijos con los deberes ni controlar si tienen bien hechos los exámenes. Además, son generalmente familias con bajos recursos económicos, por tanto no pueden costearse unas clases particulares de refuerzo".
Ese fue el caso de Naomi Vaca Saavedra, una de sus alumnas desde hace años que este año ha comenzado en la Universidad de Castilla-La Mancha el grado de Estudios Internacionales. No ha sido un camino fácil. "Mis principales dificultades fueron la desmotivación y el hecho de no tener referentes, otros compañeros o compañeras gitanas. Me sentía un poco desorientada", confiesa a este periódico. Pero no se rindió y fueron precisamente las ganas de convertirse en un referente para otras alumnas gitanas las que le ayudaron a seguir. Con 21 años, es la primera de su familia en llegar a la universidad. "Los prejuicios ya los tengo fuera, ahora soy una chica bastante segura de mí", dice.
Además de la falta del apoyo familiar, el alumnado gitano también tiene que enfrentarse a un profesorado que desconoce su realidad y que hacen "muchos comentarios que parecen que no pero que sí que calan, que van llenando esa mochilita que tenemos las personas agitan a lo largo de nuestra vida", continúa el educador Manuel Vargas, al tiempo que les pide que "se sensibilicen con la causa, que no tengan bajas expectativas con los niños y con las niñas, que no digan que 'es que van a cumplir los 16 años y ya sabemos lo que va a ocurrir' o que 'a ver si podemos conseguir que termine porque ya sabemos cómo son'. Todo este tipo de comentarios que se hacen en los centros educativos. Necesitamos más sensibilización y menos prejuicios", subraya.
La familia Borja López
Azucena López y Antonio Borja son padres de cuatro hijos de entre 27 y 10 años. La mayor trabaja de programadora informática en una consultora internacional. Su madre cuenta que al entrar en la compañía, los compañeros le preguntaban "si era árabe o latinoamericana, todo menos pensar que era gitana, española, de Madrid". En conversación con 20minutos explican que siempre han tenido que "demostrar lo que a los demás se les da por hecho". Ellos son casi una excepción, pues han apoyado siempre a sus hijos en los estudios, no solo para que tuvieran más opciones de conseguir mejores condiciones laborales, sino también "por enriquecimiento personal", cuenta el padre.
Borja, que dejó la escuela de pequeño tras sufrir, según cuenta, un episodio de racismo y prejuicios por parte de un profesor que sospechó de él tras desaparecer material escolar del aula, denuncia que "hay muchos colegios que claramente están segregados". En su opinión, el elevado fracaso escolar entre el alumnado gitano se debe a varios factores entre los que se encuentran la falta de referentes y soporte familiar, pero también la "desinformación": "Hay muchos padres gitanos que se encuentran con que termina el curso y nadie les ha informado de que tenían que haber echado una plaza para un instituto".
Este vendedor ambulante recuerda una situación discriminatoria vivida cuando su hijo terminó el colegio. "Fuimos allí a la fiesta, hicieron el vídeo donde se acaba a todos y a mi hijo no le sacaron en el vídeo, ni le entregaron el diploma... son cosas que... tampoco nos avisaban para las reuniones", reprocha.
La sensación que tiene esta familia es que al alumnado gitano "los pasan de curso para quitárselos de encima lo antes posible en el colegio y luego llegan al instituto sin el nivel adecuado". Una vez en el instituto, prosiguen, les meten en aulas aparte de adaptación "a dibujar, para que no molesten" de primero a tercero de la ESO y en cuarto les vuelven a poner con todos "porque tienen que graduar", pero ahí llega el batacazo.
En este sentido, Luis Garrote, que también es trabajador social en Aulas Promociona, denuncia que el alumnado gitano suele sufrir "desfase curricular" por parte de un "profesorado con poca vocación". Por ejemplo, se encuentra con alumnado "que están en quinto y sexto de Primaria y están trabajando sumas y restas conllevadas, que se da en los primeros años de Primaria". Eso hace sentir "desmotivados" a los niños y "les condena a un fracaso escolar en el futuro". "No tienen a nadie dentro del sistema que crea en ellos", lamenta.
La directora general de la Fundación Secretariado Gitano, Sara Giménez ha reivindicado "una ciudadanía plena", algo que "no podemos tener si el principal ascensor social que permite el progreso, que es la educación, con nosotros está averiado".